OPINIÓN

Manuel del Rosal: «Rebuznos y gruñidos gubernamentales»

Manuel del Rosal: "Rebuznos y gruñidos gubernamentales"

“Y llegó un momento en el que no supe distinguir entre los rebuznos de los burros y los gruñidos de los cerdos”

El Congreso de los Diputados ha alcanzado tal nivel de zafiedad que, cuando no suena un rebuzno de burro es porque suena un gruñido de cerdo.

La mayoría de los burros, al pasar junto a un arroyo, se miran con placer encontrándose aires de caballo. No se engañen son burros.

No hay día en el que algún miembro de los que se sientan en el Congreso de los Diputados no rebuzne o emita un gruñido de cerdo. No se salvan – ni mucho menos, – los componentes del gobierno incluido el presidente. En estos días y semanas que faltan para las elecciones del 28 de mayo, los rebuznos y gruñidos alcanzarán cotas inimaginables, ni que decir cuando las elecciones generales estén cerca. Todos los días tenemos ejemplos de rebuznos, bien en el Congreso, en las ruedas de prensa o en las apariciones de sus señorías en los medios de comunicación. Porque si alguien cree que los políticos no rebuznan es que no conoce el pasaje del Quijote que dice: “…que bien puede ser que los regidores que entonces rebuznaron viniesen con el tiempo a ser alcaldes de pueblo” “…porque tan a pique está de rebuznar un alcalde como un regidor” Y de Séneca sabemos que “Un burro puede fingir ser un caballo, pero tarde o temprano rebuzna”.

Rebuznar lo hacemos todos en algún momento, lo que pasa es que el rebuzno de un ciudadano del común se queda en eso, mientras el rebuzno o gruñido de sus señorías afecta ¡y de qué manera! al normal funcionamiento de las instituciones; sobre todo si el rebuzno de burro o gruñido de cerdo viene del gobierno. Hay que admitir que lo de los rebuznos de burro y gruñidos de cerdo también se dan sobremanera en los medios de comunicación en los que los intelectuales, tertulianos, periodistas presentadores de telediarios, columnistas y un largo etc. se despachan bien a gusto en sus rebuznos y gruñidos.

Todo esto viene a cuento de lo visto y oído últimamente en el Congreso y que, coincidiendo en el tiempo estoy leyendo algunas de las obras de Pedro Muñoz Seca (que murió fusilado por el bando republicano en Paracuellos del Jarama en 1936) entre ellas un sainete muy sabroso publicado en 1906 titulado “La casa de la juerga”

Los versos que vienen a continuación pertenecen a dicho sainete:

Tengo un borrico canelo / más sabio que un profesó, / con orejas de ministro / y ojos de gobernaó // Rebuzna como si fuera / diputado ministerial / y se come hasta el pesebre / como cualquier concejal // Yo quisiera que a mi burro / lo sacaran diputado / porque otros siendo más burros / a ese puesto ya han llegao // Pero temo que de serlo / vaya a quedarme sin él / porque como allí habrá tantos / no lo voy a conocer.
MAROGA

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