OPINIÓN

Manuel del Rosal: «El club Bilderberg y el niño yemení Salem Abdalá Isa»

Manuel del Rosal: "El club Bilderberg y el niño yemení Salem Abdalá Isa"

“Y así va el mundo. Hay veces en que deseo sinceramente que Noe y su comitiva hubiesen perdido el barco” Mark Twain

Del 18 al 21 de mayo el Club Bilderberg se ha reunido en Lisboa. Ciento treinta participantes de 23 países han sido invitados para hablar sobre qué hacer para aumentar sus riquezas, su poder y su dominio mundial, aunque esto conlleve que el hambre, la miseria, la sed, las enfermedades y la muerte aumenten paralelamente para millones de seres humanos. Se dice que estas son las personas más poderosos del mundo, pero la verdad es que todos ellos no son más que los que, en posiciones genuflexas, les limpian los zapatos a los verdaderos amos del mundo, ocultos en la oscuridad allá arriba en la cúspide de la pirámide del poder

“Decir que estamos luchando por un gobierno mundial es exagerado, pero no completamente desacertado. Nosotros pensamos que no podemos seguir luchando para siempre unos contra otros para nada y matando a gente o dejándola sin hogar. Por ello, creemos que una comunidad única a lo largo del mundo sería algo positivo” Denis Healey, miembro fundador del Grupo Bilderberg

Naturalmente, ese gobierno mundial estaría en manos de ellos.

“Su objetivo final es el control de absolutamente todo el mundo, en todos los sentidos de la palabra. Actúan como si fueran Dios en la Tierra” Daniel Estulín, escritor e investigador.

El Club Bilderberg fue fundado en 1954 y como lema escogieron la frase: “Fomentar el diálogo entre Europa y Estados Unidos”, eufemismo de: “fomentar, poseer y aumentar nuestro poder en todo el mundo para implantar un nuevo orden mundial oligárquico en todo el orbe”

En septiembre de 2016 una imagen impactante por su crudeza recorrió el mundo, ese mundo que los de Bilderberg quieren dominar. Al tiempo que la imagen producía una llamarada de indignación, un fogonazo de incredulidad, un navajazo en las conciencias de quienes, pudiéndola evitar con tan solo desviar el 1% de sus ganancias hacia los países que viven – si es que a eso se le puede llamar vivir – en la más absoluta miseria, los de Bilderberg se reunían en Dresde (Alemania) para, tal como hoy en Lisboa, articular los mecanismos que les van a permitir aumentar sus riquezas, su poder y su dominio en todo el mundo, aunque para ello sumen a los millones de personas que sufren hambre, sed, enfermedades y muerte hoy, unos cuantos miles más.

La imagen, imposible de digerir para cualquier persona con un mínimo de sentimiento, era la del niño yemení Salem Abdalá Isa, niño de 5 años que pesaba 4 kilos porque desde que nació solo había ingerido hambre. Estoy seguro de que esa imagen llegó hasta la sede de la reunión que los de Bilderberg celebraban en el Gran Hotel Taschenbergpalais. Y estoy seguro de que la justificaron como “efectos colaterales” a sus buenas intenciones de mejorar las condiciones de vida de todos los ciudadanos del mundo, condiciones que se alcanzarán cuando ellos, ungidos por el dedo de algún demiurgo malvado, logren un gobierno único mundial.

La revista Forbes se hace eco cada año de los personajes más ricos del mundo, los que amasan masas de billetes con los que se tapan los ojos y las narices para no ver ni oler la miseria que sus asquerosas riquezas generan en millones de seres humanos de toda condición. Son estos los que se reúnen una vez cada año en Davos, los que forman parte del indecente Club de Bilderberg y que, no lo olvidemos, se inclinan ante los demiurgos que ocupan la cúspide de la pirámide de poder de este mundo.

Nota: Las fotos muestran al niño Yemení y al hotel en el que en el año 2016, el mismo en que los medios de comunicación difundieron la foto de Salan, se reunían en Dresde los integrantes del Club Bilderberg.

MAROGA

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