OPINIÓN

Victor Entrialgo De Castro: «Las lenguas y las fablas»

Victor Entrialgo De Castro: "Las lenguas y las fablas"

Está bien el dia de las letras gallegas, la preciosa tradición del libro y la rosa, el dia del euskera o el del bable, pero nadie que quiera llegar más allá de su localidad escribe en lenguas con menor radio de acción mas que para expresar maravillosamente sentimientos o conchavar y pillar subvenciones.

Ni Unamuno, ni Baroja ni Blas de Otero, que era vasco, escribieron en euskera. Rosalia era interiorismo, sentimiento y poema pero uno es más de Doña Emilia Pardo Bazán, que eligió «la lengua de todos» para poder cartearse con D.Benito Perez Galdós y los grandes.

Y esta gente lo hizo en español, no sólo porque en las otras lenguas era reducido el número de lectores en comparación con el español, sino porque «la lengua de todos» permite llegar más lejos y expresar conceptos y pensamientos más complejos, como muestran la historia de la literatura o la del pensamiento, cuya lengua por excelencia, por ejemplo, es el alemán.

Las lenguas menores o las fablas, importante patrimonio cultural, son utilizadas ahora, no para comunicar, sino para obtener cuotas de poder, como los que esperan servirse de ella y enchufar a la parienta, un cuñao o a cinco mil comisarios políticos. Aunque Sanchez como Espadas, para colocar a la santa no han necesitado ni la lengua.

Las lenguas no comunes y las fablas, las hablas, son la manera coloquial de generar complicidad entre quienes viven en la misma región o localidad y comparten la historia cercana.

Pero quienes mezclan lengua y nación no pretenden un instrumento de comunicación sino de manipulación política y el ciudadano que utiliza su lengua cercana como arma frente a la lengua común, quiere sólo una parte de la Constitución, como el que quiere los garbanzos sólo por el compango.

Se acerca otra caravana de mercachifles. España no solo es una nación. Es la única Nación constitucional. Y el pueblo español, el único soberano. Como quiera que el español es «la única lengua común» que habla el pueblo, dificultarlo es atacarlo.

La lengua puede ser cooficial en el territorio de la comunidad pero ¿por qué tenemos que escuchar el resto de los españoles en la televisión pública,- o en la privada subvencionada-, los discursos políticos de esta gente en una lengua que no tenemos por qué entender, aunque quisiéramos?

Para rematar esta comedia, una locutora con más de tres décadas al servicio del poder socialista nos dice desde la televisión pública: «Escuchen al Ministro ruso Lavrov…»  y nos deja escuchando a este desagradable señor dos minutos ¡¡en ruso!!

Este carnaval de lenguas y fablas es propio de gente que quiere mandar y recaudar, pero no entenderse.

Víctor Entrialgo.

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