El maestro castigado

Joaquín Moreno Cejuela
Madrid

La historia, fatalmente, está condenada a repetirse. En abril de 1998, hace ahora nueve años, era ministra de Educación la actual Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Los profesores de los centros concertados exigían, y aún persisten en esta demanda, la homologación con los compañeros de la enseñanza pública. El entonces Consejero de Educación de la Junta de Andalucía, Manuel Pezzi, (PSOE), les respondía lo siguiente: “Los sueldos del profesorado de la enseñanza concertada los fija el BOE. Me sorprende que esta petición no se la hagáis a la ministra Aguirre”. Añadía: “Este Ministerio (el del PP) programa una educación virtual, porque hace propuestas y no aporta el dinero para realizarlas y se lo pide a las Comunidades”.

Calcada es la respuesta que ahora Esperanza Aguirre (PP), hace a los mismos profesores cuando le reclaman la subida del 3,45% en su salario del año 2006. Subida que está aprobada y “requetepublicada” en el BOE. Dice la Presidenta, a través de sus Consejeros de Educación y de Hacienda, que “el Gobierno actual, (PSOE), propone mejoras sin aportar ninguna cantidad y son las Comunidades autónomas las que deben hacer frente a esas mejoras”.

Como lo presupuestado en las Cortes Generales es de obligado cumplimiento, la Comunidad de Madrid se busca otra salida para no pagar. Saca la tijera y recorta el complemento autonómico que se venía aplicando en concepto de analogía retributiva. Este complemento es competencia exclusiva de cada Comunidad, está pactado con los agentes sociales y marca la política educativa que los gobernantes autonómicos quieren aplicar.

En Madrid está claro: Todos los dirigentes políticos, de uno y otro signo, apuestan por la libertad de enseñanza, por la dignificación de los docentes, por la homologación en el trabajo. Pero a la hora de tomar decisiones, los políticos se miran unos a otros el ombligo, acusándose y excusándose, y quien queda en medio, castigado, rodeado de buenísimos deseos y promesas, es el profesor, el que está a pie de obra, el que cada mañana debe recibir a los niños a la puerta de su clase, con una sonrisa y un “buenos días”.

Debemos haber sido muy malos para sufrir castigos tan duros.

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