Miles de personas, unas en directo en la ciudad de Sevilla y otras por streaming en el resto del mundo han podido contemplar en el microscopio el contenido de las vacunas, mantenido en secreto como cualquier arma de guerra. Se realizó este evento justo en el tercer aniversario de este periodo de distopía que han denominado pandemia, causada por un virus asesino y contagioso que no existe, olas y variantes que tampoco, y sí, en cambio, miles de antenas irradiando los cuerpos humanos inocentes, víctimas de la gran mentira del sistema, inoculados con una sustancia llamada vacuna que contiene óxido de grafeno reducido, un nanomaterial que está marcando el futuro de la humanidad en su camino hacia el transhumanismo. Ricardo Delgado ha tenido a bien concedernos esta entrevista, que esperamos pueda aclarar algunas dudas a nuestros lectores.
Magdalena del Amo: Al principio de esta situación llamada pandemia, usted, como tantas otras personas, creyó que la causa era un virus muy contagioso, y que la respuesta nos vendría a través de los biólogos. De hecho, ellos empezaron a alertar sobre el ARNm y la proteína spike. ¿Cuándo se dio cuenta de que había que cambiar el foco, que la verdad estaba en otro lado?
Ricardo Delgado: Nos dimos cuenta de que las respuestas directas solo podrían venir de un sitio: la observación directa mediante el análisis de las «vacunas». La medicina y la biología apenas podían explicar los daños, porque desconocían la verdadera causa que los originaba. Sin embargo, disciplinas como la epidemiología nos daba las claves. Esto quedaba constatado con el hecho de que la «enfermedad de moda» y los primeros casos de lo que llamaban «coronavirus» se registraron en la ciudad china de Wuhan, a partir del 30 de noviembre de 2019; justamente, la primera ciudad del mundo elegida en tiempo y lugar para el encendido tecnológico de la red 5G.
A día de hoy, sabemos por el análisis pionero de los inyectables, realizados por La Quinta Columna y otros que tuvieron lugar más adelante, así como los efectuados en otras partes del mundo, que NO existe material biológico en las muestras. Evidentemente, tanto la plataforma ARNm como la afectación de la famosa proteina espiga solo eran cortinas de humo para desviar la investigación de todo aquel que analizara, in situ, las «vacunas».
Cuando el grafeno inoculado y etiquetado como «vacuna» entra en contacto con la sangre, genera la formación de una corona biomolecular proteica. La función de esta corona de proteinas es proteger a nuestra biología de la introducción del material extraño para hacerlo pasar inadvertido. Sin embargo, determinados colectivos la etiquetan como tóxica y la relacionan con la proteina pico o spike. Una vez más, con la única intención de desviar el foco del origen de todo daño en la biología, puesto que el mal viene originado por la causa –el grafeno— y no por su consecuencia –la corona de proteinas—.
M. del A.: Presuponiendo que la gran mayoría de los lectores se acerca a esta información por primera vez, me gustaría ir desgranando los puntos más importantes sobre la situación que estamos viviendo y, en concreto, sobre el contenido de las «vacunas». Lo que han descubierto en La Quinta Columna es alarmante. ¿Cómo han llegado a estas conclusiones y en qué se basan?
R. D.: Nos basamos en la evidencia corroborada a través de la observación, en el principio rector del método científico, en el uso de herramientas científicamente validadas para conocer y caracterizar aquello que observamos. Nuestra investigación ha sido corroborada en diferentes partes del mundo, lo cual nos ha permitido establecer un modelo predictivo que nos facilitó incluso adelantarnos a lo que iba a suceder.
M. del A.: Han encontrado óxido de grafeno reducido en los viales; sin embargo, muchos dudan y otros lo niegan. ¿Por qué esto se ha convertido en un tema tabú?
