OPINIÓN

Manuel del Rosal: «Sánchez como Goebbels»

Manuel del Rosal: "Sánchez como Goebbels"

La propaganda en democracia es lo mismo que la coacción y coerción en un estado totalitario” Noam Chomsky, filósofo estadounidense.

“Hay que hacer creer al pueblo que el hambre, la sed, la escasez y las enfermedades son culpa de nuestros opositores y hacer que nuestros simpatizantes se lo repitan en todo momento…Miente, miente, miente que algo quedará; cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá” Joseph Goebbels, político alemán que ocupó el cargo de ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich entre 1933 y 1945

Hoy estas palabras las firmaría Pedro Sánchez sin temblarle el pulso ni pestañear.

Este gobierno es una potentísima máquina vendedora de sueños la mayoría de los cuales no se van a realizar. Sin embargo, los ciudadanos se sienten aliviados al oír las palabras dulces y ver las imágenes en colores de esos sueños y los hacen suyos, aunque nunca se lleguen a cumplir. Yo no, yo no permito que me vendan sueños, yo no quiero los sueños ajenos por muy dulces y coloridos que se me ofrezcan; yo tengo mis propios sueños los cuales intento que se cumplan actuando en consecuencia.

Por mi edad, yo he vivido la época franquista y estoy viviendo la época que se ha dado en llamar democrática. El régimen franquista tenía un apoyo básico y fundamental: la radio, que cumplía la misma función que hoy cumplen las televisiones: emitir la propaganda del régimen para hacer creer a los españoles que, más allá del franquismo nada había. El franquismo envolvía a los ciudadanos en una espiral de propaganda de la que no podíamos escapar porque todos los medios informativos pertenecían al régimen. Hoy, en lo que llamamos democracia y con este gobierno de régimen social comunista, sucede lo mismo. Este régimen sanchista no sería posible sin las televisiones vendidas al gobierno y compradas por este que esparcen la propaganda social comunista por toda la piel de toro. Al igual que el franquismo, pero con muchos más medios sociológicos, tecnológicos, demoscópicos y manipuladores; este gobierno se apoya, gobierna, ocupa las instituciones, posee el poder basándose en algo tan antiguo como el mismo hombre: la mentira. La mentira elevada a la categoría de arma electoral. Y la emplea igual que siempre han hecho los regímenes autocráticos: con el desarrollo de una propaganda descomunal orientada, única y exclusivamente, a mantener en la ignorancia a las masas.

Ya lo decía Goebbels: “La masa ha de ser mientras más grande mejor, porque a más masa más ignorancia y más cobardía, de esa forma, nuestro esfuerzo será menor”.

Goebbels, al igual todos los que han servido y sirven a la mentira, son traficantes de ella, son mercaderes del opio mental, vendedores de la verdad adulterada y pervertida, ingenieros de la propaganda negra y maloliente que fabrican en los albañales, las letrinas y pozos sépticos que albergan sus pechos. Y lo hacen esparciendo ráfagas de cosméticos para tapar el nauseabundo olor que emanan. El mayor reto que tenemos que afrontar los ciudadanos, es el reto de saber distinguir la realidad de la fantasía, la verdad de la propaganda, lo auténtico de lo falso en un entorno dominado por los profetas de la mentira, de la perversión, de la hipocresía.

Pedro Sánchez, ideólogo de la mentira y la manipulación de aquí a mayo del próximo año estará desatado. Pedro hará y dirá lo que haga falta para que las encuestas no se cumplan, y moverá toda la maquinaria de su propaganda pútrida y fétida para evitar que le echen de la vida del gratis total que ahora disfruta. No parará en nada, aniquilará las arcas del Estado, arruinará empresas, particulares, instituciones para financiar su propaganda Goebbelsiana. No le importará ser presidente de un país arruinado al que él mismo arruinó.

MAROGA

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