LOS NEOPLATÓNICOS FUERON GRANDES ESTUDIOSOS DE ESTOS FENÓMENOS E INVESTIGADORES DEL ANIMA MUNDI DE PLATÓN

Recordando a Salvador Freixedo en el centenario de su nacimiento: Fue un personaje valiente, poco común, un investigador de lo numinoso

Recordando a Salvador Freixedo en el centenario de su nacimiento: Fue un personaje valiente, poco común, un investigador de lo numinoso

En el centenario de su nacimiento, 23 de abril de 2023, el analista político y escritor, Alfonso de la Vega, le ha dedicado a Salvador Freixedo el siguiente texto:

El sufrimiento es el buen Dios”. (George Bernanos).

“Yo me rebelo contra la necesidad del sufrimiento o del dolor. Creo en un cosmos infinito no en los dogmas de una religión positiva […] más que ovnílogo soy demonólogo”. (Salvador Freixedo).

En la nota explicativa de autores de la BNE se expresa que:

«Salvador Freixedo (Carballiño, Orense, 23 de abril de 1923 -25 de octubre de 2019) fue un sacerdote católico español y miembro de la Compañía de Jesús, ovnílogo e investigador de temas paranormales. Fue invitado como ponente en numerosos congresos internacionales, tanto en Europa como en América o Asia, así como colaborador de diversas revistas paracientíficas, como Mundo DesconocidoKarma 7 Más allá entre otras. También participó en numerosos programas de radio y televisión dedicados a este tipo de temáticas”.

El deber de todo hombre honrado es el de buscar lealmente la verdad”. (Camilo Flammarion).

Este 23 de abril, festividad de San Jorge, patrono de Cáceres y valiente combatiente contra dragones maléficos, y cuadrigentésimo séptimo aniversario de la muerte de Cervantes, se cumple el centenario del nacimiento de Salvador Freixedo, una personalidad de gran interés, un investigador espiritual y, en consecuencia, a su modo, un caballero en lucha contra el Mal.

Tuve el honor de conocer a Salvador en las postrimerías de su larga vida gracias a su esposa, la psicóloga y periodista Magdalena del Amo en cuyos programas coloquios de TV La Bitácora fui invitado a participar varias veces como contertulio.

He leído buena parte de su obra. En la BNE se relacionan hasta 28 obras suyas, creo que lo suficiente para poder hacerme idea de su importantísima labor de investigación y de divulgación de conocimientos.

Salvador Freixedo fue un personaje valiente, poco común, un investigador de lo numinoso. Autor de una vasta obra que hubiera merecido el honor de formar parte de la célebre Biblioteca de Autores Visionarios, Heterodoxos y Marginados de la antigua Editora Nacional, cuyos sugestivos ejemplares fueran entregados por los secuaces de Alfonso Guerra a la llama inquisitorial, purificadora de memoria histórica para mayor gloria y granjería del pertinaz socialismo y embrutecimiento de súbditos y votantes.

Como es sabido, Freixedo perteneció a la Compañía de Jesús de la que fuera apartado, al igual que otro jesuita pensador heterodoxo como Castellani, debido a importantes desencuentros con la jerarquía y en especial tras la publicación en un ya lejano 1969 de su libro Mi Iglesia duerme. Esta aparente contrariedad sin embargo le permitiría una singular evolución espiritual hasta convertirse en libre pensador lejos de las desviaciones marxistas del Padre Arrupe y la llamada Teología de la Liberación que han terminado llevando a la Orden de San Ignacio a su actual decadencia teológica y moral o en número de miembros. No sé. Dadas las hazañas del personaje argentino, tengo la duda si Salvador cambió de parecer antes de fallecer acerca de la verdadera naturaleza de un clérigo tan negro como su excompañero Bergoglio.

En efecto, Freixedo no se quedó solo en el ámbito político social y buscó la dimensión espiritual del problema del Mal. Gran estudioso y conocedor del tema ovni, del que llegó a ser uno de los máximos expertos en lengua española, es famosa su lúcida y elocuente frase: «más que ovnílogo soy demonólogo«.

La problemática ovni no se limita al aspecto técnico o mecánico de los supuestos artefactos o al número, particularidades y credibilidad de sucesos sino, sobre todo, a su aspecto espiritual y sus relaciones con la tradición, la psique o lo que Platón llamaba el Ánima mundi.

Freixedo pensaba que existían estrechas relaciones entre el actual fenómeno OVNI y las apariciones más o menos extrañas de las que dan cuenta las más diversas tradiciones espirituales, mágicas, esotéricas o incluso ocultistas de la humanidad. Freixedo, al que cabe considerar uno de los mejores expertos en este tema junto con el de los ovni, era muy escéptico acerca de la naturaleza religiosa sobrenatural de las apariciones marianas y así lo explicaba en algunas de sus obras.

