OPINIÓN

Pedro Manuel Hernández López: «Los “intríngulis” de la Ley del “solo sí, es sí”»

Pedro Manuel Hernández López: "Los “intríngulis” de la Ley del “solo sí, es sí”"

Según la RAE el término “intríngulis” se emplea en el lenguaje coloquial y tiene dos grandes acepciones: puede aludir a un inconveniente o conflicto que surge en algo o bien a un propósito o motivo enmascarado que se vislumbra en una acción o en un individuo. La palabra intríngulis no es muy común en el habla cotidiana de la actualidad; sin embargo, sí formaba parte del vocabulario común de nuestros antepasados. El intríngulis nos sorprende mientras que la disyuntiva puede ser predecible.
Aunque el pasado 28/08/22 el periodista Ramiro Fernández-Chillón nos exponía, en un artículo suyo publicado, en “El Debate” las diez claves de la controvertida «Ley del solo sí, es sí» –aprobada el Congreso en ese mismo mes, con los votos en contra del PP, VOX y C´s– que modifica sustancialmente más de diez artículos del Código Penal y que ha contado con un largo recorrido parlamentario, no está de más aclarar un poco la letra pequeña de esta nefasta y antisocial ley — que en su día, pese a ser la particularísima ley de la díscola, empecinada y feminista Irene Montero– fue alabada y proclamada a los cuatro vientos por todos los miembros del Ejecutivo sanchista respetando “sottovoce” la “autonomía” de la ministra de “Igual-dá” cuando dijo: “Esta ley es mía”.

De ella, el presidente Sánchez, en nombre de todo su Gobierno, llegó a decir solemnemente que esta ley (…) “es una gran conquista del feminismo de este país, que es una ley necesaria, de vanguardia y pionera porque va a inspirar otras leyes en el mundo y a proteger a todas las mujeres, ya que introduce un nuevo trato de los delitos sexuales basado en el consentimiento explícito y que, en consecuencia, introduce nuevas penas para los violadores y depredadores sexuales.” De esta ley me siento orgulloso, así como plenamente confiado con el trabajo de los fiscales y de los jueces y “juezas” de nuestro país”. Estas mismas palabras fueron mántricamente repetidas al pie de la letra en todas las cadenas de televisión—públicas y privadas subvencionadas– todos los días siguientes, en casi todos los programas y por todos los miembros, “miembras” y “miembres” del Gobierno.

Ante las críticas recibidas desde todos los frentes y los rifirrafes con fuego cruzado, e incluso “amigo”, Pedro Sánchez ha reculado y con él –como no podía ser de otra manera– todos a una se han retractado, siguiendo las órdenes del jefe, y han proclamado que esta Ley ya no les parece ni tan buena ni tan feminista ni tan progresista ni tan necesaria y ni es una conquista de las mujeres, porque lo único que se ha conseguido es rebajar las penas y excarcelar a los agresores sexuales. Y si no que se lo pregunten a esos 328 agresores que han visto reducida su condena y/o a los 28 que han quedado en libertad. Gracias a que las hemerotecas no engañan hemos podido saber, leer y ver en algunas cadenas el gran ridículo de todos los que en su día nos machacaron con el feminista mantra del “solo el sí, es sí” al derecho y del revés, por lo de “donde dije digo, ahora digo Diego”. Esto es ya una norma sanchista de obligado cumplimiento. Nunca me cansaré de repetir que, por desgracia, Pedro Sánchez –aparte de narcisista, megalómano y felón– es un auténtico camandulero y por eso se merece escuchar aquello de: ¡Trolero, trolero, se te está viendo el plumero! Cada país tiene el Gobierno que se merece, pues lo ha elegido libremente o al menos eso se suele decir. Total, ahora resulta que la tan cacareada y polémica ley “del solo sí, es sí” ha terminado en convertirse en la “del solo no, es no” porque no ha favorecido en nada a las mujeres y si y mucho a sus agresores. Tanto es así que el Ministerio de Justicia ya está trabajando en la modificación de la Ley del “solo sí, es sí” para lograr corregir la norma, ante las perversas consecuencias de la aplicación por parte de algunos jueces que está provocando un constante goteo de rebajas de condenas a agresores sexuales y, a tal fin, El PSOE –o sea, la facción socialista del Gobierno de cohabitación– ha anunciado este lunes que registrará en el Congreso, de manera «muy inmediata», una proposición de ley que corrija sus indeseados efectos.

La ex vicepresidenta Carmen Calvo y el ex ministro de Justicia Juan Carlos Campo –emulando ella, a la Pitonisa y él, al Oráculo de Delfos– ambos dijeron que era previsible que con el empecinamiento y la ignorancia jurídica con la que se elaboró en el ministerio de Igualdad, era muy previsible que sucediera este goteo de rebaja de penas y excarcelaciones. Claro, además en aquellos momentos no se disponía –según argumentan a agua pasada—como dispone hoy la actual ministra de Justicia, Pilar Palop, de un grupo de juristas especializadas para modificar una ley que fue impulsada a título personal por Montero, que no contó con el apoyo real sino solamente formal y que el magnánimo presidente Sánchez no quiso crear un conflicto interno entre los socios de Gobierno – nueva mentira, pues realmente no podía– y mantuvo la aprobación de la norma, en contra de las objeciones de Campo y Calvo. Tras todos estos meses de controversias, rifirrafes y peloteras, no solo con los partidos de la oposición, las víctimas, sus familias y sus propios compañeros de partido, sino también hasta con los propios jueces a los que Montero llegó a acusar impúdicamente –desde la tribuna del Congreso– de ser unos “machistas con togas”, el Gobierno, en su marcha atrás y porque a la fuerza ahorcan, ha señalado un retoque puntual de la ley que se fundamentará en «el aumento de las penas de los agresores» sin alterar el «corazón de la ley» estrella de Podemos, que es el consentimiento explícito de las mujeres.

Pedro Manuel Hernández López, médico jubilado, periodista y ex senador por Murcia.

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