La alegoría pretende dar imagen a lo que no tiene imagen
“En tiempos de tribulación no hagas mudanza” Decía muy sabiamente Baltasar Gracián,
Yo no voy a hacer mudanza en mi vida porque unos poderosos de la economía y la política, mercaderes del miedo, nos quieran acogotar en una vuelta de tuerca más para hacernos sumisos a su doctrina única que consiste en convertirnos de personas dueñas de su individualidad en un manso rebaño de sumisos corderos. Ya lo hicieron en otras ocasiones, la más sonada fue el Covid, después la amenaza global de una guerra, pasando por la de Ucrania. Yo no soy negacionista, soy afirmacionista y afirmo que a los señores amos del mundo no les gusta que pensemos, quieren que solo obedezcamos y devengamos en una manada de borregos atemorizados para que ellos, tirando del ronzal que apretará nuestros cuellos, nos conduzcan a punta de tralla para tener ellos el camino libre para implantar la doctrina única, la que nos permitirá respirar, que no vivir, mientras ellos satisfacen sus psicopatías de codicia y de poder.
Hay que ser fuerte mentalmente para no rendirse a la manipulación de los señores de Davos; es difícil sustraerse, pero no debemos aceptar lo que, desde el raciocinio, nos dice que son tejes manejes de los llamados amos del mundo. Entiendo que ellos son poderosos y que tienen con los pantalones bajados y lamiendo sus botas a los presidentes de los gobiernos de cualquier país, marionetas colgadas de las cuerdas que ellos manejan a su interés desde los bastidores de este escenario que es el mundo.
Esta imagen es la alegoría de mi kit de supervivencia, el que ha sido desde siempre; que no es para solo tres días, sino para hasta donde mi cuerpo aguante, Este es el kit que ellos quieren cambiar para así poder cambiar el orden natural de las cosas para sustituirlo por un orden diseñado por ellos, para lo cual emplean cada cierto tiempo el más antiguo y perverso sistema que acompaña al mundo desde siempre: EL MIEDO
Yo me paso el miedo que nos quieren meter estos llamados amos del mundo, que a lo más que llegan es a ser amos de nada, porque nunca tienen suficiente; me lo paso, digo, por el arco del triunfo mientras me fumo uno de los puros bebiendo un buen brandy de los que, desde siempre, he mantenido en mi Kit de supervivencia ¡Déjennos vivir como nos dé la gana con la premisa de no hacer daño a nadie!, y ustedes aplíquense la máxima de Hipócrates: “Primum non nocere” “Lo primero, no hacer daño”
MAROGA