El problema de la inexistencia de auténtica representación en el Estado de partidos no solo es el de cómo se forma en origen. Ni el problema del cumplimiento del mandato una vez otorgado. Ni la imposibilidad de su revocación cuando se incumple o usurpa antes de las nuevas elecciones de «comisarios» de los partidos.
Si algo ha puesto de manifiesto este gobierno es la profesionalización del político en este Estado de partidos casi desde la cuna y las juventudes, donde un trepa arribista puede saltarse todos los controles del poder, convertirse en Caudillo y atar las instituciones de pies y manos mientras miente compulsivamente, pacta con el diablo y reparte tarugos de pan. Como donuts huecos con un baño de chocolate y palabrería insignificante así aparecen estos ministros chiquilicuatres que alguien invitó a ver la casa en una visita guiada y se quedaron a comer.
Todo lo que padecemos en la reciente vida pública nacional se lo debemos al personaje que Rosa Diez, que le conoce bien, disecciona en «Caudillo Sanchez», a traves de su muy esclarecedora biografía política que, junto a su comportamiento y signos externos nos permiten comprender cómo su conducta se ajusta como un guante a la personalidad descrita en psicología como «la triada oscura».
Y es que «la pulsión que mueve a este hombre poco o nada tiene que ver con la ideología que confiesa»; porque, como en la fábula de la rana y el escorpión, lo de este tipo «está en su naturaleza».
Esa naturaleza, curiosamente, es la que está determinando, junto a sus obras y su mentira permanente, el caudillaje de Pedro Sanchez, como aquel general en el laberinto que retratara magistralmente García Marquez. Laberinto, caos y despropósito de los que, si queremos salir para centrarnos en los problemas urgentes y esenciales como sociedad y organización política, no haya otra solución que echarlo de la polis. A él, y a todos sus secuaces.
Como cuenta Rosa Diez en «Caudillo Sanchez», un libro imprescindible para entender lo que está pasando, son las patologías médicas o espirituales de este personaje las que condicionan irremisiblemente un sistema político. Todo, desde de que se hiciera con el PSOE a traves de un proceso que merece conocerse en detalle. Desde que llegara al Parlamento europeo como un pobre meritorio que nadie quería en su equipo, hasta convertir su organización en un partido monolítico sin mandos intermedios al estilo de los caudillajes hispanoamericanos, carente de las defensas y controles necesarios democráticos frente a un manipulador nato:
«La lógica política, escribe Rosa Diez, es un instrumento completamente inútil para analizar y neutralizar los efectos de la pulsión que mueve a Pedro Sánchez, un hombre tan ayuno de limitaciones como borracho de ambición de poder. Antonio Cervero Fernández-Castañón, psicólogo sanitario y PDI del Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo, me alertó hace un tiempo sobre los daños que puede sufrir una sociedad cuando llega a detentar el poder un tipo que de forma simultánea y/o correlativa actúa como un ser autocomplaciente y arrogante, agresivo, brutal e insidioso y ávido de poder, lo que Frieder Wolfsberger califica como los tres ingredientes del carácter del mal carácter, -o dicho de otra manera, la personalidad malvada-: el narcisismo, la psicopatía y el maquiavelismo.»
Pero sólo el que manda con amor, decia Quevedo, es servido con fidelidad. Así que ya sabemos cómo acabará el caudillo organizador de todo este desgobierno que va a dejar la Nación como un erial y su partido como un solar y que para conservar el poder no ha dudado en enfrentar permanentemente a los españoles.
Es el comienzo del otoño del patriarca: «Durante el fin de semana los gallinazos se metieron por los balcones de la casa presidencial, destrozaron a picotazos las mallas de alambre de las ventanas y removieron con sus alas el tiempo estancado en el interior, y en la madrugada del lunes la ciudad despertará de su letargo de siglos con una tibia y tierna brisa de muerto grande y de podrida grandeza».
«El General en su laberinto» ya hacía los preparativos para su viaje a través del rio Magdalena hacia el puerto de Cartagena de Indias, con la intención de salir hacia Europa, cosa que finalmente no lograría. Después de su renuncia la gente de las tierras que liberó se han vuelto contra él, garabateando graffitis contra Bolívar y arrojándole basura».
«El General está ansioso por seguir adelante, pero tiene que recordarle al Vicepresidente electo, el General Domingo Caycedo, que aún no ha recibido un pasaporte válido para salir del país. El general sale de Bogotá con los pocos funcionarios que aún le son fieles, incluido su confidente y ayuda de campo».
Por eso los españoles no estamos ante una alternancia cualquiera en un sistema democrático porque esto es un caudillaje bolivariano. El domingo los españoles tenemos la primera gran ocasión para echarle con la contestación que se merece. A Sanchez, y a gran parte de todos los cómplices y okupas de los que se sirve para permanecer en el gobierno, y que con sus apoyos o sus silencios han contribuido a todo este caos y este sindios.
Víctor Entrialgo
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