OPINIÓN

Pedro Manuel Hernández López: «»Road to perdition» (Camino a la perdición)»

Pedro Manuel Hernández López: ""Road to perdition" (Camino a la perdición)"

«Road to perdition» (Camino a la perdición) es el título de una película dramática del 2002 dirigida por el oscarizado Sam Mendes y protagonizada por dos grandes actores: Paul Newman y Tom Hanks. Su título, tiene un doble significado: «Perdición», es el nombre de una ciudad a la que se dirigen el protagonista Michael Sullivan (Tom Hanks) y su único hijo superviviente y, sin embargo, «Perdición» es también un eufemismo del «Infierno» y, en este sentido, Michael Sullivan reza para evitarle a su hijo hacer ese viaje sin retorno.

El «Camino a la perdición» o, mejor dicho, al «Infierno»–sin eufemismos y con mayúsculas– es el camino «sin retorno», que han iniciado Puigdemont, el «molt honorable» prófugo de la Justicia española por golpista y separatista y, su sumiso y genuflexo «escudero» Sánchez, el felón presidente del Gobierno en funciones. Ambos han vendido a España, han lesionado con alevosía y gravemente su Carta Magna y han roto su Unidad nacional.

Todo lo han hecho por esos «siete miserables votos» de Junts, con el único objetivo de permitirle seguir ostentando como presidente de España «el poder por el poder»–no para regir durante cuatro años más el proceloso e incierto destino de España bajo su partidista y vengativa batuta– sino para calmar su insaciable ego y su desmesurada ambición.Por mucho que ellos dos y toda su camarilla de conmilitones y paniaguados se desgañiten hasta el infinito y nos mientan mántricamente –como acostumbran hacer– para convencernos de que todo este inmoral e ilegal «merder polític» no es para conseguir esa cacareada y anunciada «Amnistía» que permitirá rehabilitar, no solo a Carles Puigdemont y regresar a España libre y sin tener que dar cuentas ante la Justicia –lo contrario de lo que prometió Sánchez al comienzo de la pasada legislatura– sino a todos los responsables y a los ciudadanos integrantes del «Procès català» que, antes y después de la consulta de 2014 y del referéndum de 2017, fueron objeto de decisiones o procesos judiciales vinculados a estos eventos”.

Tampoco es exclusivamente «para y por el interés general y el bienestar de España y por la restauració de la convivència política, social i econòmica de tots els espanyols amb Catalunya». ¡ Qué cínicos e inmorales …! Lo sueltan como el que oye llover y, se quedan tan panchos e impertérritos, sin mostrar la más mínima decencia y vergüenza al permitir que «Junts’ incluya en el documento el que Catalunya tenga, a demás, de la amnistía un «pacte fiscal» beneficioso para recaudar el 100% de los impuestos, un «referèndum d’autodeterminaciò» –al amparo del artículo 92 de la Constitución — y un «mecanisme de mediació i verificació internacional», que ayude a negociar las discrepancias que mantienen ambos partidos. Esperemos que por el bien de España, éstas sigan siendo insalvables.

Esto no debería extrañarnos, pues adolecen de todo atisbo de moral y honestidad. Es triste que la actual situación de España –con su inefable «camino a la perdición» , de continuar con este anticonstitucional proceso recién iniciado– sea esta y, que a pesar, de coincidir con la citada película, cuyo nombre titula este artículo, no pueda resolverse con una simple oración. En este caso — aunque rezar siempre viene muy bien y nunca está de más– hay que hacerle caso al viejo aforismo español cuando nos aconseja que «A Dios rogando y con el mazo dando», pero en el sentido que le da el sevillano académico de la Historia y de la Real Academia Española, Francisco Rodríguez Marín, cuando nos explica lo que este refrán quería decir: (…) «Se decía en el campo, pero para indicar la conveniencia de salir presto del camino peligroso y no seguir en el».

Quisiera recordarles a los separatistas, independentistas y socialcomunistas que, con su inmoral pacto con Puigdemont –«el gironí de soca-rel» (de pura cepa)– han resucitado de nuevo al eterno «fantasma» de las dos Españas –la del odio rojo y azul, la progre y facha, la nacional y la republicana que –desde la Constitución del 78, todos los españoles, sin distinción de ideología alguna y demás etcéteras, ya habíamos enterrado para siempre y, que D.Antonio Machado describió en su célebre poema «Españolito», veinte años antes del histórico 18 de julio del 36. Versos que no deberíamos olvidar –en la voz y música de Serrat– cuando con ellos nos alertaba de ese grave y real «peligro».

