Pablo Delgado Escolar
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Sr. Director:
Días atrás, observamos la reacción de un representante del PSOE, cuya labor en su partido no es otra que la de difamar, descalificar y calumniar al adversario, muy dolido de que Esperanza Aguirre no arriesgase su vida quedándose en medio del brutal atentado de Bombay, o por lo menos eso es lo que dio a entender con sus palabras. ¡Qué podíamos esperar de la vileza de Pepiño Blanco!
Pero debía entender este señor que hay otras formas de ganarle a Esperanza en la Comunidad de Madrid distintas a la de su óbito; por ejemplo, procurando que el gobierno central, de su partido, hiciera los deberes bien con Madrid y no como lo ha hecho hasta ahora; por ejemplo, acostumbrándose él mismo a ser correcto y respetuoso con el adversario; por ejemplo, dejando de perseguir a ciertos colectivos por razones ideológicas o religiosas, etc.
Tal vez yo sea un iluso creyendo que la bajeza de ese político sea compatible con tener un mínimo de recato en su conducta. ¡Pobre Pepiño! Su calidad moral no va más allá de vilipendiar a los que no sigan su “pensamiento único”.
