“He vuelto … estoy en mi casa otra vez. ¡Durante todo este tiempo no me he dado cuenta de que estaba en ella! ¡Por fin lo conseguí! ¡Maniáticos! ¡La habéis destruido! ¡Yo os maldigo a todos! ¡Maldigo las guerras! ¡Os maldigo! Taylor (Charlton Heston) en el mítico final de la mítica “El planeta de los simios” arrodillado frente a la estatua de la Libertad semienterrada en una playa
Yo añado, cualquier clase de guerra incluidas las económicas que, a veces son más cancerígenas y pútridas que las guerras convencionales
“No, no será el cambio climático, ni las guerras, ni una catástrofe natural o nuclear lo que acabará con el sistema por el que se sostiene el mundo. Será la monstruosa deuda mundial, insostenible e impagable lo que colapsará el mundo”
Esto no lo digo yo, lo dicen sesudos señores economistas, sociólogos y expertos en la evolución del devenir mundial bajo los parámetros del consumismo.
Desde siempre se ha dicho que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. ¡¿solo dos veces?!
Todavía estamos pagando la crisis de las hipotecas basura y del mal gobierno económico de los países, cuando ayer nos llegó la noticia, no por callada no conocida por quienes están en esta locura mundial de las deudas: Evergrande el gigante mundial inmobiliario se va al carajo dejando una deuda inasumible de 300.000 millones de dólares (277.000 millones de euros) causada por esa mezcla letal de especulación, codicia y tibieza a la hora de actuar por los organismos competentes que, claro, están financiados por quienes generan estas tormentas económicas.
Según el Instituto de Finanzas Internacionales en el año 2023 la deuda mundial de gobiernos, empresas y hogares alcanzó la cifra récord de 307 billones de dólares. La deuda mundial puede sonar a música celestial en los oídos de los ciudadanos del común, pero los problemas que se derivan de ella son graves. Enumero algunos: 1) Los países se ven obligados a reducir el gasto social. 2) Se produce pánico en los mercados. 3) Las empresas dispone de menos liquidez para crear empleo, invertir y expandirse. 4) Los hogares se ven obligados a reducir los gastos básicos como la alimentación y las energías.
Y el gigante mundial inmobiliario Evergrande, emulando la crisis de 2007cuando las hipotecas basura arruinaron a millones de personas en todo el mundo, personas que creyeron- al menos aquí en España – que éramos ricos y lo éramos para siempre, deja ver que los entresijos de su negocio eran un conglomerado de deudas y más deudas, de apalancamiento y más apalancamiento, ese invento mefistofélico que hace ver fuegos artificiales donde solo hay oscuridad presente y oscuridad futura. Y ¿Quién no está hoy apalancado? No se vayan a creer que tan solo se apalancan las empresas, los gobiernos, los países; también se apalancan los hogares en un aquelarre de consumo innecesario. Hasta tal punto llega la deuda de todo el mundo que, en la mayoría de los casos ni los gobiernos, ni las empresas, ni los hogares podrán pagarla, pues lo que deben supera todo su patrimonio y sus ingresos y está por encima de los respectivos PIB.
Taylor, arrodillado ante la estatua de la Libertad derruida y semienterrada como símbolo de la debacle de una civilización estúpida, cuya estupidez les hizo creer que el más y más poder, la más y más posesión de tierras, de países, etc. les iba a garantizar el dominio mundial, sin darse cuenta de que se destruían a sí mismos y al planeta; llora con desesperación la destrucción de su querido planeta. Eso fue por guerras convencionales. Puede que, si la economía mundial sigue regida por la insaciable codicia de quienes manejan a su antojo el dinero y las riquezas, una guerra económica tan letal como la convencional traiga ante nuestros ojos otro Taylor maldiciendo a quienes entronizaron a la riqueza por encima de todo lo demás para satisfacer sus codicias.
MAROGA