OPINIÓN

Manuel del Rosal: «La guerra del agua: ¿Una distopía?»

Manuel del Rosal: "La guerra del agua: ¿Una distopía?"

La geopolítica es un método de estudio de la política exterior para entender, explicar y predecir el comportamiento político internacional a través de las variables geográficas y humanas. En esta disciplina tienen una importancia relevante los recursos naturales. Sin embargo, parece ser que el agua, esencial para la vida, carece de relevancia en las mentes de quienes manejan la geopolítica. Una muestra más de la estupidez humana.

Las previsiones de Naciones Unidas son catastróficas: “Cinco mil millones de personas pueden verse afectadas por la escasez de agua” Hay más. El Pacific Institud dice: “Por causa de este bien imprescindible para la vida, desde 2020 hasta hoy se han producido 140 conflictos en todo el mundo y existen actualmente más de 300 zonas en el mundo en las que puede surgir y se presagia un conflicto a causa del agua en el año 2025”. Sin embargo, esta situación no hace que el agua sea prioritaria en la agenda de los gobernantes que deberían saber – dudo mucho que así sea – que del 100% del agua existente en la Tierra el 97% es salada y tan solo el 2,5% se considera dulce.

Si las guerras pasadas han sido por materias primas de todo tipo desde el oro hasta el petróleo, las próximas serán por el agua que se convertirá en la materia prima más preciada al depender de ella la vida del planeta. No parece que los gobernantes y los que les dan las órdenes a seguir en sus agendas, se preocupen por ello. Creen que el abrir un grifo y que de inmediato nos ofrezca toda el agua que necesitemos, será para siempre hagamos lo que hagamos. Son tan estúpidos que valoran más la obtención de riquezas, el poder y la ambición que el garantizar el suministro de agua para que la vida no quede interrumpida por la falta de ella.

Volvamos a las Naciones Unidas: El consumo de agua se ha duplicado en los últimos 50 años, 2.600 millones de personas carecen de acceso a un saneamiento básico lo que representa más del 30% de la población mundial y deberíamos saber que una décima parte de las enfermedades globales son debidas a la falta de abastecimiento y saneamiento del agua. Y la OMS dice que la fuente de suministro del agua no debería situarse a más de 1.000 metros del hogar, pero también reconoce que millones de personas en el mundo tienen que andar todos los días más de 5 horas para llevar hasta su hogar el agua para uso doméstico. Y hay más en este horizonte que podría ser apocalíptico: las cuencas de los ríos que abastecen a los países en muchas ocasiones son compartidos por varios países. Ahora ya no nos imaginamos que los países poseedores de gas nos cerraran la llave de suministro, no lo imaginamos lo tememos, pues está cada día más cerca. Y surge una pregunta: ¿Podría un país que tiene la mayor cuenca de agua dulce cerrar la llave de paso del agua hacía otro u otros países?

Mientras los poderosos y los gobiernos manejados por ellos, llevados de su codicia, juegan en el tablero de la geopolítica por la producción y comercialización de las fuentes de energía, están olvidando que si el agua llegara a faltar los jueguecitos geopolíticos marcados por la codicia quedarían en eso en jueguecitos de mesa ante la posibilidad de la desaparición de la vida por la falta de agua. Y llevamos ya unos cuantos años de sequía, con unos cuantos más, lo que parece una distopía se convertiría en una realidad apocalíptica.

MAROGA

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