OPINIÓN

Victor Entrialgo De Castro: «La desidia»

Victor Entrialgo De Castro: "La desidia"

Ya todos han detectado que el problema es Sanchez. Pero la planta está llena de tubérculos, ramificaciones y parásitos. Sanchez no es más que el pulgón que chupa ahora de la planta cuyo mal precisa cortarse en su raiz.

La delicuescencia de la soberanía se debe a la desidia de los españoles en su ejercicio, que debe atajarse so pena de prolongarse por lo siglos.

Hoy es Sanchez, pero ayer fue Rajoy y antes Zapatero, pazguato que sólo un azar desidioso y sin control pudo permitir que llegara y aún ande estorbando, diciendo tonterías por ahí e incluso cobrándolas. La cosa se repite en el tiempo.

Cierto que Sanchez es el pulgón más peligroso que este país haya podido conocer, el que puede acabar con la planta y hasta con la cosecha entera. Pero la sanación de la podredumbre de raiz política que nos rodea, está en nosotros.

El pueblo no puede lavarse las manos y dejar por desidia sin cepillar «la costra de la camisa que no le llega al cuello» pretendiendo que luego le salga la ropa inmaculada. Si cada uno tiene lo que se merece, España, con todos sus lamparones, debe aspirar a algo más. Debe demostrar que es mejor que su clase política.

Tenemos comprobado que el Estado es otro negocio más. El más fácil. El que goza de una financiación sin limites. El Estado es el único negocio que no exige solvencia previa, ni estudios, ni destrezas, ni experiencia propia. El que dejas en bancarrota y te premian con un consejo de administración o un organismo internacional que precise un tonto útil.

El Estado es el único negocio sin responsabilidad. El único al que no preocupan las nóminas, ni el IBi, ni el iva, ni la contribución, ni las tasas, ni las reducciones ni devoluciones, ni los plazos de la hipóteca ni los concursos de acreedores, ni los embargos, ni las quitas, ni las expropiaciones, ni las exacciones parafiscales. El que está plagado de okupas, lo mismo en los ministerios que en los chalets. El Estado está lleno no de probos funcionarios competenes, que los hay, sino de «costra nostra».

En ese negocio no existe responsabilidad penal, porque están los indultos, ni civil, ni administrativa porque de cualquier abuso o pifia respondemos nosotros. Ellos sólo se preocupan de  sostenerse como funamulistas en una cuerda que, en lugar de pender en el aire, estuviera pintada en el suelo.

Falsean curriculum, simulan másteres, hasta las fotos. No han sido elegidos por nosotros sino por unas cuantas camarillas que se perpetúan  y encima responden de nada. Gerentes que se autosuben los sueldos, en lo poco que se ponen de acuerdo.

La desidia de los españoles en lo público es la que permite la ausencia de controles y la que no exige inmediatamente lo que es preciso.

Como los ingleses, el establecimiento de un procedimiento urgente de destitución que impida que cualquier psicópata o autócrata con sus palmeros, se haga fuerte, y se extralimite en sus poderes sin control, ya se llame Pedro Sánchez o Jack el destripador. Que, a poco que le lavaran la cara los medios, aquí también duraría dos legislaturas.

La desidia del pueblo español es la raiz del mal. La que está permitiendo lo que está pasando. Y lo que es peor, los usurpadored  nos amenazan con más ante la general perplejidad del soberano. Como si los empleados de una empresa, meros administradores, decidieran qué se hace con la empresa  sin que se enteren los dueños.

Victor Entrialgo

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído