El congreso federal del PSOE será una representación cuasi litúrgica para mayor gloria de Pedro Sánchez. Este congreso, nada aportará a mejorar la situación del partido mayoritario de izquierdas, ni acallará a la justicia que, puede que lenta, pero inexorablemente seguirá su camino y pondrá a cada uno en su sitio. Este congreso es una reunión de palmeros de Sánchez para hacerle ver que sigue siendo el puto amo, que ponen las manos en el fuego por él; y será así porque si no aplauden se quedan sin trabajo y a ver dónde van a ir hombres y mujeres que en la sociedad civil no querrían en ninguna empresa.
Para adornar con abalorios varios, papel de celofán, palabras rimbombantes, postureo hortera y cantos laudatorios, Pedro ha prometido cambios radicales en la organización tirando como un clínex ya usado a quienes ya no le sirven y poniendo a otros que le van a servir hasta que les llegue el momento en el que ya no le sirvan y le molesten. Para ello y copiando a Lampedusa, Pedro va a utilizar en ese congreso de palmeros lameculos, lo que se ha dado en llamar “gatopardismo” concepto que nació a raíz de la frase de Tancredi uno de los personajes de “Il Gatopardo”: “Si queremos que todo siga igual, es preciso que todo cambie” Que traducido a nuestro tiempo y en concreto al congreso laudatorio “Ad maiorem Petrus gloriam” del PSOE quiere decir: “cambiar las caras para que todo siga igual”
Y todo va a seguir igual en el PSOE y, desgraciadamente, en esta España donde la opinión pública sestea cantando “Que buenos son, que buenos son los padres Agustinos, que buenos son que nos llevan de excursión” mientras esperan horas al pie de los ferrocarriles y las terminales del aeropuerto y la oposición se comporta como monjas ursulinas, vaya a ser que la confundan con los malos.
A España y a los españoles solo nos queda una esperanza llamada Justicia. Durante siete años hemos sido incapaces (los ciudadanos) de echar a Sánchez y a su gobierno mafioso. Solo nos han quedado – por nuestra estupidez – los jueces y las fuerzas de seguridad. A quienes desde aquí, expreso mi admiración por su honestidad y su valor.
¿Quo vadis España?
MAROGA
