OPINIÓN

Manuel del Rosal: «Independientemente de los resultados: España espera señores políticos»

Manuel del Rosal: "Independientemente de los resultados: España espera señores políticos"

Cuando los lectores lean este artículo ya se conocerán los resultados de las elecciones municipales y autonómicas; si estos concuerdan con lo que anuncian todas las encuestas, salvo nen dos o tres comunidades, en las demás, el voto está tan disperso que puede que haya – como mínimo – gobiernos tripartitos y ya sabemos que los tríos no son buenos salvo para quienes los practican, en este caso para los políticos y no para el pueblo. Entraremos en la incertidumbre, si esto es así. Y la incertidumbre es mala, tanto individual como colectivamente, y lo es porque carece de seguridad. No hay nada seguro en la vida salvo los impuestos y la muerte como alguien dijo, pero no es lo mismo caminar con la serenidad y la templanza que nos da cierta seguridad, que andar de los nervios con la inseguridad de la incertidumbre.

Si los ayuntamiento y comunidades abocan a gobiernos Frankenstein la culpa será toda de nosotros los ciudadanos que dispersamos el voto como los aspersores de riego, buscando no sé qué.

Los gobiernos Frankenstein no vienen a solucionar nuestros problemas, sino con un solo objetivo: vivir de la política a costa de los presupuestos que pagamos todos con nuestros impuestos.

Llevamos más de 40 años esperando que algún político trascienda de político a hombre de Estado priorizando los intereses de España y los españoles a sus propios intereses…y no lo encontramos.

Señores políticos. España espera, España está ahí en la sala de espera desesperada de esperar a que ustedes antepongan los intereses generales a los intereses particulares, de partido; a sus ambiciones personales y a sus ideologías.

El establecimiento de prioridades para nuestros políticos dibuja una ruta en la que el partido al que pertenecen va por delante, le siguen el acaparamiento de poder y los intereses particulares de cada uno. A final de esa ruta aparece, ya difuminada y desdibujada, España.

Mientras los despachos de los políticos están ocupados por sus intereses de partido, de poder y personales, en las salas de espera colindantes con esos despachos, un país – España – espera. Espera que un hombre o una mujer, priorizando a España sobre todo lo demás, tenga la gallardía, el coraje, la determinación, la generosidad y la inteligencia para, abriendo la puerta de su despacho en la Moncloa, le diga a esa España que espera, lo que Jesús le dijo a Lázaro: ¡Levántate y anda!

MAROGA

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