R. D.: La evidencia de la existencia de óxido de grafeno reducido en los inóculos es clara y, además, ha sido corroborada en otras partes del mundo mediante distintos tipos de caracterización, como son: la microscopía óptica en campo claro y oscuro, electrónica SEM Y TEM, pruebas de compatibilidad de absorbancia ultravioleta, difracción de Rayos X, comparación óptica con imágenes del patrón, técnicas de fluorescencia y, sobre todo, caracterización por vibración RAMAN a través de barrido de electrones, ofreciendo la vibración RAMAN o los picos característicos del óxido de grafeno reducido.
M. del A.: Todo esto es muy técnico y tendríamos que hacer un curso para entenderlo; pero vayamos a lo práctico: estamos ante un material cuasi mágico, desconocido hasta hace poco, dotado de características espectaculares. ¿Cuáles son estas caulidades?
R. D.: Cuando revisamos la toxicidad o presunta biocompatibilidad del material en la biología humana, la literatura científica también es muy clara. El grafeno o sus derivados, como el óxido de grafeno reducido, posee propiedades intrínsecas, entre ellas, es superconductor, magnético en contacto con células vivas, piezoeléctrico, alta capacitancia, radiomodulable, flexible y transparente.
Su capacidad superconductora explica su afinidad por órganos eminentemente eléctricos, como el sistema cardíaco y el sistema nervioso central, léase neuronas y médula espinal.
En función del magnetismo adquirido en contacto con moléculas orgánicas, se explica el fenómeno magnético aparecido en las personas inoculadas con el material.
Debido a su cualidad piezoeléctrica, se explica la excitación del material para generar electricidad bajo cualquier presión, ya sea acústica, presión del peso del agua u otras.
La capacitancia del material es tal que, actualmente, se usa para la construcción de baterías de última generación. Esta cualidad hace que pueda condensar la energía obtenida de focos externos. Esto, unido a estar presente en órganos vitales como el corazón, hace que esas descargas electricas que el material condensa puedan interrumpir el tejido de conducción eléctrica cardíaco, generando arritmias y los clásicos desvanecimientos (por falta de irrigación sanguínea cerebral) que, en muchos casos, acaban en muerte súbita.
El hecho de que este material sea radiomodulable indica claramente que se excita mediante microondas. En definitiva, actúa como amplificador o catalizador de las señales de radiación electromagnética, como la actual 5G. Su extraordinaria dureza –200 veces más duro que el acero— hace que nuestra biología opte por expulsarlo en lugar de degradarlo.
M. del A.: Amplíenos sobre la toxicidad del óxido de grafeno, sustanciado en los múltiples daños que produce en el organismo, curiosamente los mismos atribuidos a la covid.
R. D.: Debo resaltar que todos deberíamos entender que este metamaterial extraño a la biología no puede ser inocuo dentro de la misma. En primer lugar, el sistema inmune lo maneja como si se tratase de un patógeno. Dependiendo de su vía de entrada en la biología, su toxicidad es relativa.
M. del A.: ¿Qué quiere decir exactamente?
R. D.: Cuando el óxido de grafeno penetra en nuestra biología por vía intramuscular, el sistema inmune actúa frente a él con una malla de neutrófilos y globulos blancos. Cuando se encuentra en el pulmón, que es una de las vías de eliminación, es atacado por enzimas como la mieloperoxidasa. En contacto con la sangre, es envuelto por una corona proteica llamada corona biológica o corona de biodistribución molecular. La función de estas proteínas estructurales es envolverlo para hacerlo pasar inadvertido a la biología humana por su alta toxicidad.
El óxido de grafeno es un coagulante y, de hecho, se usan esponjas de óxido de grafeno en tratamientos hemostáticos para cicatrizar heridas. La coagulación, además, facilita el efecto Rouleaux de la propia acción de microondas. (El efecto Rouleaux es un literal apilamiento de glóbulos rojos [eritrocitos] y deformidad de los mismos que, actualmente, estamos viendo en la sangre de los inoculados mediante sesiones de microscopía óptica). Evidentemente, tras la coagulación, obtenemos, como consecuencia, todo tipo de trombogenicidad, que ha contribuido a tromboembolismos y accidentes cardiocerebro vasculares, además de accidentes isquémicos, ictus, infartos y otros trastornos.
