En esta ocasión, aunque nos gustaría que así fuera, no se trata de la serie televisiva «Los juegos del hambre», en la que en un futuro distópico, Katniss y Peeta participan en un evento televisado en el que los jóvenes luchan entre sí hasta la muerte. Lo que hoy denuncio es el indigno y vejatorio trato al que el Ministerio del Interior, bajo la batuta de Fernando Marlaska, –sin «Grande» desde que perdió la poca moral y dignidad que le quedaba al acceder al cargo– y en pleno siglo XXI está sometiendo a los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, enviados a garantizar el orden y la seguridad de la cumbre de la ONU en Sevilla. Los agentes zaragozanos allí desplazados reciben al día unas dietas claramente vejatorias, insuficientes y vergonzosas: […] «48,92 euros para alojamiento y apenas 28,21 euros diarios para su completa manutención– dicha cantidad está destinada a cubrir las tres comidas principales»– según ha denunciado el SUP. Mientras esto les hace Marlaska a los «suyos» –los agentes de la Policía Local de Sevilla recibirán unas dietas que oscilan entre los 600 y 720 euros/dia por su participación en el dispositivo– los Policías Nacionales y Guardias Civiles deben afrontar y anticipar de su propio bolsillo los gastos derivados de su desplazamiento a Sevilla. Una cantidad ridícula,indigna y vergonzosa, congelada desde hace más de veinte años, que no basta ni para un menú medio decente en un mal restaurante de carretera. Y lo peor: muchos de ellos son alimentados con bocadillos y bandejas de comida insalubre, insuficiente y la mayoria de las veces podrida.
¿Se imagina usted, señor Marlaska, sobrevivir tres días con menos de 100 euros/dia mientras custodia un evento internacional, con riesgos muy elevados y largas jornadas extenuantes? ¿Dormir en instalaciones vetustas, comer alimentos fríos o rancios y mantener el nivel de alerta máxima requerido durante horas? Porque esa es exactamente la realidad «indigna» y «vergonzosa» a la que usted condena a nuestros garantes del orden público.
Lejos de una distópica y clara anécdota puntual — digna de una serie esperpéntica y casi futurista– esta es la tónica general de su Ministerio. Cada vez que hay un dispositivo especial en grandes eventos, despliegues masivos, alertas antiterroristas…etc, siempre la misma y repetitiva cantinela : desprecio, explotación y un total abandono de los esforzados funcionarios. En este caso,–con la excusa de la cumbre climática–, se ha vuelto a improvisar su alojamiento en unas condiciones, casi infrahumanas, de gran hacinamiento y falta de higiene, sin duchas, sin acceso regular a una sana y digna alimentación y con unas dietas que insultan a la inteligencia y dignidad de cualquier persona medio normal.
Su Ministerio, Sr. Marlaska, mientras invierte millones de euros en famosas cumbres internacionales, en costosas propagandas y en escoltas para altos cargos de regatea unos míseros euros a los agentes que se juegan la vida por todos nosotros, incluido Ud. ¿A qué nivel de miseria e indignidad moral ha llegado su gestión, señor Marlaska…?
No se trata de una mera queja sindical sino de una grave infracción laboral. Esto es, maltrato y vejación institucional a sabiendas a, creo que se llama ¿Cómo pretende usted exigirles profesionalidad, disciplina y excelencia a quienes trata como peones de tercera? ¿Cómo va a atraer talento a las FFCCSE si lo primero que hacen los nuevos agentes al incorporarse es comprobar que el Estado los trata peor que a los presos comunes en las cárceles? ¿Dónde está su cacareada “dignificación del servicio público”?
Mientras Marlaska asiste a actos en coches blindados, con escoltas y usando un lenguaje «woke» e «inclusivo», los policías comen bazofia en insalubres bandejas de plástico, frías, caducadas o simplemente insuficientes. El contraste es gravemente sangrante y obsceno. Y su cómplice y cicatero silencio, ministro, lo es, no aún mucho más.
Que el despliegue para una cumbre internacional –que predica justicia, derechos humanos y sostenibilidad a troche y moche– se apoye en la explotación encubierta de sus propios cuerpos de seguridad no tiene parangón alguno ¿Dónde están los sindicatos? ¿Dónde están los responsables políticos que deberían fiscalizar y denunciar esta miseria institucional?
La dejación de funciones de Marlaska es ya estructural. Ha convertido el Ministerio del Interior en un páramo donde solo prosperan los huecos discursos «wokes» y las fotos propagandísticas. Mientras tanto, sus agentes –los que velan por su seguridad y la de todos– sobreviven y malviven como mendigos con uniforme.
La historia juzgará a Fernando Marlaska –sin GRANDE– por muchas cosas: su silencio ante el acoso a la Guardia Civil en Navarra, su indefensión frente al narcotráfico en la Punta de Tarifa y en las,fronteras de Ceuta y Melilla, su claudicación frente a los socios separatistas de Sánchez, o por su nefasta gestión de las reiterativas y problemáticas crisis migratoria…etc. Pero lo que nunca podrá lavar es la mancha de haber permitido, durante años, que quienes protegen el orden constitucional hayan sido tratados como carne barata y de cañón.
Ministro, si le queda un ápice de vergüenza dimita. No por dignidad, que ya no le queda, sino por pudor y dignidad. Si no lo hace, al menos, tenga el valor de mirar a los ojos a esos agentes –que cobran menos que un «MENA» al día– por proteger su status personal y mantener la seguridad y el orden colectivo y, pídales perdón, antes de dimitir. Pero después… ¡ dimita !
Pedro Manuel Hernández López es médico jubilado,Lcdo. en Periodismo y ex senador autonómico del PP por Murcia.
