OPINIÓN

Pedro Manuel Hernández López: «La noche en que la Macarena lloró y se puso de luto»

Pedro Manuel Hernández López: "La noche en que la Macarena lloró y se puso de luto"

Según la “Paremiología” –esa disciplina que estudia los refranes, los proverbios y demás enunciados breves y sentenciosos, cuya misión es transmitirnos algún conocimiento tradicional basado en la experiencia, el viejo adagio español –“A otro perro con ese hueso, que este está ya roído”– le viene como anillo al dedo a un hecho acaecido muy recientemente en la “Basílica de la Macarena” de Sevilla. Este clásico refrán se usa como respuesta a quien quiere engañar a alguien o manipular una situación en su favor a partir de argumentos falsos.

En respuesta concreta al líder de “Más País”, Iñigo Errejón –cuando asegura que España es un país” un poco mejor” tras la exhumación de los restos mortales del “genocida” Gonzalo Queipo de Llano de la Basílica de la Macarena, y a Yolanda Díaz –al expresar una profunda tristeza porque desde que retiró la Medalla al Mérito en el Trabajo a Franco y la exhumación de Queipo ha pasado demasiado tiempo– les pregunto a ambos ¿si también sigue siendo España un país, no mucho mejor, sino “muchísimo mejor”, desde que se mantiene y se exalta oficialmente desde el Gobierno la altruista “Fundación Largo Caballero”?, íntimamente asociada al PSOE y que está dedicada a la obra y recuerdo de Largo Caballero, el sanguinario socialista, defensor de la dictadura del proletariado, responsable del “Terror Rojo” y de las “sacas de Paracuellos” en el Madrid republicano, el mayor genocida de la historia de España, uno de los máximos responsables de la Guerra Civil y sobre el que recae una directa y total responsabilidad en el asesinato de más de 22.000 personas. ¿Ese es el perfil humano del “modelo a seguir” y del que somos todos “deudoras y deudores, según proclamó –la vaporosa gallega y comunista vicepresidenta segunda del Gobierno, con motivo del 75 aniversario de la muerte del “Lenin español”?
Con independencia de sus respectivas respuestas, no les vendría nada mal un poco de lectura para recordar o aprender, en su caso y si no lo saben, que en todas las civilizaciones a lo largo de la historia, los mandatos de los gobiernos que prohíben dar sepultura a los muertos o que ordenan su exhumación, son considerados antinaturales y execrables porque obligan al hombre a volver a un estado anterior a su racional humanidad, al estado salvaje. Lo que realmente distingue a los hombres de las distintas especies animales es esa enigmática y mística naturaleza que los hace tratar a sus muertos con respeto y devoción.

En España, ha sido preciso la connivencia del Gobierno sanchista y de sus resentidas y partidistas leyes de la Memoria Histórica y Democrática para que, de nuevo, vuelva a imperar esa vengativa y fomentada división de las dos Españas, la de los “nacionales” y vencedores y, la de los “rojos” y vencidos, y no esa España, la “otra España”, una y unida –“la que huele a caña, tabaco y brea o la perezosa, la de piel dorada, la marinera”– como cantaban Mocedades en la década de los 70. La pseudoprogresista tribu política del Gobierno y la pijoizquierdosa prensa mediática, a lomos de la Ley de la Memoria Democrática, han sido el detonante para obligar a desenterrar los cadáveres de los cabecillas del bando vencedor en la Guerra Civil, evitar que sus familiares y allegados más directos puedan honrarlos en público y obligarles, sí o sí, a enterrarlos en lugares recónditos, desconocidos, e incluso, deshonrosos.

Pasadas las 2.20 horas de la madrugada del 2 al 3 de noviembre del 2022, fecha que pasará a la historia – con nocturnidad, premeditación, alevosía y sin luz ni taquígrafos– culminaba en la Basílica de la Macarena la exhumación de los restos mortales del general D. Gonzalo Queipo de Llano y Sierra, los de su esposa Dª Genoveva Martí de Queipo y los del general D. Francisco Bohorquez Vecina, auditor de Guerra. La aplicación de la reciente reforma de la nueva Ley sanchista de la Memoria Democrática (¡ojo al parche! como diría el butanito José María García, y no la confundan con esa otra “Ley de la Venganza Democrática”, muy característica de los presidentes de un determinado gobierno socialcomunista de la UE) y el requerimiento formulado por el Gobierno central al hermano mayor de la Macarena y su posterior consentimiento, han sido los desencadenantes de esa inmoral –aunque jurídicamente legal– exhumación, no solo de los cuerpos, ahí inhumados, sino también de los fantasmas de la ya extinta y dividida España y de su fratricida Guerra Civil.

Más rápido imposible. La exhumación ha llegado en poco menos de dos semanas desde que la famosa, selectiva y partidista Ley –del cicatero, represivo y pseudodemócrático gobierno de Sánchez y sus adláteres comunistas– entrara en vigor el pasado 21 de octubre. Claro que, tratándose de elaborar y aplicar leyes contra el bando azul, fascista o nacional — tanto a los legisladores como a los apaniaguados de esa izquierdosa y liberticida prensa mediática que, a modo de servil vocera, transmite mántricamente las arbitrarias decisiones del Gobierno– un mes les parece un año.