Tambien hay que tener en cuenta la cualidad radiomodulable del óxido de grafeno. Amplificando la radiación de microondas de entrada, también amplificamos sus daños en el organismo.
M. del A.: ¿Cuál es la primera reacción del organismo ante la entrada de grafeno?
R. D.: El primer mecanismo de respuesta es la inflamación allá donde tenga paso el material por nuestra biología. Es por eso que se están viendo miocarditis, pericarditis, miopericarditis, inflamación pulmonar… Tiene igualmente paso por sistemas de depuración como el hígado y el riñón. En el hígado genera inflamación del mismo (hepatitis) y problemas importantes en el riñón –donde permanece durante bastante tiempo—, cuando filtra la sangre contaminada por el material. Asimismo, impregna el sistema nervioso central, por afinidad superconductora, donde altera el funcionamiento del mismo, generando parálisis de todo tipo. Inflama las neuronas dando lugar a diversos tipos de neuropatías, incluida la pérdida inicial de memoria, la falta de atención, niebla mental o dificultad para concentrarse.
Amplificando los daños de la radiación no ionizante de microondas, aumenta considerablemente el estrés oxidativo, lo cual contribuye al envejecimiento prematuro y a la aparición de diversos tipos de cáncer y tejidos tumorales.
En las células reproductoras –y según la propia literatura científica—, afecta a la motilidad y movilidad del esperma humano, reduciendo drásticamente la fertilidad masculina.
También tiene afectación a la regulación hormonal en mujeres, contribuyendo, en definitva, a su infertilidad y generando síndrome postmenopáusico.
M. del A.: Se entiende que no es lo mismo recibir una «vacuna» que cuatro, dado que el orgaismo va eliminando el grafeno.
R. D.: Así es. Los daños son directamente proporcionales al número de dosis y a la cantidad de radiación electromagnética que el material absorbe o la cantidad de exposición a microondas dirigidas que el inoculado recibe.
Todos estos daños y otros que no hemos mencionado, no solo son causa del exceso de mortalidad actual por estas patologías, sino que aparecen claramente identificados en la literatura científica desde hace años, cuando se revisa la citotoxicidad, genotoxicidad, biocompatibilidad y biodistribución del óxido de grafeno en la biología. Incluido el famoso «pulmón covid» que solo es una neumonitis o inflamación pulmonar, como una de las vías de eliminación del material, contribuyendo a las disneas –dificultad para respirar— y bronquiolitis que vemos a diario.
M. del A.: Y mientras la sociedad continuaba atemorizada por un virus inexistente, publicitado por políticos y periodistas, La Quinta Columna, con usted a la cabeza, ya había descubierto al auténtico asesino de esta trama.
R. D.: En efecto, La Quinta Columna descubrió y demostró este envenenamiento premeditado de toda la sociedad con óxido de grafeno reducido, mientras que las instituciones hablaban de un «coronavirus» que, a día de hoy, nadie ha visto.
M. del A.: No cabe duda que estamos hablando de un hito importante, de un descubrimiento vital y trascendente, no solo para la humanidad del presente, sino para la del futuro en su tránsito al transhumanismo. ¿Pero por qué esto no llega al conocimiento del gran público o, si llega, lo hace acompañado de cierto escepticismo?
R. D.: Las evidencias presentadas son conocidas por un gran número de personas en todo el mundo, pero sí es cierto que no han calado en la sociedad en la medida necesaria. Hemos demostrado que este material fue introducido masivamente en la campaña antigripal 2019, cuya población directa eran los mayores de las residencias o geriátricos, lo que contribuyó al gran exterminio de ancianos, que formó parte de lo que llamaron «primera ola».
