“Al rey la hacienda y la vida / se ha de dar, pero el honor / es patrimonio del alma / y el alma solo es de Dios” El alcalde de Zalamea siglo XVII
Hoy, en este siglo XXI de progreso hasta la náusea, tres de las palabras que figuran en estos versos: honor, alma y Dios; han sido borradas del vocabulario; hasta tal punto han sido borradas que, si le preguntas a cualquier ciudadano por su significado, te dirá que ni siquiera las conoce.
El pueblo de Fuenteovejuna, harto de tanta injusticia, ajustició al autor de ella. Fueron tantos y tan continuados los agravios del Comendador Mayor que el pueblo se levantó contra él y lo mataron. Fue el rapto y violación de Laurencia por parte del Comendador, la gota que hizo rebosar el vaso de agravios, injusticias y desmanes cometidos por este a todo el pueblo que, como un hombre solo, le ajustició. Cuando los jueces fueron a Fuenteovejuna a preguntar quién mató al Comendador y pesar de los tormentos aplicados a los vecinos, estos contestaban todos con la famosa frase: “¿Quién mató al comendador? / Fuenteovejuna, señor”.
Pedro Crespo, alcalde de Zalamea mata a garrote vil al capitán Álvaro de Atayde por el rapto y violación de su hija. En su último alegato ante el juez Don Lope, al preguntarle este: ¿sabéis que estáis obligado / a sufrir, por ser quien sois, /estas cargas? Pedro le contesta: “Con mi hacienda; / pero con mi fama, no. / Al rey la hacienda y la vida / se ha de dar, pero el honor / es patrimonio del alma / y el alma solo es de Dios
Calderón de la Barca expresó con sus versos en “El alcalde de Zalamea” la superioridad de la libertad individual frente a las instituciones, así como que los principios éticos han de estar por encima de la ley y, como en las obras de Platón, la libertad de conciencia frente a la tiranía de la “sinrazón de Estado”
Lope de Vega mostró en Fuenteovejuna como la unión del pueblo frente a la tiranía, acaba con ella, Fuenteovejuna es el relato con contenido social y reivindicativo. El pueblo lleva años pidiendo justicia sin recibir respuesta y, viendo que quienes tienen que implantarla no lo hacen, decide tomarse la justicia por su mano y triunfa. La clave de ese triunfo está en la unidad sin grietas del pueblo entero. Lope de Vega nos muestra que cuando el pueblo es soberano y está unido es capaz de desafiar a los poderes y vencerlos.
Calderón de la Barca nos habla de libertad individual, de principios éticos y morales y de la libertad de conciencia frente a la tiranía. Lope de Vega nos muestra la fuerza de un pueblo cuando este está unido y es soberano; una fuerza que, acompañada de la razón y la justicia derriba las murallas de la tiranía, sea esta cual sea. ¿Y hoy?
Hoy, año 2023 del siglo de las luces del progreso técnico y tecnológico, a 372 años de la publicación de El alcalde de Zalamea y a 406 de Fuenteovejuna ha desaparecido el individuo aplastado por la masa; el honor y la fama están en almoneda y Dios ha sido sustituido por dioses tecnológicos y virtuales. La libertad individual y la libertad de conciencia han sido masacrada por las instituciones, cuyas leyes están por encima de los principios éticos. El pueblo soberano solo lo es para, cada cuatro años, depositar una papeleta en una urna y mientras dormitar en el sueño dulce que le ha cercenado aquello que hace que un pueblo agraviado como el de Fuenteovejuna tirando de honor y solidaridad haga frente a la tiranía ¿o es que acaso los pueblos de este siglo no son agraviados y manipulados en su dignidad, en su honor y en su fama por unas democracias perversas?
Tanto o más perversas que las formas de gobierno de los siglos en los que se desarrollan los hechos narrados po Calderón y Lope. de Vega.
MAROGA
