Tiene un cargo institucional.
Sin embargo, a Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, le puede más la inquina y el sectarismo y no duda en usar su condición oficial para cargar contra VOX.
Yo soy una persona de izquierdas, un rojo. Yo no engaño a nadie porque todo el mundo lo sabe. A mí me nombró un Gobierno de izquierdas y estoy trabajando para un Gobierno de coalición, pero mi mandato es mantener la institución pública al servicio de todos y todas. Y después está mi compromiso personal con la izquierda.
De ahí que muestre ese odio a VOX al que considera como un partido que no cree en la democracia:
Y en ese sentido, estoy preocupado con Andalucía, porque me parece que se han creado unas condiciones en las que no es que vaya a gobernar el Partido Popular en la cara moderada de Juan Manuel Moreno Bonilla, sino que va a gobernar el Partido Popular con VOX. Es decir, que en la Junta de Andalucía va a entrar gente que no cree en la democracia. Con la extrema derecha se interrumpe la discusión, que sí puedo tener con un neoliberal, y aparece un discurso que justifica el machismo, el racismo, el supremacismo y el recorte de los marcos democráticos.
Y aunque tira más por Izquierda Unida, reconoce que ahora apoya al socialista Juan Espadas:
Ahora mismo la izquierda de Andalucía tiene dos líderes, que conozco y que son dialogantes, honestos y un buen referente para la izquierda. Por una parte está el candidato del PSOE, Juan Espadas, y por otra parte la candidata de Por Andalucía que he conocido en mi militancia de Izquierda Unida, Inmaculada Nieto. Yo animo a que la gente de izquierda tome conciencia más allá del desánimo. Me pareció que una manera de devolverle la ilusión de la política a la gente era apoyar a Juan Espadas.
Incluso tiene la ‘habilidad’ de discernir entre corrupciones buenas y malas:
A mí me interesaba decir que no todos son iguales. Que los 30 años de la gestión del Partido Socialista no han sido perfectos, pero han servido para muchas cosas. Entre la Gürtel, el robo a mano armada que ha hecho el Partido Popular en España y las acusaciones de corrupción en torno a Manuel Chaves y a José Antonio Griñán. Porque ni Chaves ni Griñán se han llevado un duro. Se les puede acusar de que se pudieron equivocar en alguna firma o en algún procedimiento, pero sin llevarse un duro ni a una cuenta de Suiza ni a su casa. Y esas cosas hay que aclararlas.
Y a un rojo, sin ser militante del Partido Socialista, le puede apetecer colaborar en que la derecha no manipule la memoria socialista como una memoria de ineficacia y de corrupción. Porque en Andalucía se hicieron muchas cosas. Creo que el mejor momento de la Junta de Andalucía, donde mejores decisiones se tomaron, fue cuando gobernó Izquierda Unida y el Partido Socialista en coalición y a mí me gustaría que eso fuese posible.
Y atentos a la teoría de por qué VOX ha calado en Andalucía:
¿Quién ha legitimado en Andalucía la irrupción de Vox? No es el racismo tradicional de las migraciones, sino el odio al catalanismo. Esto debería hacer meditar a los independentistas catalanes sobre las repercusiones que su política genera en el resto del Estado. El andalucismo basado en el odio a lo catalán, nuestra cultura frente al odio a lo catalán para lo único que sirve es para un andalucismo superficial de tablao y de copla, que fue el mismo andalucismo barato del folclore franquista, que para lo único que servía era para encubrir a la población la explotación económica de Andalucía en nombre de los señoritos.