OPINIÓN

Rafael López Charques: «Si existe»

Rafael López Charques: "Si existe"

Por mal que les pese a los que ahora se nos exhiben como salvadores de todos nosotros, existe una España muy diferente a la que ellos nos quieren vender, que desde luego no encaja en sus esquemas.

Lo más grave de la situación es que dotados de ciencia infusa, pues de la real demuestran carecer, hacen y deshacen a su antojo, siempre por nuestro bien no lo dudemos, nos dan lecciones de como tenemos que actuar. Sin embargo, se encuentran con el problema de que como ahora permiten pasar curso sin aprobar, nosotros pasamos los días sin aprender lo que nos enseñan.

Ellos, auto entronizados en sus palmitos, siguen en sus trece, porque no lo duden, el error es nuestro.

Cada día nos levantamos ansiosos de conocer la nueva noticia que nos traerá, y la verdad es que empiezan a ser demasiado repetidas. Les aconsejamos que cambien, porque ya están aburriendo al personal.

Tenemos el tema de la prevaricación. Un disco rayado. Lo peor, a nuestro entender no es el asunto en sí, sino que un condenado por el segundo mayor caso de corrupción de nuestra historia, no entra en la cárcel por un problema médico, cuando otros condenados por prevaricar cantidades inferiores a la décima parte del primero y también con problemas médicos, por cierto, mucho más graves sí entraron, alguno aun cuando su condena todavía era provisional.

El desgobierno ha hecho oídos sordos a las consiguientes críticas, porque son de una parte de nuestro país que para ellos no existe. Actúa como si fuesen manifestaciones de desquiciados que no saben de qué va el tema. Nosotros opinamos que son quejas, muy justificadas de una España que por mucho que lo intenten no lograrán silenciar, porque también existe.

Nos encontramos con que veinticinco entidades del sector público, lógicamente de las más importantes, están controladas por los que mandan, es decir, por “cum fraude” y sus amigos. ¿Para qué? Dado que la eficiencia de varias deja mucho que desear, solo se nos ocurre una cosa, para regalarle un puesto bien remunerado, aparte de otros gajes, a amigos. ¿Cómo creerán que lo ve la otra España que consideran que no existe?

En cualquier caso, parece que no les preocupa a los mandamases. Por ejemplo, la delegada del gobierno contra la Violencia de Género se despacha con calificar a los que critican el fracaso de la ley del “Solo sí es sí”, de “reaccionarios”. Se equivoca, son una parte de la España que si existe y tiene sentido común.

Demostrando que el sentido común es el menos común de los sentidos, el ministro del Interior, a pesar de ser desautorizado por el Tribunal Supremo, que anuló su destitución de un militar no dimite, hecho que en otro país sería automático, ni lo cesan. Eso no lo admitimos los de esa España que si existe.

Fíjense si existe, que a “cum fraude” lo han abucheado en la capital italiana. Indudablemente fueron españoles que, aunque no residan aquí están hartos de aguantar todas sus componendas, no por lo que puedan repercutirles personalmente, sino por vergüenza propia.

Lo peor es que no aprenden, quizás porque a los que disentimos consideran que no existimos. Se equivocan.

Como buenos españoles nos duele que al presidente del gobierno lo ninguneen fuera de nuestra frontera, aunque se lo merezca. Lo hizo Joe Biden, también el rey marroquí por dos veces y ahora el presidente chino, que le dedicó cuarenta y cinco minutos (incluidos quince para fotos), y al francés seis horas.

Convénzanse, si existe una España de gente que quiere el mayor bien para todos sus ciudadanos, no solo para ellos mismos, y también el respeto.

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