OPINIÓN

Francisco Iglesias Carreño: «Responso del Primer Lunes de Pentecostés»

Francisco Iglesias Carreño: "Responso del Primer Lunes de Pentecostés"

¡Santísima Virgen de La Concha!, desde aquí, en este nuestro lugar zamorano, en plena comarca natural de “La Tierra del Pan”, al lado de `La Vía de La Plata´ y muy próximos a `La Vía Dalmacia´ (nuestros milenarios caminos jacobeos mozárabes), junto a `La Real Cañada Leonesa´ de `La Vizana´, por intersección del Apóstol Santiago y de San Antolín, así como de San Atilano, San Ildefonso, San Boal y San Alfonso, en la memoria de Santa Eulalia y San Isidoro, y del Cáliz de Dª Urraca y/o “Santo Grial” (documentado), junto a “las primas” de `Nª.Sª. Del Yermo´ (Patrona de mí Barrio de San Lázaro), `Nª.Sª. De Los Remedios´ (sita en la ermita de mis esponsales y mi primer colegio del Patronato) y `Nª. Sª. De La Hiniesta´ (Patrona de La Tierra del Pan), te pedimos, como miembro de los hijos devotos tuyos, por las almas de todos aquellos, propios y extraños, que perecieron durante “El Cerco”, el de la Ciudad de Zamora en el año 1072 -.- cuyo 950 aniversario celebramos ya el año pasado -.-, y sépase que lo hacemos por todos, tanto para los sitiados, nuestros antepasados zamoranos de la Corona Leonesa, como para los sitiadores, integrantes de los ejércitos de la Corona Castellana.

¡Santísima Virgen de la Concha!, queremos seguir en este día, primer lunes de Pentecostés, el mandato de Doña Urraca Fernández, hermana de nuestro soberano el Rey-Emperador leonés Don Alfonso VI, que respalda todo el «Concejo de Zamora», con su alcaide Arias Gonzalo a la cabeza, en pro de la reconciliación entre `nosotros: los leoneses´, y los otros que vinieron de allende el rio Pisuerga, «nuestros sitiadores los castellanos», que han perdido a su señor, su soberano, el Rey de Castilla, frente a la impresionante amurallada ciudad leonesa de Zamora que porfiadamente asediaba, el día 7 de octubre de 1072.

Sabemos, ¡oh Santísima Virgen de la Concha!, por los relatos históricos, que el Rey castellano Sancho II, el mismo que arrasó la ciudad de Graus, puso sitio a la ciudad leonesa de Zamora durante siete meses y siete días, y causó, en aquel entonces, la muerte por doquier, graves quebrantos, dolor profundo y angustiosa pena a todos los zamoranos y zamoranas (leoneses y leonesas del lugar), por el solo y único hecho de no someterse a su arbitrio y dictado, en su ambición desmedida y sin freno de, ¡como fuera y a toda costa!, acapararlo todo.
Tal acción desaforada, con tan drásticas pretensiones y tan ansiada gran voracidad, ¡venerada Santísima Virgen de la Concha!, no logró romper en 1072, de ninguna forma, el compromiso de todos los zamoranos (y de toda la Corona Leonesa) con su soberano el Rey-Emperador leonés Don Alfonso VI.

Fue preciso, ¡amada Santísima Virgen de la Concha!, que uno de aquí, de los nuestros, a la manera y forma de Judith, ¡la gran heroína del Pueblo Judío!, con gran peligro para su persona y para su casa, diligente y prestamente se internase en campo enemigo, entre las tropas castellanas cercadoras de Zamora, y con hábil sagacidad y extraordinaria valentía, consiguió urdir un sagaz plan para engañar al todopoderoso Rey de los castellanos, y mediante su propia argucia, inopinada y sorpresivamente lograr poner fin a sus días.