Hemos demostrado asimismo que lo que han denominado «brotes» y «olas» no es más que la consecuencia de elevar la radiación ambiental mediante antenas de telefonía, cuyas microondas excitan el óxido de grafeno (radiomodulable) para generar más estrés oxidativo y, en definitiva, todos los daños vistos anteriormente en la biología. Y, a pesar de todo, gran parte de la sociedad sigue sin enterarse.
M. del A.: ¿Cree que es pura disonancia cognitiva o se trata de otra cosa? ¿Hay algo que se nos escapa?
R. D.: En mi opinión, existen factores importantes para que esta evidencia no haya salido a la luz por su propio peso, pero permítame que dejemos esto para el final.
M. del A.: Bien, como guste. Continuemos hablando del material: ¿Para qué introducen óxido de grafeno reducido en esa «cosa» que llaman vacuna?
R. D.: He aquí la gran pregunta a la que también encontramos respuesta, precisamente a través de las propias instituciones oficiales de muy alto nivel, y por la revisión de la propia literatura científica.
Antes hemos mencionado la naturaleza magnética del grafeno en contacto con moléculas orgánicas, ¿verdad? Pues bien, si tenemos un soporte magnético dentro de la biología y, además, superconductor –con afinidad con el corazón y las neuronas—, entonces tenemos la capacidad de leer y escribir información en el mismo, como en un disco duro. A nivel neuronal y en el campo de la neurociencia, leer información es monitoreo o supervisión neural. Escribir información en ese soporte magnético –que es el óxido de grafeno reducido—, impregnando las neuronas, se conoce como neuromodulación o neuroestimulación. Es decir, la capacidad para introducir o insertar pensamientos (instrucciones) o de alterar patrones conductuales humanos de forma remota e inalámbrica (microondas escalares y milimétricas). A nivel del sistema cardíaco, igualmente hablamos de biosensor del corazón o estimulación del mismo a distancia.
M. del A.: Aparentemente, todo esto eclosiona de repente, pero parece que existe un plan minuciosamente trazado que sincroniza varios frentes.
R. D.: En efecto. Toda esta investigación y su propia literatura científica están presentes al mismo tiempo que aparecen personajes como, el expresidente de Chile, Sebastian Piñera, hablando de «insertar pensamientos, insertar sentimientos y monitoreo neuronal» el día de la licitacón de la red 5G. Al mismo tiempo se reforma la Constitución chilena para dar cabida a la «Ley de neuroderechos», y se despliegan decenas de millones de estaciones base y antenas de telefonía por todo el planeta. Y, entre otros sucesos, el propio director del Foro Económico Mundial nos habla de biosensores en el cerebro para el año 2030, el «aumento del transhumanismo» o el nuevo ser humano «Human 2.0», la «nube» y la «inteligencia artificial».
M. del A.: Todo apunta a que estamos encarrilados hacia el transhumanismo o el fin de la «era humana», como dice José Luis Cordeiro. ¿No le parece terrorífico?
R. D.: Efectivamente, es terrorífico, lo peor que le ha ocurrido al ser humano en toda su historia. El objetivo lo tienen más que claro: transhumanizar a todos los seres humanos en el menor plazo posible de tiempo; a pesar de los graves daños y efectos colaterales de esta tecnología con fines de neuromodular y neuroestimular conductas, además de la supervisión de todos los individuos directamente desde sus neuronas. En definitiva, la pérdida íntegra de la especie humana actual. Es deir, la desaparición del humano actual para convertirlo en «otra cosa», privado de su esencia, libre albedrío, capacidad de pensar por sí mismo y su tendencia natural a la espiritualidad. Y para ello, el material que actúa como INTERFAZ es el óxido de grafeno reducido. Esta es la gran CLAVE. Por eso tratan de negarlo o ningunearlo por todo tipo de vías.
M. del A.: Habíamos dejado para el final su respuesta sobre las causas por las que este descubrimiento tan importante no ha salido a la luz, además, en forma de gran escándalo. ¿Qué factores han influido y siguen influyendo en este encubrimiento?
