Sabe cómo se mueven las aguas políticas.
De ahí que a Raúl del Pozo no le tiemble el pulso a la hora de vaticinar que a Pedro Sánchez solo le moverán de La Moncloa los votos.
El presidente del Gobierno, y ahí están las encuestas, se sabe amortizado y esa es una razón más para perpetuarse en la poltrona presidencial.
Porque, como explica en su tribuna en El Mundo, elección tras elección se la viene pegando el PSOE:
El rechazo a Pedro Sánchez se sigue contando en las papeletas de las sucesivas elecciones, recordando que, en España, los partidos no ganan solo por sus propuestas sino por el odio que tienen los electores al adversario cuando gobierna. Se vota siempre contra alguien. Y las últimas convocatorias indican un rebote contra el Ejecutivo de coalición.
En Ferraz no saben cómo enterrar el efecto andaluz. Se personan en las catástrofes, dan paguitas para comprar votos, ponen en marcha un Gobierno caridad, un Estado cáritas, y tratan de desvincular al líder de los resultados. Pero hasta sus socios más leales, como Gabriel Rufián, le recuerdan en el Parlamento que la inflación lo arrasa todo, que ataca a la convivencia, y que hay gente que se achicharra en la calle porque tiene miedo a poner el aire acondicionado. Como resultado, el Ejecutivo también achicharrado.
Añade que ya hay quien le está buscando cargos a nivel internacional, una vez salga derrotado del Gobierno de España:
Los incesantes e inocentes enemigos de Pedro ya le buscan trabajo en la OTAN, en la Comunidad Europea… Juanma Moreno declaró después de la victoria que el ciclo de Pedro Sánchez está más cerca del final que del principio, e insinuó que quizás no se presente como candidato a las próximas elecciones. Eso es no reconocer la capacidad de aguante y el manual de resistencia con los que ha sorteado obstáculos imposibles en su ya larga carrera.
No obstante, recuerda Raúl del Pozo las artimañas y las alianzas de Sánchez para poder mantenerse en la poltrona:
Sánchez demostró más coraje y astucia para conquistar el poder que para mantenerse en él, aunque nadie le tosa. Desde Maquiavelo sabemos que la diferencia entre el déspota y el príncipe es que el primero gobierna para sí mismo y el segundo para el Estado. En su caso, todas las alianzas que ideó fueron para mantenerse en el poder.
Y asegura que viendo como está el panorama, Sánchez será de los que se mantenga en el poder hasta que las urnas le saquen de ahí. Voluntariamente, precisa, no se marchará de La Moncloa:
El presidente del Gobierno proclama que agotará la legislatura, a pesar del endeudamiento, la inflación y el caos, que ya no pueden encubrir la propaganda. Él es de los que prefiere ser destruido antes que derrotado. No esperen que convoque para perder. En el PSOE nadie se mueve, de momento, ni siquiera ante unas elecciones locales que pueden perder otra vez. Es imposible una moción de censura. Los separatistas están viviendo junto a él los mejores tiempos de su historia. El que hizo bandera del «no es no» aguantará hasta el final, esperará a que se cuenten, uno a uno, los votos de su derrota.