OPINIÓN

Victor Entrialgo De Castro: «El fin de la democracia»

Victor Entrialgo De Castro: "El fin de la democracia"

Empezaré por el final. Hay que inhabilitarlo. Se ha cargado la democracia y la gente todavía no se ha enterado.

En la dictadura sanchista, como hemos visto, los ministros de España, los diputados y senadores indignos que sólo saben aplaudir y cobrar eso sí, hasta los militantes del lugar más recóndito, no hablan por sí mismos, sino mediante consignas.

Así, despues de la noche de los cuchillos largos y la maniobra infame del dictador, los sanchistas y medios afines, con las consignas que reciben desde Ferraz se preguntan con rintintín falaz por qué protesta el personal, por qué el vulgo no se conforma con nada, que si se quedaba  porque se quedaba y si convoca porque convoca.

Torticero y perverso argumento del villano, que hace preguntas falsas para lograr respuestas interesadas. Saben perfectamente los hipócritas, que la alternativa no era entre esperar o dar un golpe a la democracia, como acaba de hacer, sino entre esperar o dimitir. Y lejos de ello, lo que ha hecho el dictador, para tratar de evitar su ineluctable otoño, es cargarse la democracia.

Lo que el pueblo quiere, y así ha quedado reflejado incontestablemente en las urnas, es que se vaya. Y lo que acaba de hacer el dictador es anular las elecciones y ordenar repetirlas obstaculizando o impidiendo de facto la participación para ver si así logra revertir el fin del sanchismo que el 28-M ha certificado.

¡Que se repitan, pero esta vez que vengan sólo la mitad! ha dicho el dictador. ¡Que se repitan hasta que salga lo que yo pretendo! que no sólo es un comportamiento que retrata al autócrata sino que revela el narcisismo infantil de quien, cuando pierde, se lleva el juguete o la urna para casa, despues de haberla colocado detrás de una cortina.

«Humildemente» dice el incapaz de humildad. «Caudillo Sanchez» es un dictador hispanoamericano más, haciéndose aplaudir en loor de focas derrotadas con la mano en el corazón, un tirano en su ocaso, un general en su laberinto y como dice en su libro Rosa Diaz, un psicópata.

El pueblo español, que acaba de ser nuevamente burlado, con lo que le quede de dignidad despues de estos cinco años y con independencia de la alerta frente a las maniobras que seguirán durante los próximos 54 dias, debiera levantar la voz y reclamar a partir de hoy diariamente de manera firme implacable, resistente, el fin de la dictadura y la dimisión de Sanchez, sin esperar a que usurpe de nuevo su soberanía.

Despues de cinco años de golpes a la democracia llega el corolario con la maniobra del dictador frente al tsunami, que pretende con la nueva convocatoria anular la elección anterior y vulnerar el poder del pueblo,  reduciendo deliberadamente la parte alicuota que corresponde en la misma a millones de españoles que, aun formando parte del cuerpo electoral, no van a poder votar, incluyendo entre ellos los que tienen ya organizadas las vacaciones anuales en julio, los que no pudiendo ir de vacaciones quieren aprovechar del mayor puente de todo el año, más los que van a morir ese día de golpes de calor.

Su maniobra no tiene nombre y la gente se está preguntando aún que es lo que persigue. Lo que persigue es todo, como desde que llegó. Atar de pies a manos al ultraizquierda que, sin margen de reaccionar, debe decir amén o volver a casa a no hacer nada, que era lo que hacían, decir que viene el lobo de la ultraderecha y presentar las elecciones con el mismo dilema de cualquier dictador. O yo, o el caos.

Con independencia de preparar y alertarse frente a las maniobras chavistas que va a seguir hasta el 23 de julio, la oposición, la justicia y la Nación debieran de momento impugnar la convocatoria electoral y exigir en las redes sociales, la calle y en toda ocasión, la dimisión.¡Váyase Sr.Sanchez!.

Para ello debe hacer ver el clamoroso este «Aló Venezuela», este fraude de ley y no de cualquier ley, no de cualquier derecho, sino de la propia Constitución y de la soberanía popular, poder supremo de la democracia que ostenta el pueblo y que a todas luces se ve burlada, dañada y mermada por una convocatoria semejante. Ya sabemos por la historia lo que hace la izquierda española cuando pierde.

Con la maniobra de convocar las elecciones el 23 de julio este Calígula pretende cargarse la soberanía popular porque también podría habernos convocado cualquier día con nocturnidad a las cuatro de la mañana. O llevarnos al enfrentamiento, o quemarlo todo.

La felonía de este sujeto no tiene límites y la Nación, aunque la castigue fuertemente en las elecciones del 23J, no puede esperar a quejarse entonces de que ha sido eliminados millones de votos y burlado el derecho a la parte alícuota de soberanía de milones de desplazados en sus merecidas y programadas vacaciones amputando el cuerpo electoral. Una villanía que no se le había ocurrido al más infame de los tiranos. Es el fin de la democracia.

¿A qué espera la oposición a impugnar formalmente ese hecho, esa fecha, solicitar su inhabilitación  y decirle al menos: ¡Váyase Sr.Sanchez!  siendo en este caso Sr. una fórmula retórica.

En el pais de Fuenteovejuna y de Juan de Mariana el tirano Sanchez no puede tratar de»anular» unas elecciones y convocar otras fraudulentamente hasta que salga lo que pretende. Debe irse y el pueblo obligarle a dimitir. Lo demás es un fracaso para la democracia, un precedente ignominioso y una indignidad para la Nación.

«¡Váyase Sr. Sanchez!», de una puñetera vez!

 

Victor Entrialgo de Castro

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