OPINIÓN

Rafael López Charques: «Todos ganan»

Rafael López Charques: "Todos ganan"

Reflexionando el día antes de las elecciones, llegamos a la conclusión de que todos los partidos van a ganarlas.

Eso es lo que nos dan a entender, y varios no solo eso, sino que lo afirman muy seriamente. Entonces la pregunta es obvia, ¿quién va a perder?, y la respuesta más obvia todavía, el pueblo español.

Todo son viajes, que seguramente de una forma u otra pagamos nosotros; promesas que nadie nos creemos, pero que nos indican la consideración que tienen de nosotros, por aquello de que “prometer y no dar a los tontos hace alegrar”. Todos prometen llevarnos al paraíso, cada uno al suyo, pero no les preocupa a cuál verdaderamente queremos ir, porque como no coincide con el que ellos nos ofrecen estamos equivocados, y nos hacen el favor de abrirnos los ojos.

Así está la situación, unos viviendo y otros aguantando.

Aunque hay gente que por comodidad prefiera no pensar en lo que está aconteciendo, nosotros si lo hacemos, porque estamos convencidos de que vamos de mal en peor en todos los aspectos, y eso naturalmente nos preocupa.

Estamos en un momento en el que “insultar, descalificar y embarrar” a los contarios (como dice “cum fraude”) está a la orden del día. Lo curioso es que de todas las tropelías que hacen él, los suyos y sus aliados por conveniencia (que no pretenda engañarnos también en esto) parece no enterarse.

Él sigue a lo suyo, que es vivir a consta nuestra. Sin ir más lejos, recientemente para ir a un acto electoral de su partido, aterriza el avión privado que utiliza en una base militar. Solo se nos ocurre decir una cosa, ¡hay que tener cara para hacerlo!, pero ya estamos acostumbrados. Estamos hartos de que cuando le hacen una pregunta que no le gusta, sistemáticamente niegue todo con la cabeza, a veces incluso haciendo una mueca y se queda tan tranquilo.

Lógicamente, dada su manera de actuar, mucho criticar a los demás, pero de las fechorías de los suyos no se entera. Tenemos que pensar así, puesto que sepamos, no ha dicho ni palabra por la compra de votos de sus partidarios en diversas localidades, ni del secuestro de una concejala disidente de su partido. Quizás haya que disculpárselo pues hay que comprender que con lo ocupado que está en ofrecernos el paraíso, no tenga tiempo de ocuparse de minucias sin importancia. Seamos buenos y comprensivos.

Sus aliados, por conveniencia, imitan su manera de actuar. Se rasgan las vestiduras por cualquier cosa que pueda perjudicar a los contrarios, pero tampoco se enteran de lo que pasa dentro de casa.

Lo que sí tienen muy claro todos es que van a ganar, y que, si no ganan ellos, será la ruina de España.

Por lo visto no se han enterado del nuevo rapapolvo que la Unión Europea nos ha echado con respecto al límite del gasto público primario, que parecer ser que superará al límite establecido. Eso son menudencias.

Como ven, todo eso son cosas sin importancia. Lo importante es ganar, sea como sea. Si hay que mentir, se miente. Si hay que comprar votos se compran. Tienen el aplauso de sus secuaces interesados, que es lo importante, y lo demás son pataletas de malintencionados.

El problema que vemos la gran mayoría de los españoles es que están llegando a un límite inadmisible. Dado lo que sabemos hasta ahora, y la manera del recuento de votos, ¿quién nos garantiza que no va a haber un pucherazo? Nadie.

Repasemos la historia y aprendamos de ella, de la historia real no de la democrática, claro está. Todos sabemos a qué nos llevó aquel régimen ideal, y que conste que somos respetuosos e incluso partidarios de una república seria. ¿Quiénes propiciaron el desastre que fue? ¿Por qué´?

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