Verdades incómodas

Gustavo Revilla Olave
Barakaldo (Vizcaya)

Recientemente Doña María Sanahuja intervino en la radio trasladando la preocupación de un grupo de juezas por las complicaciones en la resolución de los casos de violencia doméstica fruto del actual sistema y las denuncias falsas. Señaló las dificultades que éstas causan a la credibilidad de mujeres maltratadas o a hombres injustamente castigados por hechos que o no se han producido o se han exagerado, permitiendo que ocasionalmente “los y las perversos salgan adelante con la suya”.

Solicitó procedimientos adecuados antes de sentar a alguien en el banquillo y criticó que sin investigaciones profundas puedan condenarse inocentes o liberarse culpables, situación que favorece el actual procedimiento sancionador de estos delitos. Ante estas palabras Julia Otero opinó que Doña María Sanahuja lo que hacía era levantar sospechas y que no estaba de parte de las mujeres. No creo que levantar sospechas y decir una gran verdad sean lo mismo. Además al defender un sistema judicial justo, con los errores mínimos y sin abusos, Doña Maria Sanahuja está claramente de parte de las mujeres.

Las denuncias falsas pueden saturar el sistema judicial y volverlo muy deficiente en sus actuaciones, disminuyendo la credibilidad de las víctimas y la cuantía de sus ayudas, al consumir parte de estos recursos las falsas denunciantes, mencionando de paso a los hombres inocentes que pueden sufrir graves condenas.

Mis aplausos para Doña María Sanahuja por otra de sus decididas, verificables y pacientes intervenciones, y su innegable labor en beneficio de la sociedad, en vez de callar frente a quienes prefieren ocultar los muchos callejones sin salida y errores de la Ley Integral.

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