OPINIÓN

Pedro Manuel Hernández López: «La próxima bajada de pantalones…¿cuándo, presidente Sánchez?»

Pedro Manuel Hernández López: "La próxima bajada de pantalones...¿cuándo, presidente Sánchez?"

Creía yo ingenuamente, que a estas alturas de la vida, a mi edad y casi al final de esta actual, nefasta y luctuosa legislatura, no me iba ni a escandalizar ni a cabrearme por nada y, mucho menos, a auto-condenarme a no ver ningún informativo sobre la actualidad política española. Me equivoqué, como se equivocó “la paloma” de la canción de Joan Manuel Serrat (1969) y, aunque yo no creí que el mar era el cielo ni la noche la mañana, me equivoqué. Las inmorales andanadas sanchistas y las de sus apesebrados socios monclovitas dirigidas, desde que ostentan el poder contra la santabárbara de la Monarquía Parlamentaria—avalada por la Constitución del 78—en las personas del rey “honorifico” (que no “emérito”) D. Juan Carlos I, de su hijo SM. Felipe VI y del resto de la familia real española, han hecho que me revuelva en la silla y escriba de nuevo.

Esta tarde, después de comer mientras veía el partido de tenis entre el catalán Albert Ramos y mi “paisano” Carlos Alcaraz (si, el chico ese del Palmar, una pedanía de Murcia, pequeña en habitantes, pero no en fama, gracias a su victoria en el Miami Open 2022 de Tenis, al que su abuelo le recomendó que todo lo que hiciera en la vida lo hiciera con “mucha cabeza, mucho corazón y muchos huevos”) he recibido en mi móvil un pantallazo, enviado por mi amigo y senador por Alicante, Emilio Argüeso, con el resultado de las votaciones de la Proposición de Ley por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal, para despenalizar las injurias a la Corona y los ultrajes a España (Art.543), a propuesta, como no podía ser de otra manera, de los Grupos Políticos de Esquerra Republicana y Bildu (GPERB).

Como de casta le viene al galgo…el resultado de la misma era previsible aunque no seguro. Aunque tratándose de estos bilduetarras y separatistas tan moderados y españoles ellos, qué se podía esperar. En un primer momento, el portavoz socialista se ha mostrado algo crítico con la iniciativa, pero finalmente el “PS” (Partido Sanchista) ha acabado dándoles su apoyo e inclinando la balanza para que saliese adelante en la Cámara Alta. Los 145 votos a favor, los 111 en contra y las 2 abstenciones, han superado el trámite de la toma en consideración y así puede pasar a la Cámara Baja, para su posterior debate y votación.

En nuestro argot más castizo, o, si lo prefieren, en “román paladino”, solemos decir que alguien “se ha bajado los pantalones” para expresar que uno se ha humillado, cediendo de forma deshonrosa ante las pretensiones injustas de alguien, que no tiene la razón y no ha actuado correcta ni legalmente. En esta habitual especialidad política, la gran habilidad del presidente Sánchez ya no nos sorprende. Son tantas las veces que se ha humillado, “quedándose con el culo al aire”, que una vez más carece de importancia. Todo sea por seguir viajando en Falcon y en Puma y disfrutar de los palacios veraniegos de La Mareta y Las Marismillas, no muy lejos del restaurante “Casa Bigote”, donde los sabrosos langostinos de Sanlúcar de Barrameda se esconden cuando saben que va a venir de cuchipanda con sus amigos. ¡Ancha es su ética y laxa su moralidad! Tanto es así, que está a punto de ingresar ya en el “Guinness World Pants Drop Records” (Libro Guinness de los Récords en bajada de pantalones) ¡Qué pena que nuestro autárquico presidente no hubiera tenido un abuelo como el del joven tenista murciano “Carlitos” Alcaraz!
Esta magnífica, social, justificada y noble iniciativa de la extrema izquierda propone suprimir del Código Penal varios artículos referidos a los delitos contra la Corona, entre ellos, el art. 491, por el que se imponen penas de cárcel de 6 meses a 2 años, a quienes usen las imágenes reales o de cualquiera de sus ascendientes o descendientes y dañen su prestigio y honorabilidad. Igualmente pretenden eliminar el Art. 543, por el que hasta ahora se tipificaban y castigaban los ultrajes a España, con penas de 7 a 12 meses, para los que profieran ofensas de palabra, por escrito o de hecho a España, a sus símbolos, emblemas o a sus Comunidades Autónomas.

