Cielo e infierno…; así voy pasando el tiempo, encogido como en el vientre de mi madre delante del fuego, con la mirada congelada en lo más profundo de mis recuerdos; en el lento pasar de las horas, bajo esta pertinaz e inmisericorde lluvia que no me deja ver si aún quedan estrellas en el cielo; esas que antes no miraba y ahora anhelo…, en el invierno de mi vida, mientras la Luz espero.
Supongo que ya ha llegado la hora de correr, más deprisa que el Tiempo.

