Eva Nordbeck
Barcelona
Un matrimonio argentino destinado a Barcelona por motivos laborales, comenzó su andadura en busca de un colegio religioso para sus hijos. Acudió a 10 de ellos interesándose por el programa educativo y su ideario. Ante su pregunta: «¿Y la religión aquí qué tal?, recibía inevitablemente respuestas del tipo: «Ah, no tiene por qué preocuparse, aquí la religión no es problema».
Ellos, aturdidos, contestaban: «No nos ha entendido; nosotros queremos religión para nuestros hijos», con lo que el responsable que los atendía quedaba abochornado. Después de su infructuoso recorrido, optaron por un centro educativo en el que la dirección espiritual estaba encomendada al Opus Dei. Éste no hacía referencia a un santo ni mención de Jesús o la Virgen en su nombre, pero no sólo no se avergonzaba de enseñar la cuestión religiosa como Dios manda, sino que se sentía orgulloso de tratar de transmitirlo a sus alumnos con todo el cariño posible, seguros de que este bagaje moral les supondría una gran ayuda en el desarrollo de su vida adulta.
Y es que hay colegios que afirman impartir clase de religión, pero no es más que una fachada: religión sin religión.