En realidad, no fue el único jesuita que había investigado estas cuestiones, aunque sí actualizado y documentado. Cabe recordar dentro de nuestra tradición histórica del Siglo de Oro al P. Francisco Torreblanca Villalpando, sobrino del también jesuita Juan Bautista Villalpando, estudioso del simbolismo arquitectónico del monasterio de El Escorial y su relación con el Templo de Salomón. O de Martín del Río y sus Disquisitionum magicarum libri sex. O también la importante labor de divulgación enciclopédica de otros jesuitas como el P. Kircher o su discípulo el P. Schotto.

Pero sería el polígrafo suizo Carl Gustav Jung con su audaz obra de 1958 Un mito moderno. De cosas que se ven en el cielo quien primero interpretaría el fenómeno ovni como de naturaleza o carácter fundamentalmente psíquico. Algo parecido, por ejemplo, a lo acontecido con los conocidos íncubos y súcubos de las tradiciones visionarias medievales. Jung vincula el fenómeno a la exteriorización de la propia psique. Para el psicólogo suizo la psique es solo parcialmente idéntica a nuestro ser empírico consciente; en cuanto al resto, se proyecta y en este estado imagina o representa las cosas que el cuerpo no puede captar. Para Jung habría un mundo que llamaba “realidad psíquica” que parece coincidir de algún modo con el llamado mundo astral de helenistas, gnósticos, cabalistas y neoplatónicos, entre otros.

Efectivamente, los neoplatónicos fueron grandes estudiosos de estos fenómenos e investigadores del Anima mundi de Platón. Ese alma del mundo que mediaba entre Dios y el mundo manifestado en lo material y sensorial, del mismo modo que el alma humana mediaba entre el cuerpo y el espíritu. Esto también explicaría el fenómeno de los desdoblamientos y bilocaciones. Los agentes de tal intermediación eran llamados dáimones o daemones, que no son los demonios del cristianismo. La versión más moderna del fenómeno de las apariciones sería el de los ovnis.

Otro científico, Jacques Vallée, los relacionaba en su pionera obra Pasaporte a Magonia con las muestras del folclore de hadas, gnomos y similares. Como el propio autor explica se propone “documentar un mito endémico, a saber: el mito del contacto entre la humanidad y una especie inteligente dotada de facultades en apariencia sobrenaturales. […] Y es que los investigadores nunca han querido tener en cuenta el hecho de que unas creencias idénticas a las que se sustentan hoy han aparecido con carácter periódico a lo largo de la historia humana bajo unas formas perfectamente adaptadas al país, raza y regímenes sociales de los creyentes…”.

El problema del Mal

Muchas personas de buena voluntad se preguntan por qué van las cosas tan mal en el mundo actual. Por qué las promesas de progreso y de un mundo mejor que caracterizaron a la Ilustración se están viendo desmentidas una y otra vez por la Historia, pese o quizá ¿a causa? de los muchos adelantos tecnológicos de los que ahora disponemos. Adelantos que si se aplicarán a la educación y al desarrollo espiritual, intelectual y emocional de las gentes permitirían un gran salto adelante. Pero se constata más bien lo contrario, una creciente descomposición y la amenaza cada vez más cercana de un horizonte de esclavitud. De la peor esclavitud posible, de la del esclavo que ni siquiera es consciente de que lo es.

La manipulación mental durante la pandemia o la guerra en Ucrania es verdaderamente tremenda y augura las peores perspectivas si no reaccionamos como Freixedo nos anima a hacerlo.

Una primera interpretación teórica básica de lo que nos pasa puede encontrarse en la socorrida tipología política aristotélica resumida en la combinación de dos elementos, que ejercen la soberanía y la finalidad de su poder. La llamada ciencia económica, al divorciar la actividad económica de la Moral como era entendida por los tratadistas con anterioridad, ayuda a considerar determinados vicios y abusos como algo neutro, fuera del orden moral y camufla la realidad social e histórica del Poder con ficciones matemáticas abstractas como los mercados. El valor de cambio domina al valor de uso. Y el objeto de lo económico escapa a la Moral. La moneda más o menos falsa crea un mundo, en cierto modo, virtual o supuestamente autónomo de las realidades vitales, del valor de la energía, los recursos materiales o los ecosistemas naturales que posibilitan la vida.

Todo ello es cierto en su propio nivel de análisis, pero coincido con Salvador Freixedo en que lo que sucede en este mundo amenazado por el NOM y la Agenda 2030 tiene una dimensión espiritual, metafísica, que es la básica o primordial. Sí, algunos estudiosos nos preguntamos por las bases metafísicas del Mal. ¿El Mal está en la conciencia del hombre o es servido por criaturas maléficas que no tienen por qué ser, necesariamente, todas humanas? El universo del Mal, ¿acaso tiene existencia propia? ¿Existen criaturas no humanas que lo forman y sirven? ¿Se alimentan con el sufrimiento, el miedo y la angustia que nos provocan?

