OPINIÓN

Victor Entrialgo De Castro: «Censura de Sanchez y las mujeres masa»

Victor Entrialgo De Castro: "Censura de Sanchez y las mujeres masa"

La mujer que, por el hecho de serlo, cree tener derecho a todo y ninguna obligación, la señorita satisfecha, ésa es para Ortega la mujer masa. La mayor parte de las que nos gobiernan lo son.

Sobradas y encantadas de conocerse, su psicologia es la de ignorar la dimensión trágica de la vida y dar por bueno su haber moral e intelectual por exigüo que éste sea.

Sus limitaciones les llevan a no escuchar, a no poner en tela de juicio sus opiniones y a no contar con los demás. Y lejos de avergonzarse, su sensación intima les lleva a ejercer el tono envenenado y autoritario del predominio.

Lo característico del alma vulgar es que, sabiéndose vulgar, afirma el derecho a imponer su vulgaridad, porque la masa arroya todo lo diferente. Quien no piense como todo el mundo corre el riesgo de ser eliminado.

Por su parte la mujer y el hombre selectos no son los petulantes que se creen superiores a los demás, como Sanchez, sino los que se exigen más que los demás, aunque no logren cumplir en su persona esas exigencias superiores.

Junto a mujeres y hombres que se exigen mucho y acumulan sobre sí mismas dificultades y deberes, otras  no se exigen nada sino que para ellas vivir es ser en cada instante lo que ya son, sin esfuerzo de perfección sobre sí mismas, boyas que van a la deriva.

La división en masa y minorías que Ortega hizo en 1930, no es una división en clases sociales sino en clases de mujeres y hombres. Ahí está «la batería legislativa» sociopodemita de una masa que cree tener derecho a imponer y dar vigor de ley a sus tópicos de asamblea. Que con su ausencia de todo bagaje intelectual y profesional se presenta sin pudor, a alcalde, diputado, ministro o perito atómico.

La soberanía de la mujer masa, ha pasado de ser una cuestión ideológica a un estado psicológico, estado de quien no reconoce instancia por encima de sí. Conscientes de no ser minoría cualificada, estas individuas imponen sus criterios reclamando, no ya que les preste atención ésta o aquella asamblea, reunión o televisión, sino incluso los Ministerios de la Nación.

En toda sociedad hay mujeres masa y mujeres minoría. Estas últimas, las que se exigen a sí mismas, tienen una función esencial: Servir de un modo u otro a la Nación. Pero cuando quien manda son mujeres masa, sin cualificación alguna para ello, lejos de servir de ejemplo y orientación, en su deseo de mandar, se limitan a manipular.

Por eso, llegada la moción de censura de Vox y el profesor Tamames frente al causante de todo ésto ¿Qué diríamos que es hoy servir a los españoles? ¿Censurar a Sanchez, al que el país entero, por unas razones u otras, ha reprobado airadamente? ¿O silbar y  mirar para otro lado, como va a hacer Feijoó, repitiendo el error de Casado y esperar tácticamente a que el fruto podrido caiga del árbol?

Vivimos el paroxismo de la rebelión de las masas. Dos sectas ideológicas han asaltado el gobierno gracias al felón que ha cedido el palacio de invierno y se ha servido de las masas indocumentadas para gobernar.

«La política va de…» «o no va de. »
es la vulgaridad que repite a todas horas la Yoli porque no sabe otra. ¿Y tú Yoli, de qué vas? con tus modelitos  tan diferentes de la caperucita roja con la que llegaste. ¿Donde está la abuelita que te puso ahí?

Con la demagoga Farruquito pasa otro tanto. No es su acento sino su descaro, su inquina, su ordinariez, su atrevimiento, su vocalización lo que se critica. No se entiende ni lo que dice, ni lo que piensa, supuesto que piense algo de todo lo que repite.

Y en medio de esta farsa el verdadero causante, el que ha dado lugar a todo esto. El que nos está robando el tiempo.

Si Ortega levantara su eximia y escultórica cabeza quedaría perplejo al contemplar en el gobierno Sanchez,  censurado en el Parlamento y en la calle desde que usurpó el poder, la encarnación más cabal y exacta de su diagnóstico histórico. Aquí están los hombres y mujeres masa de Pedro Sanchez llevando a cabo desde el gobierno, ante la indiferencia de la Nación, la rebelión de las masas.

Victor Entrialgo

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