OPINIÓN

Manuel del Rosal: «¿Cuál es más de castigar, la que peca por la paga o el que paga por pecar?»

Manuel del Rosal: "¿Cuál es más de castigar, la que peca por la paga o el que paga por pecar?"

Los ciudadanos votamos libremente, es decir, votamos sin que nadie nos ponga una pistola en el pecho…o así parece. Efectivamente a nadie le obligan ni con pistola ni sin pistola amenazante a votar en una u otra dirección. Pero… ¿cómo votamos los españoles?

Indigentes famélicos, intelectuales de renombre, los que están en la senectud y jóvenes, empresarios ávidos de contratos, los endeudados por sus malas cabezas, rústicos, operarios, gentes de profesiones liberales, funcionarios pesebristas, sindicalistas en nómina, amas de casa cegadas por sus encantos, feministas de salón, tertulianos a tanto la palabra, periodistas vendidos y comprados, famosillos de mierda, jubilados temerosos de que el otro le quite la pensión, gente de lo que aquí en España se le llama cultura, capitostes de la LGBT, ciudadanos que malviven esperando lo que en las anteriores elecciones les prometió y no cumplió, empresarios del Ibex etc. etc. Es decir, la grey del candidato del cual esperan, unos que les solucione sus problemas cualesquiera que sean, porque ellos prefieren la limosna y el subsidio al esfuerzo, la dedicación y el trabajo; otros enganchar alguna partida de los PGE para sus negocios y otros porque los encantos del candidato son absolutamente irresistibles, aunque sea un sinvergüenza redomado. Todo menos pensar en el bien general, en los problemas del país, en el futuro de sus hijos ¡Y a mí que me importa nada de eso, lo que yo quiero es que solucione mí problema aun a sabiendas de que España va a seguir igual o irá a peor! Y al lado del candidato y como alucinados que recorren España engañando, manipulando, tergiversando, pervirtiendo a otros alucinados; sus asesores políticos y mediáticos. Y llegados al lugar previamente escogido y preparado para que el candidato se luzca, este, con una capacidad inaudita para mentir, prometerá lo que ya antes prometió y no cumplió, prometerá un gobierno perfecto cuando no es capaz ni de gobernarse a sí mismo, prometerá un país donde las fuentes manen leche y miel y las gentes – todas las gentes de cualquier clase y condición – serán felices. Y la grey amansada, manipulada, ciega, sorda para la verdad que no quiere oír; se entregará una vez más al candidato, a “su candidato” para, en cuanto alcance el poder, comprobar una vez más que lo que les vendía era humo, y, una vez más, esa grey amaestrada, domada deberá esperar cuatro años más para tener la oportunidad de alcanzar sus objetivos ruines y mezquinos orientados tan solo a satisfacer sus necesidades particulares, aunque el acto de satisfacerlas lleve implícito la futura ruina de un país que no pudo soportar tanta ignorancia y tanta estupidez de los ciudadanos y tanta ansia de poder, codicia y ambición de los sacerdotes de la mentira, de la manipulación y de la perversión. De los truhanes, de los abyectos, de los pérfidos, de los charlatanes, de los simuladores; de los que engatusan a los ignorantes y estúpidos con sus milongas progresistas, sus músicas para canarios, sus tangos barriobajeros, sus promesas nunca cumplidas.

Así votamos los españoles y puede que, a lo más seguro, así voten en todos los países porque la ignorancia, la estupidez de unos y la ambición bárbara de poder de otros es la mezcla perfecta para acabar esquilmando a los países. Pero no olvidemos que los ciudadanos votamos libremente para elegir a quienes después traicionarán nuestras esperanzas, y es ahí donde debemos preguntarnos lo que los versos de Sor Juana Inés de la Cruz nos dicen: ¿Quién es más de castigar, aunque cualquiera mal haga, el que le vota por la paga o el que te paga por votarle?

MAROGA

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído