OPINIÓN

Pedro Manuel Hernández López: «»El affaire» de la supuesta espada bolivariana»

Pedro Manuel Hernández López: ""El affaire" de la supuesta espada bolivariana"

Leo en la prensa y oigo y veo en casi todos los canales televisivos las vengativas y cicateras declaraciones de las extremas izquierdas y de los grupos separatistas que conforman y sustentan el socialcomunista Gobierno de España, motivadas por la magna, terrible y execrable ofensa política y diplomática que, nuestro Rey D. Felipe VI, ha infringido al recién elegido presidente de Colombia, Don Francisco Gustavo Petro Urrego –el primer presidente de izquierdas de una » nueva Colombia es posible», el exguerrillero del M-19 , el rey de las «fake news» en redes sociales para enaltecer aquello que le interesa o desacreditar a sus oponentes, el inhabilitado al que se le embargó el sueldo durante su gestión al frente de la alcaldía de Bogotá, el que siempre se ha deshecho en sus críticas a España y a la Monarquía –a la que trata de colonialista y opresora, junto con su ensañamiento con la figura de la institución de la Corona, el Rey actual y el «Honorífico»– y el que fomenta y jalea el hostigamiento hacia nuestro país, apoyando la retirada y caída vandálica de los vestigios culturales, políticos, sociales y religiosos de España en Colombia.

A estas alturas, me imagino que sabrán –porque lo han divulgado la prensa escrita, la digital y las cadenas televisivas subvencionadas por usted y su gobierno, señor Sánchez, y que son casi todas, salvo raras excepciones– que todo esto se ha debido al haber permanecido nuestro Rey, Don Felipe –durante la ceremonia de investidura de Petro– respetuosamente sentado y no levantarse ante el desfile, improvisado, inesperado y no incluido en el protocolo oficialmente establecido, de la urna de cristal que contenía la “supuesta” libertadora espada del gran Simón Bolívar que, custodiada por la Guardia Presidencial, hizo el recorrido de manera solemne y, que al pasar ante los invitados –latinoamericanos en su mayoría– se pusieron todos en pie con la excepción de nuestro Rey.

El simbolismo de la libertadora espada tenía, al menos, tres mensajes. El primero –para el ex presidente Duque– era una manera explícita de decirle: «Aquí mando yo». El segundo –para los países latinoamericanos– era una franca alusión a Bolívar y a su espada como punto obligado de referencia a la hermandad de todos sus vecinos países. Y el tercero, era una unívoca llamada a todos los grupos guerrilleros y a los capos de los Carteles de narcotráfico de Cali y Medellín con los que pretende sellar acuerdos de paz durante su incierto y predeciblemente inestable gobierno.

El abogado y defensor de los derechos humanos, Rodrigo Pombo, ha declarado a EL MUNDO, que el desfile de la libertaria espada «no era un gesto contra el Rey de España», como así lo han querido ver e interpretar los hipócritas y fariseos perroflautas de Unidas Podemos y partidos políticos. afines. Una vez más, les ha servido para tener una injustificada justificación y así poder lanzar sus vengativas y rencorosas diatribas contra nuestro Rey y la monarquía española, como últimamente viene siendo la norma habitual y, que ya casi se ha convertido en el deporte nacional de la “divine gauche” que conforma y sustenta el Gobierno social comunista de Sánchez, bajo el eslogan de «¡caña al Rey y a la monarquía que son de goma y se dejan!».

Paradojas de la política: al parecer la actitud del Rey –ante el paso de la espada que derrotó al ejército español en su día– no ha generado ningún comentario ni reacción alguna por parte del presidente Petro y de su nuevo gabinete. De este «affaire-espadero”, al menos oficialmente, no se ha hecho referencia alguna ni a España ni a la corona española en la persona de S.M .el Rey Don Felipe VI.

Sin embargo, aquí en la «madre patria» –en la España represora, expoliadora y colonizadora de los sometidos, esclavizados y pobres pueblos indígenas de Méjico, Cuba, Perú, Colombia, Bolivia , Venezuela, Honduras, etc., y de tantos y tantos otros pueblos sudamericanos– aquí, en pleno siglo XXI, todos los partidos de izquierdas, como Unida Podemos, BNG, ERC, PSC, EH-Bildu, PSC, etc., que apoyan y sustentan al Gobierno, consideran que –basándose es esa oscura leyenda negra sobre la cruel e inhumana colonización de España en Latinoamérica , esa que tanto les gusta difundir y proclamar alto y claro, a estos sempiternos enemigos de la España unida por su monarquía parlamentaria– este «espadero-affaire bolivariano» ha supuesto una lesa y grave ofensa para el gobierno de Colombia y resto de países latinoamericanos.

Como pueden imaginarse, los comentarios no han tenido desperdicio alguno, pues desde sus filas son muchos los que han convenido en afirmar que «el asunto es de una extrema gravedad» por la que hay que pedir disculpas a Colombia en nombre de todos los españoles. En concreto, Pablo Iglesias y la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, junto con Monedero –fundador de UP y recién investigado por blanqueo de capitales y posesión de 92 cuentas bancarias de dudoso uso y procedencia y, Echenique– el denunciado por fraude a la Seguridad Social por tener un ordenanza a su servicio sin darle de alta– han calificado este gesto de “falta grave de respeto a la independencia, libertad y soberanía del pueblo colombiano y de tantos otros pueblos que ya no son vasallos de España».