R. D.: Existen varios factores; el primero y muy evidente es el propio control que los gobiernos tienen de las instituciones que están a su cargo, incluidos los medios de comunicación, instituciones sanitarias, poder judicial, sindicatos, etcétera. Esto les permite llevar a cabo sus agendas, perfectamente planificadas con antelación. Pero, existe otro factor claramente expuesto y que algunos, aparentemente disidentes, no quieren ni mencionar.
Es el concepto de disidencia controlada, falsa disidencia o falsos disidentes. Se trata de personas que dicen trabajar para la disidencia y el esclarecimiento de la Verdad, pero que, sin embargo, introducen todo tipo de obstáculos para que esta no salga a la luz. Este fenómeno ha sido introducido en todo tipo de guerras. Y no descubro nada nuevo si digo que estamos en la peor guerra de todas, donde el enemigo a batir es el propio ser humano.
M. del A.: ¿Podría decirse que se trata de una acción de contrainteligencia y que existe un protocolo de actuación que, en este caso concreto, está funcionando?
R. D.: Así es. Y en su forma de actuar hay varias estrategias que paso a enumerarle, refiriéndome al caso que nos ocupa:
-En general, suelen hacer todo lo posible para retrasar un descubrimiento inicial o eliminan todas las «buenas pistas» que llegan, permitiendo la implantación del objetivo que tienen. En este caso concreto es encubrir la finalidad del óxido de grafeno como interfaz.
-Se caracterizan por negar lo evidenciado o las propiedades que presenta. Por ejemplo, niegan la existencia de grafeno en las «vacunas», así como el fenómeno magnético de los inoculados o la emisión de direcciones MAC detectadas por el Bluetooth.
-Se infiltran en la buena investigación para intentar retrasarla usando todo tipo de estrategias.
-Introducen nuevos focos, presuntamente dañinos, para neutralizar el daño que genera el verdadero causante, pero que deben tapar, a toda costa. Por ejemplo, intentan encubrir el óxido de grafeno con el veneno de serpiente, isótopos radioactivos, veneno de abeja, metales pesados o la famosa proteina espiga (que es justamente la respuesta de introducir grafeno en la biología).
-Intentan envolver la CLAVE con cualquier elemento distractor para que esta pierda su fuerza.
-Utilizan la violencia y el ataque personal, manipulando o tergiversando incluso la vida personal de aquellos que hacen el descubrimiento de la evidencia que ellos deben encubrir.
-Normalmente, están financiados económicamente por el propio sistema o tienen promesas de ascensos sociales en el mismo u otro tipo de prebendas.
-Los grupos de disidencia controlada fueron creados antes de que aparecieran, de forma natural, verdaderos colectivos disidentes ante el avance de la situación que empezó a afectarnos a todos. Como en toda guerra, el enemigo dispone de esos grupos, creados en distintas partes del mundo y con etiquetas similares para contrarrestar, captar, colapsar y neutralizar los descubrimientos de grupos humanos que buscan la verdad. Un ejemplo muy significativo de estos grupos son los colectivos «por la verdad», generados, a priori, en distintas partes del mundo y que han intentado desacreditar toda investigación, evidencia o descubrimiento generado, desde la observación, por grupos verdaderamente disidentes.
-Como la propia versión oficial, usan atributos en sus nombres y eslóganes donde su significado real es justamente el opuesto a como se etiquetan. El significado real de «por la verdad» es «para tapar la Verdad».
-Suelen estar activos en el propio sistema, ya sea en el ámbito sanitario, en el académico u otros (médicos, colegios oficiales de biólogos, etcétera).
– Se organizan jerárquicamente, de modo que sus cúpulas son ocupadas por «portavoces» que rigen y parasitan todo el discurso del colectivo, de forma que nadie tenga una opinión individual, y de tenerla quede eclipsada por la propia cúpula. Así, dirigen el mensaje hacia donde quieren y ocultan la evidencia.
