Estamos llenos de ellas. Todos nos cuentan, teóricamente, la verdad. Opinamos que, más exactamente, tratan de convencernos de su verdad, y pretenden que las aceptemos como irrefutables,
Nos enfrentamos a verdades individuales, colectivas y universales. Lo sospechoso es que todos aquellos que las pregonan sacan algún beneficio, ya sea a título individual o colectivo, si se les aceptan. De una manera u otra salen beneficiados, ¿a costa de quién? Pues a costa del ciudadano de a pie, que hasta ahora traga y traga.
En nuestro querido país tenemos que aguantar con verdades de todos los tipos. Veamos cada uno de los grupos.
Tenemos en primer lugar las individuales, aquellas que nos cuentan los políticos acerca de sus actividades. Lo que podemos decir de ellas es muy sencillo, que cualquier persona con sentido común opina que eso no se lo creen ni ellos, con lo que dan razón a un viejo dicho “el sentido común es el menos común de los sentidos”. Un ejemplo lo hemos tenido con las declaraciones de nuestros jefes en relación a la catástrofe que hemos sufrido. Menos mal que de su vergonzosa actuación no hemos tenido la culpa los componentes del pueblo raso. Eso sí, hablar se cansaron de hablar.
“Cum fraude” ha hecho, en lo que va de año, treinta y siete viajes por el mundo. Créanse que no han sido por afán turístico, o por asegurarse un refugio en caso de que tenga que salir pitando, eso es lo que dicen los fachas, sino para resolver graves problemas de nuestro país.
Las falsas verdades colectivas también abundan. Solo tenemos que analizar lo que hacen los grupos políticos. Estamos acostumbrados a que nos digan que van a votar blanco y votan negro, pero tranquilos, no nos han engañado, simplemente lo hicieron, con gran dolor de su corazón, para así lograr un acuerdo posterior mucho más importante para nosotros. Tengan en cuenta que su verdadero y único objetivo es lograr nuestro bienestar y felicidad. Todo lo que hagan para conseguirlo, por incomprensible que nos parezca debemos agradecérselo, en vez de criticar cosas que no entendemos.
También tenemos falsas verdades universales. Estas son aún más peligrosas porque no sabemos quiénes están realmente detrás de ellas, y generalmente carecemos de medios para refutarlas.
Se nos ocurre el tema, puesto de moda últimamente, del cambio climático. Según parece con nuestras actuaciones estamos provocando el mismo, lo que nos llevará a la autodestrucción, por lo que debemos plegar nuestro comportamiento a lo que nos digan.
¿Ustedes se lo creen? Nosotros sinceramente lo dudamos. Tales cambios los ha habido, que sepamos, desde que el mundo es mundo, por lo que tenemos serias dudas de que los estemos provocando con nuestras actuaciones actuales. Consecuentemente nos preguntamos ¿qué hay detrás de tanta alarma?
Nuestra sincera opinión es que nos están inundando, a todos los niveles, de falsas verdades, y lógicamente alguno o algunos se benefician o beneficiarán de ello. Las consecuencias las pagaremos nosotros, que somos de quienes se aprovechan.
En consecuencia, abogamos por un sistema honesto a todos los niveles. Cuando ocurre así la historia nos demuestra que tarde o temprano caemos en el caos, pero todos, los que contaron las falsas verdades y los que las tragaron.
Estemos atentos, abramos los ojos y caminemos honestamente por senderos lógicos, es la única manera de que ganemos todos. En caso contrario ya sabemos lo que os espera.