Dicen que quien avisa no es traidor.
El articulista de El Mundo sospecha que ese debate que con tanta celeridad se ha aprestado a aceptar el presidente del Gobierno socialcomunista tiene gato encerrado:
La política se reduce por ahora a un supuesto combate, el próximo martes, entre los líderes del bipartidismo fortalecido después del retroceso de los nuevos partidos. El presidente del Gobierno, acorralado por las encuestas, ha aceptado el match. La mitad de los que le votaron la última vez se lo van a pensar en el año electoral y va a participar en todas las peleas. Feijóo se ha aferrado a la única cámara en la que puede intervenir como líder de la oposición. Pero el combate no va a convertir el Senado en un ring sin tongo. Y puede convertirse en una encerrona.
Añade que ese duelo parece estar lejos de los deseos de Feijóo de que sea un intercambio de pareceres moderado:
El presidente no tiene ninguna obligación de aceptar el desafío sosegado, sin insultos, que propone Feijóo. Comparecerá a petición propia para explicar su plan energético, no para hablar de política general, rebajando la solemnidad del debate. Pilar Alegría ha desactivado el suspense del pesaje al decir que el señor Feijóo tendrá la oportunidad de dialogar con el presidente del Gobierno de España, rebajando el combate a una sesión de control rutinaria. Que tenga cuidado el gallego y se entere de que en el Foro los carteristas alivian el lagarto con dos dedos y también hay piqueros en los parlamentos.
Prosiguen las dudas de Raúl del Pozo por la temática escogida para ese debate, muy alejada a la que pretendría Feijóo que se abordase:
El presidente del Senado ha celebrado que Pedro Sánchez haya decidido comparecer en la Cámara para hablar de ahorro energético, cuando Feijóo le quería preguntar qué ajustes prepara el Gobierno para reducir el descomunal déficit al 3% del PIB, como le exige la UE, antes del 2024.
Y, por supuesto, también pone sobreaviso al mandatario del Partido Popular porque lejos de ser el cara a cara buscado, Sánchez pretende parapetarse en una ordinaria sesión de control en el que el rifirrafe con Feijóo quede completamente desdibujado:
Le están tomando el pelo al reducir un cuerpo a cuerpo a una sesión de control. Para lo que pretendía Feijóo, hay que montar una moción de censura al estilo de la que le organizaron a Rajoy. Con el formato elegido, el interés de Feijóo ha pasado a ser deseo de Pedro.
