Estos días unas autodenominadas feministas, nosotros las consideramos feministas de salón, vuelven otra vez a la carga con el tema de la paridad por decreto. Sin querer ofenderlas, parecen un disco rayado, que contiene una canción para personas bien sean con escaso coeficiente intelectual, o que les gusta auto humillarse.
Veamos. Los seres humanos, guste o no guste, o son del género masculino o del femenino. Todo lo demás son ocurrencias luminosas de unos cuantos y cuantas descerebrados y descerebradas que quieren reinventar la pólvora.
Al ser todos y todas personas, que solo nos diferenciamos por el sexo biológico, es indudable e innegable que todas tenemos los mismos derechos y obligaciones.
Partiendo de esta premisa, de validez universal, no entendemos el tinglado que están montando con el tema de la paridad, y mucho menos el de los políticos que les aplauden y apoyan.
Si todas las personas son iguales, salvo en el sexo, nos es imposible comprender a cuento de qué viene, eso de la paridad impuesta. ¿Qué pretenden? ¿Salir en las noticias? Creemos que hay maneras más dignas de conseguirlo ante cualquier persona, de cualquier sexo, que tenga sentido común.
Nos están dando la tabarra con el tema de la paridad. Creemos que en verdad no saben lo que están diciendo, hablan por hablar, para lucirse y nada más. Opinamos que si de verdad supiesen lo que implica lo que dicen, se estarían calladitas.
Veamos, dado en lo que de verdad se diferencian las personas, lo que hay que conseguir, porque es indudablemente de justicia, es que cualquiera de ellas pueda llegar a lo mismo en la vida, a ocupar cualquier puesto, a desempeñar cualquier función. Suponemos que todos estaremos de acuerdo en esto.
La discrepancia surge en cuanto a la manera de lograrlo. Nosotros mantenemos que cualquier persona, hombre o mujer, debe de tener desde el momento que nace, las mismas oportunidades, las mismas posibilidades de llegar a cualquier meta, lógicamente si trabaja y se esfuerza para logarlo; cualquier otra forma de conseguirlo es claramente un regalo, en este caso humillante.
Lo que no se dan cuenta, o si se la dan no les importa, es que imponer la paridad por decreto es una humillación. Por el simple hecho de ser del género femenino te regalo esto. Las mujeres lo que quieren es poder alcanzar cualquier meta por méritos propios, no porque se la regalen, eso es, repetimos una vez más, humillante. Para lograrlo lo que tienen que tener en todo momento son las mismas oportunidades, en lo cual creemos honestamente queda bastante por hacer.
Bien es cierto que la cuestión se complica con la actitud de numerosos políticos que cacarean el lograr la falsa paridad de la que hablamos, por el simple hecho de rebañar votos. Si de verdad les importase la cuestión de la que tratamos, dirigirían todos sus esfuerzos en el sentido que hemos apuntado.
Igualdad sí, es indudable, pero con honestidad, no con engaños.
Lo comentado no es algo que se nos haya ocurrido a nosotros, es la simple exposición del pensamiento de muchas mujeres honestas, conscientes de su valía, que saben lo que es prepararse y trabajar para llegar a unas metas, que no desean regalos en verdad humillantes.
El problema es grave, bastante más de lo que pueda creer alguna gente. La solución es difícil, puesto que la paridad anunciada, impuesta por ley o similar solo es un mal intento de remiendo deshonesto al mismo.
Abogamos por lo correcto, un planteamiento básico que permita a todo ser humano, con independencia de su sexo, llegar a donde sea, en base a su esfuerzo y su trabajo. Los regalos que se los coman los políticos.