Estoy seguro que tanta “celeridad”, “rigurosidad” y “seriedad” en la aplicación y ejecución de ese Art. 38.3 de la citada Ley por el que establece – que “los restos mortales de dirigentes franquistas no pueden permanecer inhumados en lugares preeminentes de acceso público distintos a un cementerio”—como es el caso de la Basílica de La Macarena, no tiene absolutamente nada, pero nada, nada, que ver con que el hermano mayor de la Hermandad de la Macarena, el cántabro José Antonio Fernández Cabrero, sea un socialista convencido, tal y como él mismo admite y que ha quedado ante la opinión pública como el máximo responsable de la polémica exhumación al no comunicar—ni cuándo ni cómo—al resto de los casi 15.000 cofrades “macarenos”.

Tampoco me creo que no tenga absolutamente nada, pero nada, nada, que ver con que el almeriense Fernando Martínez López –Secretario general de la Agrupación Municipal del PSOE de Almería y Secretario de Estado de Memoria Democrática—manifestara en una entrevista pública la total sintonía de Fernández Cabrero con “nosotros” y su firme voluntad de cumplir escrupulosamente la vigente legislación socialista.

Tampoco me creo que no tenga absolutamente nada, pero nada, nada, que ver con que se le viera interviniendo en un acto público o mitin del PSOE desde un atril con el anagrama del “Puño y la Rosa” en un lado y, en el otro podían leerse claramente dos palabras: Andalucía- PSOE. No hay que ser mal pensados –aunque ya saben que el refrán nos asegura que es la única manera de acertar– ni mosquearse, aquí, como en las películas históricas o de crímenes, cualquier parecido o connivencia con la realidad socialcomunista que nos invade no es simple, sino, plena y pura coincidencia.

Se comenta, se dice, se publica e incluso se lee, que sus vinculaciones personales con el PSOE-A son bien conocidas. Se trata de un “macareno” algo extraño – non es sevillano sino cántabro—y mucho me temo que es de los cofrades, según se comenta por y en “los mentideros” sevillanos, que es de los cofrades que se ”sirven” de la Hermandad para progresar socialmente. Ese mismo miércoles, la Virgen de la Macarena se vestía de luto y su luto cubrió a media España, no solo por esta inmoral e injusta exhumación, sino también, por las más de 2.500, aunque algunos historiadores llegan a hablar de más de 7.000– víctimas represaliadas y asesinadas, durante las “sacas”, bajo el “terror rojo”, del bando republicano en Paracuellos del Jarama, un 7 de noviembre de 1936. Para quien no lo sepa o no lo quiera recordar, en Paracuellos nunca se exhumaron los cadáveres de las personas –sospechosas de simpatizar o ser “quintacolumnistas de los militares rebeldes o ser simplemente católicos– a las que les dijeron que las evacuaban a Valencia y que su destino no fue otro que “los fusiles y las siete fosas de Paracuellos” y ahí siguen inhumadas, en el cementerio de los Mártires que se erigió sobre ellas.

Una vez –y esta no será la última– este Gobierno comete una profunda y vengativa discriminación legal –disfrazada de Ley—entre las diferentes víctimas de la Guerra Civil. A las que murieron bajo el poder del “liberal”, “democrático” y “liberal” bando republicano se les vuelve a inhumar sin ninguna cruz o placa de reconocimiento, identificación u homenaje; no así a los que han sido represaliados por el “fascista”, “dictatorial” y “liberticida bando nacional. Durante los gobiernos de ZP y de Sánchez se elaboró un banco de datos de ADN para los republicanos, pero en él no hay cabida para los del bando nacional ni el Gobierno localiza a los familiares de los fascistas – como sí hace con las víctimas del franquismo para entregarles los restos de sus ancestros.

Mientras España se ahoga en una crisis económica sin precedentes, los autónomos y Pymes siguen sin recibir ayudas económicas directas para reflotar sus actividades, las colas del hambre aumentan exponencialmente en todas las CC AA y el paro acompañado de la inflación alcanza órbitas impensables, Sánchez lo aprovecha, para hacer un uso “ideologizado” de este tema, al pretender canalizar así los 1.400 millones de euros –que la UE va a destinar a tal fin—para “vaselinazar” a todas las asociaciones “memoralistas” satelizadas y fagocitadas por los partidos de la extrema izquierda española y europea y, así, crear un falso relato, cicatero e interesado sobre los lamentables hechos guerra civilistas.

Por las Leyes de la Memoria Histórica y Democrática, el actual Gobierno solo reconoce que el 5% de las exhumaciones realizadas son de victimas del bando republicano, ya que según informa, desde el año 2000 se han localizado los restos de 9.680 personas, de las que únicamente 495 pertenecen al bando nacional. ¡Ahí queda eso! Claro está — esto sería presumiblemente creíble– si esta información emanara de un Gobierno veraz, justo, constitucional y democrático y cuyo presidente no fuese ni felón ni megalómano ni revanchista ni trilero ni dictador ni hubiera pactado—para mantenerse en el poder—con esos partidos formados por comunistas, independentistas, separatista e incluso Bildu- etarras cuya única y obsesiva misión es abolir nuestra Constitución, los derechos fundamentales que ampara y, finalmente, destruir España. Esa noche la Macarena lloró y se puso de luto. Con ella media España, la que solo tiene memoria “semántica” –la que usamos para recordar los hechos ocurridos– y la de “largo alcance” –la usada para recordar tiempos lejanos—lloró también y se vistió de luto por esta inmoral exhumación en la que se condensan todas las de las víctimas de la represión bolchevique del llamado “terror rojo” del bando republicano durante los tres años de la Guerra Civil.Por eso como dije al principio: “A otro perro con ese hueso, que este ya está muy roído”.

Pedro Manuel Hernández López, médico jubilado, periodista y ex senador por Murcia

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