En estos momentos, en los que el propio Gobierno se ha dado un «autogolpe de Estado» –asi mismo, y de paso a la libertad, a la democracia, a la unidad e igualdad entre todos los españoles y a la separación de poderes– conviene que recordemos lo que, a modo de premonición política, escribió Machado sobre la España a la que nos han llevado la desaforada ambición del felón y megalómano presidente en funciones, Pedro Sánchez, y el chantaje revanchista del fugado golpista y ex president catalán, Carles Puigdemont:

(…) «Ya hay un español que quiere/ Vivir y a vivir empieza/ Entre una España que muere/Y otra España que bosteza/. Españolito que vienes/Al mundo te guarde Dios/ Una de las dos Españas /Ha de helarte el corazón»…

No hay que ser doctor «honoris causa» , por ninguna universidad española y mucho menos extranjera, para saber que la España que nos ha helado el corazón a la mayoría de españoles ha sido: «la otra, la del odio rojo y vengativo, la progre, la feminista y republicana, la sanchista y puigdemontiana».

Si Machado escribiera hoy su famoso poema –«Españolito», del Llibro III, de su obra «Proverbios y Cantares– estoy seguro que hubiera cambiado el verso de «Una de las dos Españas/ Ha de helarte el corazón», por este otro, de actual y rabiosa actualidad: (…) «La España del traidor Sánchez/ Ha de helarte el corazón «.

Tan acostumbrados estábamos a escuchar ¡Lliberta, amnistía i estatut d’autonomia! , que nos han sonado raras las más variadas y acervas consignas que han resonado en todos los rincones de «la piel de toro» contra la traicion del actual Gobierno de España en funciones y, sobretodo, contra su fugado y golpista socio catalán, el xenófobo, Puigdemont, para todo lo que huela a «español» que la culmina chantajeando le con una «amnistia» que según nos quieren hacer creer va a suponer la normalización institucional, política y social en Cataluña, borrar los delitos relacionados con el «procés» cometidos durante una década, exonerar de forma expresa al ex president Puigdemont y resto de fugados y dar un plazo de dos meses a los jueces para que la apliquen.

Es muy sospechoso el voluntario y manifiesto olvido de los cuatro apellidos de sus bisabuelos maternos. Se avergüenza del origen de esos apellidos cuyo origen están e «Dalias'» –un pequeño municipio– sito en el norte y centro de la «charnega» y española Almería.

Xarnego» –perro en catalán–es el clásico y racista insulto que se destina a todo aquel español emigrante y de clase baja en cuyo exiguo «pedigrí» no figuren alguno de estos nobles apellidos catalanes, como Pujol, Llach, Trías, Busquets, o parecidos. Así se las gasta el «Puigdemont de marras olvidándose de que «quien reniega de sus orígenes, reniega de su madre», pues «lo que el árbol tiene de florido vive de lo que tiene sepultado.»

Ayer España –a diferencia de otras épocas historicas y momentos difíciles– no ardió milagrosamente por sus cuatro costados, sino que fue la caja de resonancia de un clamor unísono y generalizado en el que se pudo escuchar en todas las ciudades: ‘ ¡ España ni se compra ni se vende ni se arrodilla frente a golpistas, prófugos, corruptos y traidores!’.

Este ha sido el clamor popular– nunca mejor dicho– extendido en la España que se muere ante el ilegal «autogolpe de Estado» de su propio Gobierno y, que ha violado la legalidad vigente y ha asumido ilegalmente poderes extraordinarios –no concedidos en circunstancias normales– para afianzarse politicamente en su posición.

Tras el golpe de Estado a la Carta Magna, entre las medidas concretas que Sánchez –como nuevo presidente del Gobierno– adopte, se incluyen: la anulación de la constitución, la suspensión de los tribunales civiles junto con la,separación de poderes o, incluso, la asunción de poderes autárquicos y dictatoriales, que no es ni más ni menos, que «el camino de España a la perdición, sin posibilidad de retorno».

Por todos estos motivos, espero que –al igual que el Tribunal Supremo, en casación, condenó a 30 años de cárcel a Milans, Tejero y Alfonso Armada, como principales responsables del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 –en esta histórica y gravísima situación politica, vuelva a hacer lo mismo con Sánchez, Puigdemont y con todos los correligionarios que participaron — por activa o pasiva– en el procès català, por traidores a la Patria, a su Constitución y a sus Leyes fundamentales.

Quizás así España –despertando de su letargo deje de ser la de Machado que «bosteza» y «se muere»– y vuelva a la senda que nos conduzca a todos a la seguridad jurídica, a la paz, a la democracia y a la unidad nacional y, «el Españolito», solo sea «eso» –un poema con música del barcelonés Serrat– que nos recuerde nuestra pasada historia nacional y juventud loniversitaria en gala a aquello, tan manido, de que «Cualquier tiempo pasado fue mejor».

De esta suerte nos lo recuerda Jorge Manrique de Figueroa, que supo exprimir como ningún otro poeta haya hecho, la vida y la muerte en un solo poema, aunque en este caso, no sea la de su querido padre, sino la de España , «mi querida España, la que ahora te despiertan versos de poetas, esta España mía, esta España nuestra» (…).

Pedro Manuel Hernández López, médico jubilado, periodista y ex senador por Murcia.

 

 

 

 

 

 

 

 

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