“No hay diferencia entre el comunismo y el socialismo, excepto en la manera de conseguir el mismo objetivo final: el comunismo propone esclavizar al hombre mediante la fuerza, el socialismo mediante el voto. Es la misma diferencia que hay entre asesinato y suicidio “Ayn Rand, filósofa y escritora estadounidense de origen ruso.
Si alguien cree que Yolanda Díaz viene a aportar algo diferente a las ideas comunistas que sepa que la diferencia va a estar en el color de la bandera: de rojo pasará a fuxia. Recuerden lo que decía Nikita Kruschev: “Los políticos prometen construir un puente incluso donde no hay río” Yolanda promete un nuevo comunismo donde ni siquiera es necesario el comunismo.
Yolanda nos trae el nuevo comunismo de color fuxia. Su bandera será de ese color en vez del rojo que queda poco glamouroso para su nuevo comunismo. El emblema ¡cómo no! dejará de ser la hoz y el martillo que resultan bastos y ordinarios para dar paso a un lápiz pintalabios de Cristian Dior entrecruzado con un perfilador de cejas de Lancome que queda mucho más fino y elegante en consonancia con el porte de pasarela de moda de Yolanda.
Ella es así de rechulísima.
Yolanda ha presentado “Sumar” y va a recorrer muchos kilómetros para “escuchar” a los ciudadanos, pero ella debe saber que primero deberá exponer las líneas maestras de su comunismo fuxia para dar así argumentos con los que los ciudadanos contestar a sus propuestas. Deberá convencerlos de que el fuxia es un color mejor que el rojo, pero de lo que tendrá que convencerlos sin la más mínima duda es de que lo que ella ofrece no es el comunismo rancio, el que permanece inalterable a lo largo de los siglos, el que se guarda en lo más profundo del guardarropa protegido por bolitas de alcanfor para amortiguar su olor inconfundible a dictadura. Mucho tendrá que cuidar Yolanda los nuevos ropajes color fuxia del vestuario de su nuevo comunismo para que, aun siendo nuevos y de diseño, no huelan a lo que siempre huele el comunismo se vista como se vista y se engalane como se engalane: a una dictadura. Ya lo dijo Lenin, padre del comunismo: “El comunismo es todo el poder para los soviets más la electrificación (electrocución) de todo el país”
Yolanda confía en que los ciudadanos sepan diferenciar su físico amable y de poliamor permanente, del físico basto, ordinario y sin pulir del macho alfa Iglesias. Aquel era todo enfrentamiento, malas palabras y el ceño fruncido por un constante cabreo crónico; ella es color, poliamor, besos a destajo, caricias, palabras amables, melifluas y suaves y sonrisa permanente. Pero ¡cuidado! El ciudadano debe estar avisado: el comunismo no ha variado ni un ápice de la idea original de su fundador y esa idea, aunque ahora se nos presente envuelta en papel de celofán de color fuxia, es la obtención del poder, de todo el poder más la manipulación indecente y obscena del personal.
Ni el color fuxia de la nueva bandera, ni el emblema de lápiz de labios y perfilador de cejas, ni los glamourosos vestidos, la sempiterna sonrisa y las zalamerías de Yolanda pueden tapar el olor decimonónico y trasnochado de este nuevo comunismo que es el mismo de siempre, ese que intenta eliminar su mal olor a dictadura con bolitas de alcanfor colgadas en el fondo del armario.
MAROGA
