OPINIÓN

Manuel del Rosal: «La moción de censura nos ha mostrado lo que es el Congreso: La perversión de la democracia: El infierno de Dante y el Congreso»

Manuel del Rosal: "La moción de censura nos ha mostrado lo que es el Congreso: La perversión de la democracia: El infierno de Dante y el Congreso"

Todos los partidos políticos han usado y utilizado el Congreso, no como el lugar donde está representada la voluntad del pueblo, sino como la plataforma en la que apoyarse para los mítines electorales. Salvo Tamames, que ha hecho palidecer y enrojecer a Sánchez, a Patxi y a todos con frases lapidarias sin necesidad de folios ni de tiempos excesivos, ni de reiteraciones, ni de lugares comunes, ni de levantar la voz, ni de aplastar al personal con la pesadez de los que hablaban sin decir nada, ni de la autocomplacencia; mirando al tendido, ha cuajado una faena que ha desmontado y desenmascarado todas las carencias de los políticos que nos gobiernan y de los que les apoyan – así vamos -. Esto parece ser que nadie de los medios de comunicación ha querido ver a pesar de ser evidente, y es que cuando un país tiene un gobierno como el que nosotros tenemos y unos medios de comunicación líquidos, acobardados, pesebristas, vacuos y sin tuétano; esa mezcla trufada con una sociedad sin aliento, sin alma, sin principios, sin valores, conformista, blandita y que solo aspira a poder respirar lo necesario para seguir viviendo; ese país está condenado a bajar a los infiernos. Y es por eso por lo que quiero hablar del parecido entre el Infierno de Dante y el Congreso de los Diputados.

Dante divide el infierno en nueve círculos. Cada círculo recibe el nombre del pecado cometido por los que van a él tras morir. Antes del primer círculo nos encontramos el Vestíbulo, lugar donde van las almas de quienes durante su vida han carecido de la voluntad necesaria para tomar decisiones.

Yo propongo un ejercicio: Situar a cada miembro del gobierno de Sánchez y a cada miembro de los partidos que le apoyan en el círculo que le corresponda según su pecado político. También, por supuesto, al resto de políticos que conforman el hemiciclo. Ejemplo: Tito Berni y sus compañeros puteros en el segundo círculo: La Lujuria

Primer círculo: Limbo. Aquí permanecen las personas que murieron antes de ser bautizadas y, por tanto, nacieron privadas de la fe. No pueden disfrutar de la visión de Dios, pero no son castigados por algún pecado.

Segundo círculo: Lujuria. Es en este círculo donde empieza el verdadero infierno. Aquí purgan sus pecados los que nunca supieron frenar su lujuria, entregando su cuerpo y su alma a los efímeros placeres de la carne.

Tercer círculo: Gula. Los dominados por el sentido del gusto y la avidez de alimentos, los que se entregaron a la degradación de la alimentación sin reparar en sus perjuicios, esos sufren en este círculo su apetito desenfrenado.

Cuarto círculo: Codicia. Están castigados para la eternidad a empujar enormes pesos de oro y riquezas, pesos que se vuelven contra ellos los avaros y codiciosos que en sus vidas terrenales se dedicaron a acumular riquezas sin importarles nada, incluso la vida de inocentes.

Quinto círculo: Ira. Aquí permanecen empantanados los iracundos, los soberbios y los envidiosos injuriándose y golpeándose, eternamente inmersos en el fango de su propia rabia.

Sexto círculo: Herejía. Aquí viven castigados los herejes en sepulcros en llamas porque el fuego es considerado símbolo de purificación.

Séptimo círculo: Violencia. Los violentos sufren aquí su merecido castigo dividido en tres giros. Primer giro: Los violentos contra el prójimo, es decir, los criminales, violadores, los tiranos. Segundo giro: Los violentos contra sí mismos como los suicidas y derrochadores del patrimonio de su alma. Tercer giro: Los violentos contra Dios, la naturaleza y el arte cuyos nombres son: blasfemos, sodomitas y usureros.

Octavo círculo: Fraude. Aquí tenemos a los que, mediante la malicia, el fraude y la maldad, hicieron sufrir al prójimo. Este círculo está dividido en diez fosas a cuál más profunda. Primera fosa: Reciben su castigo los proxenetas y seductores. Segunda: Los aduladores. Tercera fosa: Los simoniacos. Cuarta: Los adivinos y los magos. Quinta: Los malversadores. Sexta: Los hipócritas. Séptima: Los ladrones. Octava: Los consejeros fraudulentos. Novena: Los sembradores de la discordia y la maldad. Décima: Los falsificadores de las personas y las palabras.

Noveno círculo: Traición. Aquí penan los traidores. Este círculo dispone de cuatro zonas. Primera: Llamada Caina, llamada así porque Caín mató a su hermano Abel y donde penan los traidores a sus allegados. Segunda: Llamada Antenora que debe su nombre a Antenor, un troyano que traicionó a su ciudad. Tercera: Aquí están los traidores a los huéspedes. Cuarta: Recibe el nombre de Judeca por Judas el que traicionó a Jesús. En esta misma zona, pero más abajo, en el infierno más profundo están los traidores castigados por el mismo Lucifer, el primer gran traidor; aquí están los traidores de las más altas instituciones.

El dibujo del infierno de Dante nos muestra un cono invertido. El Congreso semeja también esa figura geométrica y, es curioso que, al igual que en el infierno de Dante, los traidores están situados en el círculo más profundo. Existen más similitudes entre el infierno de Dante y el Congreso que no vamos aquí a analizar. Si que hay una diferencia fundamental entre infierno y Congreso: “El infierno de Dante está perfectamente organizado mientras el Congreso es un caos en el que todos los pecadores se entremezclan sin posibilidad de distinguirse los unos de los otros, tal como ocurría con los cerdos y con los hombres en la novela de Orwell: Rebelión en la granja”

MAROGA

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