No, no se equivoquen con el título de este artículo. No todo lo que reluce es oro, ni todo el monte es orégano.
«Maduración»–in sensu politico– es una palabra referida a la condición de una persona , grupo, pueblo, o nación que ha alcanzado un alto grado de conciencia acerca de los problemas políticos que afectan a la colectividad, y que esto ha hecho que sus conocimientos y su participación en los asuntos públicos se basen en el buen juicio, prudencia, respeto y en la tolerancia hacia quienes no comparten sus ideas.
Esto sería lo normal en cualquier país de los 26 que componen la UE. Y digo 26 y no 27 — porque como España es diferente– cuando hablo de «maduración» me estoy refiriendo a ese otro específico y politico proceso del actual gobierno sanchista que conlleva un conjunto de actividades educativas, jurídicas, políticas, sociales, laborales y éticas planificadas estratégicamente a imagen y semejanza de las implantadas y desarrolladas por el régimen dictatorial y socialista de Chávez y Maduro en la República de Venezuela. Alli el deterioro progresivo de la economía y los servicios sociales básicos — la sanidad, la educación, la alimentación y la actividad laboral– es la tónica general y predominante. De ahí lo de la «Maduración».
España, desde el nefasto gobierno de ZP, ha ido perdiendo su idiosincrasia como país libre, democrático y constitucional , convirtiendose en una «república bananera» donde, ni la justicia ni la libertad ni la democracia ni la separación de poderes, figuran desde entonces entre sus caracteres esenciales.
Si todo esto ya ocurría durante la legislatura de Zapatero, alias «Bambi», qué no decir del gobierno del sociopata felón, megalómano y mentiroso compulsivo Pedro Sánchez . Por cierto, los que llamaron «Bambi» a Zapatero –atribuyendole la autoría al mismisimo Alfonso Guerra– se equivocaron de animal. En su lugar deberían haberle llamado «Ed’, el nombre de una de las tres «hienas» carroñeras de la película de Disney «El Rey León». De hecho Alfonso Guerra — refiriéndose al apodo de Zapatero– afirmó en cierta ocasión: «A los que eso hicieron, yo les quiero decir que tal vez no se equivocaron de animal, pero desde luego no ha resultado ser un Bambi de peluche, sino más bien de acero»(…).
Guerra no se quivocó con el nefasto ZP y mucho menos con Sanchez «El Felón. Al referirse a él, no se ha cortado lo más mínimo y ha criticado sin pudor y abiertamente el que haya «abandonado el socialismo liberal que había impregnado la acción del PSOE durante 140 años, para substituirlo por una alianza de radicales, populistas, comunistas, independentistas y herederos del terror»(…). Todo esto ha supuesto un cambio brutal en la «tradición» y el «pensamiento» del partido fundado por Pablo Iglesias.
Además, Sánchez pasará a la historia como el «exhumador oficial de cadáveres franquistas». Posiblemente –y en esto tampoco se equivoca– el problema real del actual PSOE sea el propio Sánchez. Tras comentar la deriva autoritaria apreciada en el gobierno de España, ha mostrado su decepción con Sánchez al recordarle que le apoyó en sus decisiones: «cuando dijo que no dormiría tranquilo con Podemos en el Gobierno, cuando dijo que lo del 2017 no era sedición sino delito de rebelión, cuando dijo que agravaría las penas a los golpistas catalanes, cuando dijo que tipificaría el delito de convocatoria del ilegal referéndum, cuando dijo que no habría indultos, y no digamos cómo le apoyó cuando dijo que nunca pactaría con EH-Bildu»(…)
Asi mismo no ha titubeado al echarle en cara que la amnistía es una “condena de la Transición”, ni ha dudado en calificar de “infamia” la reunión de Yolanda Díaz con Carles Puigdemont celebrada en Bruselas. Para González y Guerrala la amnistía no es solo ilegal e inconstitucional, sino “injusta” e “impura”. {…)
Conceder la amnistía a los líderes del procés supondría la ruptura del régimen democrático iniciado hace 45 años. Las amnistías solo se conceden para borrar el pasado de una nación y, cuando se hizo en 1977, el objetivo fue borrar la «dictadura» y comenzar la «democracia». Si ahora borramos los delitos de los independentistas catalanes– como intenta Sánchez para seguir manteniendo sus posaderas en la Moncloa– estaremos finiquitando esa histórica etapa de nuestra democrácia parlamentaria y España seguiría avanzando en ese proceso de destructiva «Maduración» con el que Sánchez imita a su amigo Nicolás Maduro –lider del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las entidades políticas que la componen– ayudado por el servil «válido» y asalariado ZP, para que España sea una república socialista a imagen y semejanza del siempre democrático, participativo, descentralizado, alternativo, responsable y pluralista gobierno de Venezuela. En esto consiste la «Maduración» que Sánchez y sus inconstitucionales socios quieren para España: parecernos cada día más a todas estas repúblicas bananeras y socialistas — encabezadas por la la Venezuela de Maduro– en las que cualquier atisbo de libertad, justicia, bienestar socio-evonómigo y democracia brillan por su ausencia .
Pedro Manuel Hernández López, médico jubilado, periodista y ex senador por Murcia.