Es algo que parece increíble, o al menos irónico, que unos anacrónicos políticos que se autodenominan “progresistas”, retrocedan en su ideario a épocas sumamente trasnochadas, en las que eliminar a las personas era algo habitual y que dependía solamente del poder del que lo decidía. Es como si los españoles que estamos tan hartos de los políticos de nuestro gobierno tomáramos la decisión de asesinarlos, seríamos muy progresistas. No se comprende que una mente humana pueda ser tan cruel que despenalice la matanza de seres humanos, hayan nacido o estén en proceso de nacer.
Y que además, al conseguir esta brutalidad, se alegre y lo celebre con efusividad. Esto solamente puede entenderse en una mente perturbada, ajena a todo buen sentimiento, carente de toda clase de valores éticos y sin la menor honestidad y decencia. Depravación que se da en esa “pobre” ministra de la desigualdad y la manipulación ideológica, obsesa sexual, que promueve el enfrentamiento entre hombres y mujeres y que tiene un afán irreprimible de aleccionar y pervertir a los niños.
En estos días están de fiesta en el pérfido gobierno que tenemos por haber ampliado la posibilidad de matanza de niños no nacidos, lo que ya inició el nefasto Zapatero -el íntimo amigo de Maduro-, sin el menor escrúpulo por autorizar esos crímenes y sin la menor compasión hacia esas personitas que no pueden defenderse. Además desprecian el Código de Deontología Médica por el que todo médico está obligado a intentar sanar a las personas, pero nunca a matarlas, y en la celebrada ley que ahora nos imponen, pretenden señalar al facultativo que haga uso de sus valores morales y éticos para negarse a matar a nadie.
Todo un éxito más de Sánchez y los suyos: Aborto, Eutanasia y…, ¿qué será lo siguiente para ampliar esa pasión por la muerte?
Pablo D. Escolar