¡Gracias Santísima Virgen de la Concha!, por guiar los pasos de Vellido Dolfos y proteger su vida, sin su iniciativa y valerosa acción propulsora toda la ciudad de Zamora, todo el Pueblo Leonés, y toda la Corona Leonesa hubiera sucumbido, tras largas penalidades y sufrimientos, ante las avasalladoras tropas de Castilla.
¡Virgen de la Concha!, mientras el Rey castellano Sancho II estuvo vivo, todos los zamoranos y zamoranas, todas gentes de la Corona Leonesa, mancomunadamente le combatieron y no se doblegaron, ¡en ningún momento!, a sus pretensiones, ni aceptaron su hegemonía, ni se inclinaron ante su cetro, ni claudicaron ante su ambición de expansionismo territorial . Los zamoranos y zamoranas de 1072, no tuvieron dudas, ni vacilaciones y sí, ¡y siempre!, amplia responsabilidad convivencial, sentido heroico del deber y acto ejerciente, formal público, del compromiso. Prefirieron arrostrar todos los peligros existentes, incluyendo sus propias vidas, antes de entregar la ciudad mejor amurallada y de mayor valor estratégico de toda la hispánica Corona Leonesa.
Confiados en tu maternal protección. ¡Santísima Virgen de La Concha!, tomaron un camino honroso, de lealtad cimera, de inquebrantable honor, en busca de una meta justa y legítima.

Defender Zamora en 1072, ¡defender la Corona Leonesa!, fue oponerse a Castilla y sus imposiciones.
Vienen a nuestros recuerdos, ¡oh Santísima Virgen de la Concha!, la memoria imperecedera que, todos los zamoranos y zamoranas, y las gentes del amplio ámbito de las cuatro regiones históricas de la Corona Leonesa, de todos los tiempos, debemos al alcaide Arias Gonzalo -.- el hombre puesto por la Reina Sancha I y su esposo, el navarro Fernando I “El Grande”, -.-, en su apoyo firme, constante y decidido a la Infanta Leonesa Doña Urraca Fernández, Señora de Zamora (y guardiana que fue de la Colegiata de San Isidoro), por el legado de sus padres, llevando la voz unánime del Concejo de Zamora, en pro de la voluntad de todos y cada uno de los que se albergaban al refugio de los recios e impactantes muros de Zamora, la de ser unos con `su gente´ y con `su tierra´, algo que no se supo comprender, ni entender, y menos valorar, desde las poblaciones del este, allende el rio Pisuerga, en la muy lejana Castilla. Los castellanos optaron por combatir a Zamora y a la Corona Leonesa, creyendo que su poderoso ejército conseguiría traspasar las murallas de la ciudad de Zamora. ¡No habían contado con la firmeza de la Corona Leonesa, de los zamoranos y zamoranas que la representaban, en pro de sus legítimos derechos!

¡Excelsa Patrona Virgen de la Concha!, distes valor ético, empuje moral y sentido social del deber a los cinco hijos de Arias Gonzalo, merced a su firme tesón y generosidad sin límites, ampliamente pagada con sus vidas, toda la urbe de Zamora, los zamoranos y zamoranas y `el hecho zamorano´, en este mayestático lugar central de la Corona Leonesa, tiene el máximo esplendor histórico, extraordinaria expresión épica y almacena, sin duda alguna, el más alto orgullo generacional de todos los tiempos. Gracias a ellos, en gran parte y al resto de los zamoranos del año 1072, ¡Zamora no se ganó en una hora!. Todos ellos mancomunadamente labraron al unísono, desde este ancestral solar leonés, las páginas más brillantes de la épica hispánica, de la europea caballerosidad y ejemplo permanente y significativo, del ser y del estar, con rango universal.

Ahora en 2023, ¡oh Santísima Virgen de la Concha!, conmemoramos el 950 aniversario de las «Justas del Campo de La Verdad» y encomendamos a nuestra excelsa Patrona, igualmente las almas de los hijos de Arias Gonzalo, caballeros de la lealtad, estandartes del honor y valientes sin tacha, orgullo de la Zamora de 1072 y de las sucesivas que la han secundado.

