OPINIÓN

Victor Entrialgo De Castro: «Orgullo y perjuicios»

Victor Entrialgo De Castro: "Orgullo y perjuicios"

Si no lo he entendido mal, lo que pretenden Yoli y la pitufina, con Europa en guerra y Argelia y Marruecos enseñándose los dientes, es que el desfile de las fuerzas armadas se sustituya por el del orgullo.

La repipi comunista, que estando en el gobierno no viene pensada de casa, ha hecho un cursillo de esos de pastorear rebaños con palabras grandilocuentes, ambigüedades ñoñas y citas de psicólogos. «Tenemos que querernos». Y pensar, añade la Yoli.

Si no lo he entendido mal, mientras Argelia hace una demostración de fuerza, invitando a Hamas y al Polisario a su sesenta cumpleaños, y Marruecos maniobra miles de tropas en el Sahara con el apoyo de EEUU, -el mayor despliegue militar de ambos en décadas,- la Yoli que aprobó ayer para Ucrania la última partida, pretende hoy con la pitufina sustituir los carros por las carrozas y los misiles por confettis y serpentinas.

Mientras se cumplen 25 años del mayor chantaje a una Nación, robar de modo brutal la vida para aterrorizar a los demás con fines políticos, algunos gracias a Sanchez conseguidos, el secuestro de Ortega Lara y la ejecución de Miguel Angel Blanco, para vergüenza de una Nación, ni el orgullo lo recuerda ni viene en los libros de historia, los de lengua se secuestran, las televisiones está al orgullo más que a la auténtica Memoria, y a Marlaska le puede más su vedettismo de subirse en la carroza que su deber como ministro del interior. Podrán dar esta semana a la lengua lo que quieran, pero éste es el estado de la nación, un queso agujereado por dirigentes indignos.

Los políticos ven todo como asas donde agarrarse. Por eso en lo de la energía, la Yoli, sin chalet todavía, quiere convertirse en renovable ante la inminente conversión de Podemos en gas licuado. Y mientras espera con ansiedad la ocasión de vestirse de largo, su madastra no quiere dejar el gobierno porque tiene pendiente de pagar la hipoteca de Galapagar.

Y en lugar de encomendarse al Espíritu de Ermua se agarran a un colectivo. Lo mismo Cenicienta que los pitufos renovables. Buscan todos colectivos, no para ayudar al que lo necesita, al que ha sufrido discriminación o al de la cola de la inflación, que a ese no le hace caso nadie, sino para captar afiliados, consumidores o audiencias, vivir del cuento o lograr inmunidad de rebaño.

Si no lo he entendido mal, lo  importante era que además de celebrar y estar orgullosos de pertenecer a él,  los miembros de cualquier colectivo, como los hinchas de fútbol, no renunciasen a su «intransferible individualidad». ¿O no era eso lo esencial?

En esto de la identidad, lo mismo el separatismo que el igualitarismo, cuando te quieres dar cuenta el que lo paga es el individuo mismo.

Protejan a todo el que lo precise, viva usted su vida y su sexualidad como quiera, pero que de todo ello no se derive un precio para los demás.

Si no lo he entendido mal, no se trata en último término de ser diferente, sino de ser único. De vivir sin prejuicios, pero sin perjuicios. Incluyendo el derecho de los mayores a considerar diferente aquello que nunca vivieron. Usted es homosexual, muy bien, encantao. Yo del Betis. Supongo que a usted le dará igual. Pues eso.

Derecho a vivir su vida, por supuesto, seré el primer valedor, pero no de aquellos que pretenden utilizar los colectivos como asas, la guerra como demagogia, y el orgullo y el sexo como pretexto.

Víctor Entrialgo

 

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