OPINIÓN

Manuel del Rosal: «Aburrimiento general»

Manuel del Rosal: "Aburrimiento general"

“El aburrimiento es la más estéril de las pasiones humanas. Así como es hijo de la nulidad, es también padre de la negación, ya que no solo es estéril por sí mismo, sino que esteriliza del mismo modo a todo cuanto toca o se le acerca” Giacomo Leopardi, poeta italiano

“La única cosa peor que ser aburrido es estar aburrido”. Jean Baudrillard. Filósofo francés

“El aburrimiento es la razón principal de por qué la historia está tan llena de atrocidades” Fernando Savater, filósofo

Alguien, en consonancia con Savater, dijo en una ocasión que los problemas a los que aboca el mundo moderno son fruto del aburrimiento de la sociedad

Parece ser que el aburrimiento empezó a detectarse en el mundo a principios del siglo XVIII. Desde entonces ha ido in crescendo hasta llegar a la situación actual tras dejar atrás las dos atrocidades más espantosas a las que abocó una sociedad aburrida: las dos guerras mundiales.

Hoy 28 de agosto – fecha en la que escribo – se inicia la vuelta de las idílicas vacaciones veraniegas. En este solo día habrá 6.180 vuelos y las carreteras se verán invadidas por 5 millones de coches. Tanto los vuelos como los coches estarán ocupados por gente que estaba aburrida y que decidió ir a aburrirse a otro sitio para, tras unos días de aburrimiento al sol, volver al aburrimiento del sofá.

Cincuenta mil personas aburridísimas se reúnen en un secarral a 45º a la sombra para oír y ver un festival de ¿música? Una vez terminado esas personas vuelven a su aburrimiento crónico mientras esperan arrojarse a los brazos de algo nuevo que anule por unos momentos su amorcillamiento mental.

Millones de adultos se aburren en sus trabajos con una sola cosa en sus mentes: liberarse del maldito trabajo para sentarse ante el televisor y tragarse todo lo que Netflix les ponga por delante. Y esto es así porque necesitan nuevos estímulos – los que sean – para rellenar sus mentes vacías de cualquier cosa que no sea acceder a un nuevo estímulo nada más acabarse el anterior en una espiral de aburrimiento infinito.

Pero el mayor daño lo hace el aburrimiento cuando este se introduce como una droga adictiva en las mentes de nuestros políticos.

Nuestros políticos, aburridos en su dolce far niente, maquinan sin parar para hacer creer a los ciudadanos que hacen algo. Y ya sabemos que cuando el Demonio se aburre, con el rabo mata moscas. A diferencia del Demonio, cuando nuestros políticos se aburren – que es siempre porque tienen el maqin vacío de ideas – no matan moscas, se ceban en nosotros los ciudadanos haciéndonos la vida imposible debido a que, si en cualquier persona del común, el aburrimiento le lleva a causar problemas, en los políticos su aburrimiento los lleva a causar catástrofes económicas y sociales cuya mayor expresión son las guerras. La frase proverbial sobre el Demonio y su rabo aplicada a los políticos es una crítica a quien y quienes, aburridos de estar aburridos pierden el tiempo o lo derrochan en idear y llevar a la práctica cosas malvadas, inútiles, perjudiciales, indebidas y perversas para, en vez de solucionar los problemas que aquejan a la sociedad, agravarlos exponencialmente. Y, desgraciadamente para nosotros los ciudadanos, en este año 2022 perteneciente al siglo XXI, y desde hace ya muchos años, nuestros políticos son gente que, a fuerza de no hacer, no trabajar, no proyectar para el bien común, están en permanente aburrimiento y…claro, se dedican a matar moscas con el rabo, es decir, a jodernos de continuo. Especialmente este gobierno que se aburre todos los martes en los Consejos de ministros y el resto de la semana insultando al pobre Feijóo para estimular un poco su aburrimiento crónico. Y la penúltima entrega de este gobierno generada por su aburrimiento, ha sido el decreto sobre el ahorro energético y poner a todos los ministros a insultar a Feijóo en vez de a trabajar ya que insultar se les da mejor que trabajar y divierte más su anquilosamiento mental. He dicho penúltima porque la última empezará en breve cuando Sánchez recorra la piel seca, arrugada y sin vida de esta España de nuestros pecados para dar ¡¡treinta mítines!! explicándonos a nosotros los ciudadanos lo bien que lo ha hecho y culpándonos de nuestra ceguera al no verlo. Durante el tiempo que le lleve esos treinta mítines, Sánchez podrá sacudirse ese aburrimiento proverbial en él y que muestra en sus formas y maneras frías, distantes y faltas de empatía; lo malo es que, al igual que el Demonio, Sánchez añada a los mítines, la matanza de moscas con el rabo

Mata moscas con el rabo “crítica a quien pierde el tiempo o lo derrocha en cosas inútiles, malvadas, perjudiciales, indebidas. Cuando no tiene nada que ofrecer, en su aburrimiento cotidiano, Sánchez se dedica a hacer leyes inútiles que en nada van a beneficiar a los ciudadanos, También tiene días (últimamente muchos) en los que, para amortiguar ese aburrimiento, esa pereza que le impiden gobernar y mucho más gobernar para todos, dedica su tiempo y el de sus ministros, ociosos en cuanto a aportar fórmulas que beneficien a España y los españoles, en inventar insultos para atacar a Feijóo. La castuza política de este gobierno, amodorrada en su aburrimiento derivado de su falta de ideas y propuestas, bosteza en el Congreso hasta que tiene que aplaudir a su jefe. Están tan aburridos, trabajan tan poco que se dedican ellos – los ministros y Sánchez – a inventarse decretos leyes, motivos inanes y estúpidos para así justificar el pastizal que se llevan crudo de la mamandurria pública y que proviene de los impuestos de los sufridos ciudadanos que, forzosamente se ha de reconocer, también se aburren infinitamente charlando como cotorras en las terrazas y tragándose cualquier mierda que le ofrezca la televisión.

MAROGA

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