Tiene claro que la decisión de Adriana Lastra está preñada, nunca mejor dicho, de medias verdades.
Sin duda, plantea el articulista, a la política asturiana no le hace ni pizca de gracia el incendio que se cierne sobre su partido, sobre todo después de ver como a su presidente le abuchearon por tierras extremeñas:
Un fuego ciego y lleno de ojos, como cantó Neruda, está quemando el salvaje verano. No se oyen las trompetas de los siete ángeles, pero los periódicos han pasado de titular con el cambio climático al Apocalipsis. Las columnas de fuego avanzan sobre la Península; se imagina una invasión de langostas como caballos. Al presidente del Gobierno no le agradecen lo que se preocupa por el fuego: fue abucheado en Navalmoral de la Mata y tuvo que acortar el mitin del cambio climático por la letanía del fuera, fuera.
El incendio ha llegado a Ferraz y sale humo por la nariz de los miembros del aparato cuando siguen hundiéndose en las encuestas y se aproxima el año de todas las elecciones. Lastra no dimitió por orden del jefe. Su embarazo es de riesgo y no puede, como ella misma dice, ser emérita casi un año como los Papas y los reyes. Está claro que no le gustaban los cambios que preparaba el jefe, pero las razones de su dimisión son médicas. No se sabe si desaparecerá la Vicesecretaría que ella gestionaba.
Del Pozo no se sorprende de las artes decapitadoras de Pedro Sánchez, quien no tiene sensibilidad ni siquiera con quienes le auparon hasta La Moncloa:
Ya está claro que Pedro Sánchez trata en el arte de guillotinar con la misma delectación a los leales que a los traidores. Como escribe Fernando Garea, el presidente ha liquidado a los ocho sherpas que le apoyaron para llegar a Moncloa. Perpetra una escabechina ante las elecciones que pueden echarle. Acaba de anunciar para el sábado una reunión urgente del Comité Federal para enumerar las purga o el terror burocrático de partidos con poca democracia interna.
Apunta a que otro de los motivos de la dimisión de Lastra fue su choque con el responsable de Organización y de las listas del PSOE:
Adriana Lastra fue una de las fuerzas de choque entre todas las mujeres, para que con su ovillo, su héroe no se perdiera en el laberinto de Ferraz y conquistara después el Gobierno. Las crisis se resolverá entre los odios del aparato monocolor sanchista. Habían chocado la asturiana y el navarro Santos Cerdán, responsable de Organización, de las listas y de la ortodoxia. Como siempre cuando se despedazan, Cerdán dice que el partido está más unido que nunca y que, a pesar de los resultados, la marca PSOE sigue dando votos.
Y concluye con otro vaticinio, el del posible relevo del actual portavoz socialista, Felipe Sicilia:
Las cabezas en el cesto se precipitan. Suena para sustituir a Felipe Sicilia como portavoz el político perpetuo Patxi López. Que paren las rotativas y los enfrentamientos entre Gobierno con miembros heterogéneos, hostiles y el partido que tiene mil ojos.