OPINION

Manuel del Rosal: «Il piu pulito ha sarna»

Manuel del Rosal: "Il piu pulito ha sarna"

“El dinero, que ha hecho morir a tantos cuerpos, hace morir todos los días a miles de almas” Giovanni Papini, escritor italiano

El título que encabeza este artículo es un dicho que los italianos tienen acuñado para definir a un político y que traducido al español dice así: “El más limpio tiene sarna”

Esto es mío: “Un político es una especie dentro de la especie homínidos que tiene la capacidad innata de estar en venta y, una vez comprado, seguir siendo comprable”

“El que esté libre de pecado que tire la primera piedra” Juan 8:1-7 Frase evangélica que puede aplicarse a muchos, muchos políticos

Los de la izquierda, los de la derecha, los de arriba, los de abajo todos, todos los políticos son corruptos mientras no demuestren lo contrario, pero algunos, aunque lo demuestren.

Me cuenta mi nieto de 11 años que en su colegio público de Alcorcón y en su clase, el profesor preguntó a los niños que querrían ser cuando llegaran a ser hombres. Uno de los alumnos dijo: quiero ser político corrupto. El profesor, asombrado, le preguntó ¿por qué quieres ser político corrupto? El niño, con ese tono de sinceridad que les caracteriza afirmó: no sé,,,son muy famosos y ganan mucho dinero.

De las pocilgas pútridas de la política, en este caso de la política del gobierno, nos ha llegado la última entrega de esa política de albañal, letrina y aguas residuales que inunda España envolviéndola en un olor putrefacto que se filtra hasta por debajo de la piel de toro. Unos delincuentes amparados en sus cargos políticos se han embolsado millones de euros robados de la compra de mascarillas en los tiempos del Covid, que no se puede ser más miserable.

Las manos de estos políticos están impregnadas del sudor que se seca en los billetes ganados mediante la corrupción, barnizadas de ignominia, pintadas de miseria moral. Sus manos son manos apestosas contagiadas del pus de la codicia que ha convertidos sus corazones en contadores de billetes y sus almas – si es que tienen alma – en odres de vileza.

Diógenes de Sinope se hizo famoso por ir por las plazas de Atenas a plena luz del día portando una lámpara de aceite mientras decía que buscaba un hombre honesto. Esto sucedía en el siglo IV a. C. Hoy, no con una lámpara de aceite, sino con las más avanzadas técnicas de GPS, Diógenes buscaría sin encontrarlo a un político honesto.

Si levantamos la piel de toro dejando fluir los efluvios pestíferos de la política que, desde que nos alcanzó la llamada democracia, se practica en España, las mascarillas necesarias para poder deambular por sus calles multiplicarían por diez las que se necesitaron durante el covid. Y estoy seguro qué, al igual que con las mascarillas compradas fraudulentamente para protegerse del virus, estos políticos miserables harían carnaza de millones de euros con la corrupción que anida en sus pechos sin importarles, al igual que no les importó el perjuicio que causaban al mercadear ignominiosamente con mascarillas tan malas que aún hoy están aparcadas por millones en uno de los sótanos donde este gobierno esconde sus miserias.

MAROGA

 

 

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