OPINIÓN

Manuel del Rosal: «Mangantes y traidores. “Prefiero el robo de un mangante a la traición de un traidor”»

Manuel del Rosal: "Mangantes y traidores. “Prefiero el robo de un mangante a la traición de un traidor”"

Con los ojos desorbitados y espumeando la saliva de la rabia, apretando esa mandíbula desencajada y con la color demudada, Pedro Sánchez atacaba para defenderse de lo que no tiene defensa: el asunto sucio y oscuro del CNI. Pedro masticaba las palabras cuando llamó mangantes a los del PP de aquellos años de mangancia generalizada en todos los partidos, unos más y otros menos. Olvidó Pedro referirse a los mangantes de los ERES de Andalucía, la mayor y más asquerosa corrupción que registran los anales de la democracia en España. Pero esto forma parte de esta política de oscuras tinieblas que se hace en España. Lo que a mi me sorprendió es que ni un solo diputado del PP contestara a la palabra mangante con la palabra traidor, y es que, al PP, en muchas ocasiones, se le van las mejores. Según Pedro Sánchez antes gobernaban los mangantes, ese era el momento en que alguien le debió haber contestado que fue así, pero que ahora gobernaban los traidores.
La RAE define al traidor como aquel o aquella que comete traición. También tiene otra acepción: que implica o denota traición o falsía. Cuando, quién comete la traición la comete contra la soberanía o contra el honor, la seguridad y la independencia del Estado, comete Alta Traición.

Hay personas cobardes que humillan al débil mientras se humillan ante el poderoso, pero si esa persona llega a cargo público elegido por los débiles a quienes humilla, además de cobarde es un traidor. En este gobierno hay quien ha llegado a él por los votos de quienes confiaron en sus promesas, votos que, una vez alcanzado el poder, los empleó y emplea en satisfacer a quienes le ayudan a mantenerse en él traicionando a quienes se los dio. Hay quién ha traicionado y traiciona a las víctimas inocentes asesinadas por ETA. También quién ha traicionado a las instituciones sirviéndose de ellas para sus fines de ambición bárbara de poder. No falta quien ha traicionado a las fuerzas de seguridad del Estado. Hay más personas que han ejercido y ejercen la traición en diferentes asuntos políticos, sociales y de Estado. Lo curioso es que la ejercen humillándose y reptando ante quienes le sustentan en el poder, mientras humilla a quienes confiaron ingenuamente en él.

El mangante puede robarme bienes materiales de los que puedo resarcirme con el paso del tiempo, el traidor, no solo puede robarme lo material, sino algo mucho más difícil de recuperar como puede ser mi honor y mi fama. Definitivamente prefiero un mangante a un traidor.

MAROGA

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