El humo de la recesión

Pablo Delgado Escolar
Madrid

Al gobierno le ha venido de perlas la actual crisis; la sociedad ha dejado de pensar en todo aquello que representa una perversa legislación contra el pueblo, para ocuparse de lo más material y palpable como es la grave situación económica y el enorme paro creado por la ineptitud de sus gobernantes.

Ya no se habla del brutal atentado a las familias al denominarlas igual que a una aventura entre homosexuales; ya no se habla del vil intento de adoctrinar a las nuevas generaciones en las mezquinas ideas socialistas, con Educación contra la Ciudadanía; ya no se habla del autoritarismo en la imposición de ciertas lenguas y el castigo para el que use el español, único país del mundo dónde se sanciona por usar nuestro propio idioma; ya no se habla del control férreo a los medios de comunicación, cerrando aquellos que se pronuncien en la verdad; ya no se habla tanto del terrible exterminio de niños no nacidos, condenados a muerte por sus propias madres y con la anuencia de los que deberían defender nuestras vidas, además con la amenaza de permitir el aumento de estos asesinatos; ya no se habla de la destrucción del archivo único de Salamanca; ya no se habla de la obstrucción prestada por el gobierno a la investigación del 11-M; ya no se habla de la desmembración de España, cada día más cerca, y en base a los apoyos que se necesiten para seguir en el poder; ya no se habla de tantas cosas que la sociedad y los medios de comunicación deberían hablar, porque quedan invisibles con la cortina de humo de la crisis que padecemos, claro que según los campeones de la demagogia y la mentira, no es culpa de ellos.

Por supuesto que no debemos subestimar la actual situación, debida sobretodo a la ineptitud y a la mentira del gobierno; cuando todos percibíamos esa situación, ellos lo negaban con rotundidad, naturalmente sabiendo de su incapacidad para hacerle frente; idearon la forma de “lavarse las manos” haciendo culpable a otros, los primeros que se les ocurrieran. Su capacidad de mentir y manipular les permite esta actitud. Pero, aunque tantos hechos deleznables merecen que los recordemos, no es menos cierto que hay que sentir como propia la espantosa angustia de quienes se encuentran en la difícil situación del paro.

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