En esta misma línea y con la misma aviesa intención, el portavoz adjunto de Unidas Podemos en el Congreso y diputado de Galicia en Común—Antón Gómez-Reino– ha denunciado «la vergüenza que nos hace pasar un señor que ni es elegido por el pueblo democráticamente ni sabe respetar la democracia de otros países», así como que ha resultado muy «triste que el Rey se quede sentado cuando todo el decente pueblo de Colombia vibra en pie al paso de la histórica –aunque supuesta y dudosa– espada libertadora”

No contentos con verter a raudales su ancestral odio y manifiesta aversión a la Casa Real, han criticado al Rey de España por desconocer a lo que iba a Colombia y debía hacer. Su obligación era evitar un desplante diplomático y no provocarlo. A todos estos politólogos –incluido el físico Echenique– a los separatistas vascos y catalanes –meros politiquillos y demagogos de tres al cuarto– la valiente actitud de nuestro Rey les ha escocido en lo más profundo más que una picadura de medusa. Estos chicos, a pesar de todos sus títulos y grados universitarios, son unos perfectos ignorantes y lamechanclas, pues desconocen que el Rey –al igual que otros invitados extranjeros– permaneció sentado porque «la espada», a pesar de su pretendido carácter simbólico, no representa al Estado colombiano, como la bandera, el himno o el escudo. Por tanto, si no estaba obligado –según protocolo– a levantarse, mucho menos lo estaba moralmente y, más cuando se trataba de la supuesta espada con la que Simón Bolívar –el que decía de sus pobres indígenas masacrados y esclavizados por los colonialistas españoles que «eran más ignorantes que la vil raza de los españoles»– hizo correr tanta sangre española.

Menudo papelón han hecho los pijos-progres socialcomunistas con sus pseudointelectuales y felonas críticas a Don Felipe VI. Han quedado a la altura del betún y deberían haber sido corridos a gorrazos y si no que se lo pregunten al cantante, actor y escritor José Ramón Julio Márquez Martínez, alias “Ramoncín”. Ni corto ni perezoso, con sus declaraciones en favor del Rey, se ha pasado por la piedra, de un golpe –a toda la camarilla de los zarrapastrosos progres de Podemos y perroflautas adláteres– por sus críticas al Rey de España.

«Voy a defender al Rey Felipe VI desde mi republicanismo convencido para no faltar a la historia y a la realidad. El Rey no tiene por qué levantarse cuando pasa una espada que es folclore de un país», ha alegado Ramoncín. El cantante ha aludido directamente contra Ione Belarra y Pablo Echenique y Cía., todos críticos con Felipe VI, y ha afirmado que «no tienen ni idea de lo que están hablando y no se puede estar cegato, sea uno de derechas o de izquierdas”. La verdad histórica y la realidad cotejada debe prevalecer sobre los intereses cicateros y partidistas y, en esto las izquierdas nos dan sopas con honda.

Y por si no lo saben –o lo saben y lo ocultan para seguir engañándonos– fuentes diplomáticas han explicado, no obstante, que la presencia de la espada de Bolívar no figuraba en el programa ni se había previsto qué tratamiento protocolario debían darle. Nunca antes la bolivariana espada había formado parte de la simbología o las enseñas oficiales de Colombia, pues es un símbolo del grupo guerrillero M-19″ robada en 1974 y que Juan Pablo Escobar—el hijo del narcotraficante colombiano más sanguinario de la historia, Pablo Escobar– asegura en su autobiografía “Pablo Escobar. Mi padre”, que su padre se la regaló cuando él tenía nueve años, procedente de un guerrillero del M- 19 en 1986.Toda esta parafernalia era previsible, dada la mesiánica egocéntrica y megalómana personalidad del izquierdista presidente colombiano. Todo este “totum revolutum», sin duda, ha sido utilizado aviesamente en su propio beneficio y en contra de España, en la persona de Don Felipe VI.

La única España que reconoce Petro es la de los axiomas de Podemos, del Partido Comunista de España, Izquierda Unida, e incluso la de un Partido «Sanchista»(PS) radicalizado de un Pedro Sánchez, en franca caída libre y con las idus de marzo totalmente en su contra.

Todo este incidente se origina para ensalzar la vanidad de un Petro que aspira –como Hugo Chávez– a ser un nuevo sucesor de Simón Bolívar Simón y con sus grandes dosis de populismo ganarse a sus facciones populares más radicales y alargar su dudoso y futurible mandato. El Rey ha demostrado un gran talante y ha defendido a ultranza la España más iberoamericanista e inclusiva, ante el sectarismo bolivariano más casposo, que no dudó en homenajear públicamente al terrorismo del M-19.

Ya iba siendo hora que tanta humillación, ultraje y afrentas de los pueblos indigenistas y bolivarianos contra España, hayan sido contrarrestados elegante y diplomáticamente con un real gesto de censura –casual o intencionado– que le dijera indirectamente al recién estrenado presidente Petro que “eso, de que todo es válido en política contra España, tiene un límite». Y el límite, ha llegado y bien, con nuestro Rey.

Para terminar, no quiero dejar de recordar y proclamar a la rosa de los vientos hoy, aquí y ahora –aunque por “ruego” imperativo se nos prive de usar corbata, ya que “cuando el presidente del Gobierno ruega, es que manda”– el histórico y críptico acrónimo monárquico de la palabra «VERDE”, que como todos Uds. deben saber, significa simple y llanamente: ¡VIVA EL REY DE ESPAÑA!.
.Pedro Manuel Hernández López, médico jubilado, periodista y ex senador por Murcia.

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