Como se imaginan, el debate en el Pleno ha estado monopolizado por las más acerbas críticas, a D. Juan Carlos I, por parte de los partidos —proclives a esta anticonstitucional y antidemocrática proposición de Ley– exacerbados por su reciente viaje a Xanxenxo y Madrid. No olvidemos que, lo que en el fondo pretenden con estas mántricas críticas y descalificaciones al rey “honorifico”, es ni más ni menos –como dirían los seguidores de Epicuro de Samos (307 a. C.) su “carpe diem” particular— aprovechar el momento ventajista que se les presenta, dada la polémica conscientemente suscitada y deliberadamente aventada, para debatir la legitimidad de la Monarquía y, a la primera de cambio, abolirla e instaurar mediante un “proceso constituyente” –y no de una “reforma constitucional”– esa república de repúblicas independientes… la III República. Saben muy bien que el pueblo no entiende de galimatías políticas y, máxime, cuando éstas tratan de convencerle, con argumentos leguleyos, haciéndole creer que el proceso constituyente simboliza al pueblo soberano y a su autoridad para legislar y editar una nueva ley fundamental y las futuras líneas organizativas del Estado.

En resumen, no se trata de generar enmiendas constitucionales – que son funciones propias e inherentes a los parlamentos—sino de auténticas transformaciones radicales orientadas al cambio de sus estructuras de base. Ese es el engaño con el que quieren confundirnos y así poder destruir España. Se trata pues, de acuñar una nueva y amañada Constitución “es novo” según la voluntad del Gobierno de turno, de sus codiciosos socios y de los intereses partidistas de ambos y, no de las necesidades reales de los ciudadanos y del país

Desde la llegada de Sánchez a la Moncloa, los españoles estamos asistiendo perplejos, engañados y escandalizados a todo tipo de noticias y actuaciones del Ejecutivo nada ejemplarizantes y para las que exigimos respuestas concretas y explicaciones convincentes. En un país, en el que teóricamente prevalece el Estado de Derecho, no debe haber nadie por encima de la Ley. Nadie es nadie y ni siquiera el presidente se lo debe permitir. ¡Claro, que otra vez hemos vuelto a topar con Sánchez, amigo Sancho!…pues contra felones, psicópatas narcisistas y autarcas histriónicos poco o nada se puede hacer, salvo mandarlos a la oposición o lejos del poder o lejos de España o mejor las tres cosas juntas.
ERC, Bildu y resto de partidos extremistas defienden, que esta proposición de Ley está íntimamente relacionada con la “libertad de expresión”—santa palabra– y exigen tomar ejemplo de otros países de larga tradición democrática, como los Estados Unidos. Invocándola para todo, quieren convencernos que allí la ciudadanía goza de una libertad de expresión, tan plena y completa, que todo el mundo puede decir –lo que quiera, como quiera y cuando quiera– sin temor a violar la ley. Sin embargo, nos mienten una vez más y se olvidan conscientemente que allí todos se topan de frente—más bien pronto que tarde– con la todopoderosa “primera enmienda” de la Constitución y con la protección que se hace de la libertad de expresión. Entre las varias excepciones que existen a la libertad de expresión, debemos recordar: la incitación a una acción ilegal inminente, el falso testimonio, las obscenidades, la pornografía infantil, la publicidad falsa y engañosa, los testimonios peligrosos para la seguridad nacional, los temas religiosos, la orientación sexual y de género y el racismo.

Pero todo esto ni conviene ni quieren que se sepa. Lo que realmente pretenden, bajo el pretexto y el escudo de la libertad de expresión –a la que recurren casi para todo y a todas horas– es tener “barra libre” o “el todo incluido” para insultar, escarnecer e injuriar sin límites a la Casa Real y desprestigiar ultrajando a “tutti pleni” –sin castigo penal alguno– los símbolos de España, como su bandera y su himno.

Ahora me cuadra, y mucho, por qué el impresentable, inepto, vago, iluminado y opaco ministro comunista de Consumo, Alberto Garzón (ese que suele pasarse de listo convocando huelgas contra sus propios compañeros del Ejecutivo, manifestando públicamente que España exporta una carne de mala calidad y de paso atacar directamente a las empresa cárnicas y ganaderas españolas y, el que por todas sus patanerías y garzonadas, ha merecido que el presidente aragonés y significado “barón” sanchista, Javier Lambán, le haya exigido a Sánchez su inmediata destitución(no su sustitución) por ser, en sí mismo, “un claro insulto a la inteligencia”) insultó y zahirió impunemente, sin sonrojarse ni caérsele la cara de vergüenza –con motivo del reciente viaje a España del rey “honorifico”– en la rueda de prensa ofrecida en Mieres, para presentar la

Escuela de Formación, cuando manifestó que estaba refiriéndose a D. Juan Carlos I, como un “delincuente acreditado y un ladrón” y, es importante que esto lo sepa toda España.

Todas las felonías, las injusticias, las prevaricaciones, las corruptelas y los ERES perpetrados con alevosía por sus conmilitones, desde que llegaron al poder merced a un pacto contra natura, ni tienen importancia ni es importante que se sepan. ¡Viva el estado de Derecho, la

Democracia y la división e independencia de los Poderes del Estado Sanchista!

Pedro Manuel Hernández López es médico jubilado, periodista y ex senador por Murcia

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