Sentimos como creyentes, ¡oh Señora Santísima de la Concha!, nuestro más hondo pesar por todos los fallecidos en “El Cerco”, el de Zamora del año 1072, y encomendamos cristianamente sus almas a Dios todo poderoso, desde el último castellano hasta el Rey de Castilla Sancho II, desde los sencillos zamoranos y zamoranas, y con ellos todos los leoneses y leonesas, hasta los hijos de Arias Gonzalo, el propio Arias Gonzalo y Doña Urraca Fernández, y ¡cómo no!, del héroe Vellido Dolfos.

¡Venerada Patrona Virgen de la Concha!,a todos los de «El Cerco de Zamor», sin excepcionalidad alguna, que es impropia de los cristianos, acoge bajo tu manto de amparo.

Este año 2023, y en esta ocasión, ¡oh amantísima madre Virgen de la Concha!, traemos un ruego añadido, que hemos incorporado ya a nuestra saga histórica. Han sido muchos los convecinos que, en lo que va de año y desde 2019, con ocasión de la pandemia que nos azota, han fallecido tanto aquí, como en toda la constitucional Región Reino Leonés, la Corona Leonesa, la España Nación, la Unión Europea y en todo el mundo. Muchas son las familias afectadas por las pérdidas de sus seres queridos, de sus allegados y vecinos, así como por la lesiva acción de la enfermedad, el dolor producido y el general social quebranto. ¡A todos encomendamos!
¡Gracias madre amantísima Virgen de La Concha!, por tener en nuestra Patria Española, en todas y cada de sus quince regiones históricas, convecinos abnegados que han hecho de su ejercicio profesional sanitario permsnente modelo de ejemplaridad, conductual forma a seguir y general hermandad asistencial, junto a todos otros aquellos que, desde el diario transporte y venta del abastecimiento poblacional, la solicita asistencia (por cuerpos de seguridad del Estado, Ejército Español, policías municipales, bomberos, etc. ), han trabajado esforzada y denodadamente por todos y cada uno de los ciudadanos. Gracias por todos nuestros convecinos, por su entereza ante la adversidad, por su siempre comportamiento cívico ejemplar,…

¡Siempre en el amparo patronal de la Santísima Virgen de La Concha!. Del agradecido hoy del 2023 al rescatado ayer glorioso del 1072. Del universalizado presente al pasado medieval que nos conformó, significo y marcó nuestro leoneizante e hispánico devenir postrero.

¡Venerada Patrona Virgen de la Concha!, por todos los zamoranos y zamoranas, por todos los habitantes de la Corona Leonesa de 1072, por todos ellos, va nuestra oración de siempre y, con este añadido del 2023, nuestra dirigida plegaria de ahora, y rogamos, como siempre, vuestra ayuda para que Zamora y toda la Corona Leonesa no vuelva a ser cercada por los castellanos o por otros, sean quienes sean, ni se le cause por ellos o por otros, cualesquiera que sean, mal o quebranto alguno, ni ahora ni el futuro.

Rogamos encarecidamente por todos y cada uno de los conciudadanos que hemos perdido, tanto los de antes, en el sabor de nuestro poso histórico leonés amplio y zamorano signado, como en el presente, en estos tan trágicos momentos, con los igualmente fraternales de ahora.

¡Virgen de La Concha!, que nuestra tierra sea siempre tierra abierta, de amplia libertad, de universal igualdad, de glosada convivencia, de vecinal hermandad, de prosperidad general, de fraternal apoyo, amplio bienestar compartido y salud para todos.

Danos ahora, ¡oh Virgen de la Concha!, como lo hicisteis en el pasado, ante nuestra ciudad cercada, tu amparo, tu protección y tu ayuda. Se ahora, ¡venerada Patrona!, como lo fuisteis antes, muestra siempre permanente excelsa, amada y venerada guía.

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