-Introducen bots y seguidores ficticios, además de trols agresivos, en diversas plataformas para dar la idea de que cuentan con un incondicional apoyo humano. La realidad es que, prácticamente, no los sigue nadie. Este hecho queda patente cuando realizan charlas en público, a las que asiste un escaso número de personas.
-Se encargan de captar a personas dudosas de la versión oficial (médicos, académicos, abogados, periodistas, etcétera) y los introducen en colectivos, previamente creados, para eclipsar el mensaje que pudieran dar. Una vez dentro del colectivo, se deben a las directrices del portavoz del mismo. Por ejemplo, Abogados por la Verdad o Periodistas por la Verdad. 14. Suelen basar sus «investigaciones» en los propios «papers» que son redactados por la propia versión oficial, contra la cual, supuestamente, están enfrentados.
-Nunca hacen análisis reales usando herramientas científicas, porque ello los obligaría a manipular los resultados, para ocultar lo que han descubierto. En lugar de investigar prefieren decir que «analizar vacunas es una pérdida de tiempo»; «no mires al microscopio, pues no podrás ver nada» o «conseguir vacunas es muy difícil».
-Los trabajos de aquellos que SÍ analizan usando RAMAN, microscopía óptica, electrónica o cualquier técnica conducente a SABER caracterizar el componente clave de las «vacunas» son ridiculizados y atacados por esta falsa disidencia con argumentos muy peregrinos. La mayor parte de esos ataques son virulentos y personales.
-Usan sus títulos para hablar por «principio de autoridad» que le da el mismo o la insitución a la que pertenecen, pero no por «principio científico de evidencia».
-Utilizan argumentos de la versión oficial –contra la que aparentemente luchan— para desacreditar trabajos serios e independientes. Por ejemplo, basarse en prospectos oficiales de las «vacunas», cuando, precisamente, se están denunciando componentes NO declarados en las mismas y que podrían hacer caer toda la operación.
-Hacen acercamientos a los descubrimientos evidenciados, con lo cual logran captar cierto abanico de personas honestas para después descartar ese paradigma y volver a otros focos. Por ejemplo, admiten la existencia del grafeno, pero argumentan que hay muy poca cantidad en las «vacunas», o reconocen que los vacunados emiten direcciones MAC, pero descartan el grafeno.
-Alardean de frases como «todos debemos estar unidos» o «juntos somos más fuertes» precisamente, para infiltrarse.
-Se centran en el daño pero no en la causa real que lo origina.
-Se ocupan en denunciar cuestiones menores para minimizar el impacto de lo que más daña. Por ejemplo, denunciar mascarillas, pérdida de libertades y derechos o la ineficacia del test PCR mientras encubren la introducción de la interfaz en los inyectables, que es el objetivo para llegar al transhumanismo.
M. del A.: Si esto es así, el ciudadano de a pie lo tiene muy difícil. Por un lado, es engañado por el sistema, y por otro, por quienes cree que buscan la verdad. ¿Tiene un último consejo para terminar?
R. D.: Identificar a estas «personas» es vital para seguir avanzando y sacar a la luz las EVIDENCIAS y frenar o impedir la operación. La falsa disidencia es la primera linea de batalla que el enemigo envía a nuestras filas. Hay personas de buena fe que no han aprendido a identificarlos y que «pretenden estar bien con todo el mundo», pero esto es, sencilla y llanamente, imposible, porque están confiando y comulgando con traidores, a diario y sin saberlo. Deben elegir y abandonar cualquier otro interés que no sea la Verdad por encima de cualquier otra cosa. No hay terreno para medias tintas, en función de la gravedad a la que nos estamos exponiendo. No podemos permitir que la falsa disidencia siga intentando desacreditar la evidencia y que esta no salga a la luz con la suficiente fuerza, consiguiendo así que la operación contra el ser humano continúe. Es decir, el fin de la era humana a través del transhumanismo.
Conferencia completa en:
https://odysee.com/@laquintacolumna:8/CONFERENCIA-19-MARZO-EDITADA1:6