OPINIÓN

Rafael López Charques: «Quien contamina paga»

Rafael López Charques: "Quien contamina paga"

Nos parece una proposición justa y equitativa, quien hace un daño, sea el que sea y a quien sea, debe pagar por ello. Es la única manera de que nuestro mundo no se convierta en un caos. No es venganza, sino simplemente una consecuencia de nuestro obligado respeto a los demás, para que pueda haber una convivencia pacífica.

Se nos viene a la mente porque últimamente los poderes públicos la están entonando para justificar un más que probable impuesto por circular por autovías. Ya que echas dióxido de carbono a la atmósfera, paga por ello. Además, así tenemos más dinero para malgastar.

El hecho curioso es que cada vez aumentan las opiniones de que ese gas es necesario para nuestro mundo empezando por la agricultura, pero también para el ser humano.

No vamos a entrar en discusiones científicas, para las cuales reconocemos que no estamos cualificados, pero sí comentar algunos hechos que sencillamente nos llaman la atención.

Nuestros actuales dirigentes políticos nos vienen avisando de lo que nos espera en este aspecto. Bien. Pero esa postura nos choca con que, por ejemplo “cum fraude”, para ir de una isla canaria a otra, se haga traer desde la capital el falcon vacío y lógicamente volver también vacío. ¿Qué pasa? ¿Ese reactor no contamina muchísimo más que un coche?, ¿No había barcos o avionetas para trasladarse? Misterio. De lo que estamos seguros es de que él no pagó, como debería de haber hecho, para dar ejemplo.

Sospechamos que detrás de todo ello está el implantar un nuevo camino para controlar a la ciudadanía. Si hay que pagar por circular por una autovía, es muy sencillo controlar quien lo hace, tanto a través de la tarjeta con que paga o de la matrícula del coche. En definitiva, es un nuevo instrumento para saber quién va y a dónde va, es decir, un nuevo control.

No se crean que esto es un cuento de ciencia ficción, sino una muy posible realidad.

Tengan en cuenta que nuestros dirigentes utilizan el método de “el palo y la zanahoria” Ahora hacen algo que realmente va en nuestra contra y después nos ofrecen un bono o una paguita.

Lo no aceptable, desde cualquier punto de vista, es que ellos solo reciben paguitas, bien que saben hacerlo, lo que choca con un principio básico de toda sociedad democrática, que es que todos somos iguales, no unos más que otros.

La verdad es que, por desgracia, ya estamos acostumbrados a que algunas personas se pasen la normativa por el forro. Un ejemplo reciente es que antes de que se acordase, según la normativa vigente, la utilización de lenguas cooficiales en el Congreso, ya se autorizó su uso, sin tener en cuenta que nuestra aún vigente Constitución (aunque a algunos les pese), establece en su artículo tercero que “el castellano es la lengua oficial del Estado…….las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos”

Si los representantes de la ciudadanía, en el ejercicio de sus funciones, se saltan tranquilamente, la máxima normativa, ¿qué podemos esperar? Creemos que sencillamente, nada.

Nos parece bien que se evite la contaminación, pero en todos los ámbitos, pues en muchos de ellos es mucho más peligrosa que unos gases. Un ejemplo es que políticamente tratan, un día sí y otro también, de imponernos su descabellada y nefasta ideología; eso sí es contaminación peligrosa, y ¿quién paga?

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