Para Freixedo la respuesta es sí, según expone en La granja humana o en Defendámonos de los dioses los humanos somos criaturas dependientes de otras superiores que nos crían para su beneficio como nosotros hacemos con nuestro ganado. En Teovnilogía, uno de sus últimos libros, una especie de testamento intelectual que debiera servir de amplia reflexión y debate por la gravedad de las cosas nos insiste en su inquietante convicción “que en este planeta hay otros seres, normalmente invisibles, más inteligentes que nosotros, que son los que desde las sombras nos dominan sin que nos demos cuenta”. Y son responsables de gran parte del Mal existente en el mundo: toda esta horrible crueldad antihumana que encontramos en todas las civilizaciones se hace completamente inexplicable sin la intromisión de estos malignos seres en las mentes de los humanos, que de una forma u otra ha estado siempre presente. Los encontramos también, aunque de otra forma, en los episodios de íncubos y súcubos de las crónicas de la Edad Media, a las que tan poca credibilidad se les otorgaba hasta hace pocos años. […] En aquellos tiempos se les llamaba demonios, hoy se les llama extraterrestres […] unos seres reales, ni mitológicos, ni virtuales, ni imaginarios, ni pertenecientes a la teoría de la falsa memoria, ni debidos a personalidad múltiple, ni fruto de recuerdos o de sueños lúcidos o del trauma del nacimiento. Es indudable que se dan casos, y no pocos, que se pueden explicar con algunas de estas causas. Pero los autores de los hechos a los que nos referimos tienen una personalidad propia y se diferencian de nosotros sobre todo en que son ultradimensionales”.

Freixedo afirma creer en “un cosmos infinito pero no en los dogmas de una religión positiva. […] Algunos de los entes manifestados son de otras dimensiones que no pertenecen a la jaula espacio temporal en la que nosotros estamos. Pero existe una relación con el sufrimiento humano, con las influencias maléficas. […]Contra ello hay que usar la razón. Yo me rebelo contra la necesidad del sufrimiento o del dolor. Creo en un cosmos infinito no en los dogmas de una religión positiva”.

En relación con el sufrimiento y el problema del Mal también cabe señalar otro sugestivo y valiente libro de Salvador  Freixedo, en el que trata de explicar la habitual conducta violenta y cruel de muchos de los miembros de la religión innombrable. En su libro Israel, pueblo contacto, Freixedo resume y explica buena parte de la violenta y despótica historia de los judíos. Me parece que de algún modo viene a constituir un buen complemento de la monumental obra de su paisano Vicente Risco, Historia de los judíos.

En la dimensión espiritual 

Para terminar este breve homenaje al investigador orensano cabe mencionar por inusual una especie de confesión de gratitud relativa a su ángel de la guarda que expresa en un soneto recogido en su libro Iglesia ¡despierta!

Sea el ángel de la guarda o como sea su naturaleza, cabría recordar algunas de las interpretaciones: Así, los clásicos grecolatinos hacen equivalente al daemon, daimon o genio al elemento celeste espiritual o supremo que preside a los seres manifestados”. Cuenta Platón que para Diotima en El banquete, un genio es un intermediario, algo que está entre lo divino y lo mortal.

“Sócrates, todo  lo que es genio (daimon) está entre lo divino y lo mortal.

¿Y qué poder tiene?

Interpreta y transmite a los dioses las cosas humanas y a los hombres las cosas divinas[…] A través de él discurre el arte adivinatoria en su totalidad y el arte de los sacerdotes relativa a los sacrificios, a las iniciaciones, a los encantos, a la mántica toda y a la magia. La divinidad no se pone en contacto con el hombre, sino que es a través de este género de seres por donde tiene lugar todo comercio y todo diálogo entre los dioses y los hombres, tanto durante la vigilia como durante el sueño. […] Estos genios son muchos y de muy variadas clases y uno de ellos es el Amor…”. 

La tradición griega parece corroborar las ideas de Freixedo: los genios o daimones son a la vez los intérpretes de nuestros votos y los mensajeros de los beneficios celestiales, participando de una doble naturaleza. Su morada es el espacio aéreo que existe entre el cielo y la tierra. Su cuerpo es más sutil que el de los seres terrestres, pero menos que el de los seres superiores. Son visibles e invisibles según su voluntad. Existen divinidades intermedias que habitan entre las alturas del cielo y el elemento terrestre, en ese medio que ocupa el aire, divinidades que trasmiten a los dioses nuestros deseos y los méritos de nuestras acciones. Los griegos los llamaban daimon o genios; mensajeros de ruegos y beneficios entre los hombres y los dioses; llevan y traen de unos a otros, de una parte las demandas, de otra los socorros; intérpretes con unos, genios bienhechores con otros, como nos dice Platón.

Y no solo el filósofo de la Academia. En relación con estas cuestiones desde luego conviene recordar en la Biblia a San Pablo (Efesios 6, 12):

“Vestíos de toda la armadura de Dios para que podáis resistir las insidias del diablo, que no es nuestra lucha contra la carne y la sangre, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires…”. 

Por amor a su Dulcinea Salvador se armó con la armadura de la Voluntad y de la Razón en su personal lucha contra el Mal.

Descanse en paz el caballero.

Alfonso de la Vega
Ingeniero agrónomo, analista político y escritor

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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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