Sería de agradecer, que usted abandonara el "Juego del gobierno" de la Señorita Pepis y devolviera la ilusión al pueblo español
Excmo Sr: Soy controlador aéreo civil desde hace más de 20 años y anteriormente fui controlador aéreo militar durante cerca de otros 10.
Con el debido respeto que su cargo como jefe del gobierno español me merece, me dirijo a usted para hacerle partícipe de que me resulta curiosa su amenaza de prorrogar el Estado de Alarma «si no hay seguridad de que los ciudadanos van a poder viajar con normalidad las próximas Navidades«.
Y me resulta curiosa, porque usted sabe muy bien que a ningún controlador aéreo se le ocurriría decir «ni mu» después de lo sucedido el pasado viernes día 3 de diciembre.
Ni siquiera aunque el gabinete que usted preside vuelva a saltarse a la torera la Constitución Española, a interpretar las leyes a su antojo y a inventarse aquellas que más les convengan para, precisamente, no cumplir la ley.
Esa misma ley que con tanto ímpetu su gobierno exige a los demás acatar.
No se preocupe señor, aunque usted y su administración se empeñen, no caeremos de nuevo en su trampa. Y no va a suceder por dos razones. En primer lugar, porque no vamos a permitir que el pueblo español vuelva a ser la víctima propiciatoria de sus maquiavélicas maniobras. Y, en segundo lugar, porque todos hemos recibido el mensaje. Su dictatorial mensaje.
Así, que ya puede ir quitándose de la cabeza la idea de que ni por lo más remoto va a tener usted argumentos convincentes para llevar al Parlamento español la solicitud de prórroga de esta nueva vergüenza nacional a la que ustedes le están empezando a coger gusto.
Pero no hay mal que por bien no venga, porque por fin esos ciudadanos a los que ustedes dicen defender, que han sido utilizados, sin siquiera ellos percatarse, para desviar la atención y poder hacerse ustedes fuertes en la trinchera en la que hace ya tiempo decidieron parapetarse a la espera de que los problemas se solucionaran solos o se los arreglaran desde fuera, ya han tomado conciencia de la dimensión del conflicto al que usted y su gabinete se han negado a encontrar solución durante cerca de un año. A pesar de que ocasiones no le han faltado para ello.
Porque no le han faltado. Lo certifico. Ya que cuando su ministro de Fomento -al que tampoco yo voy a calificar-, tras repetir hasta la saciedad eso de la «equiparación con los países de nuestro entorno» recibió varios convenios colectivos vigentes de controladores de países precisamente de nuestro entorno para que eligiera al azar uno de ellos con el compromiso de los controladores aéreos españoles de aceptarlo inmediatamente con tal de que se normalizase nuestra vida laboral y personal, decidió no aceptar la oferta. Luego no se trataba de equipararnos con nadie, sino de otra cosa.
Tampoco se dan ustedes cuenta, que al ser tan repetitivos con eso de los privilegios -que no han podido demostrar porque en realidad no existía diferencia sustancial con las condiciones laborales del resto de controladores aéreos de Europa con los que ustedes dicen falsamente querer equipararnos-, termina provocando la sospecha de todo el mundo y a hacerse preguntas que son incapaces de responder.
Por otro lado, me llama mucho la atención el desparpajo notable con el que usted y su gobierno se pasean por los medios de comunicación como si aquí no hubiera pasado nada, mientras esconden su incapacidad para gestionar un conflicto laboral después de varios decretos y 10 meses de agonía. Y para defender a nuestra costa y a la de los millones de parados que han generado, los privilegios que usted y su gabinete disfrutan sin merecerlos, a la vista de que su productividad es la más baja de nuestro entorno.
Al menos, eso es lo que viene asegurando desde hace meses la Unión Europea.
Y con todo lo anterior en la mochila, ahora pretende que nos quedemos callados y acongojados para evitar que la sociedad -que parece que ya nos atiende de verdad- se entere de una vez por todas del origen de lo sucedido el pasado fin de semana mientras ustedes nos lapidan en los medios de comunicación y escurren el bulto de sus responsabilidades como instigadores de la peor crisis social -gracias a Dios incruenta- de la historia reciente de nuestra España. Y digo «nuestra» y no «suya» porque considero antipatriota su empeño en seguir dirigiendo el rumbo del país cuando usted y los suyos ya saben que son incapaces de corregir la deriva de este zozobrante barco.
Usted y su gabinete son los verdaderos cabecillas responsables de lo sucedido. Y torpes. Muy torpes. Porque a pesar de tener a su disposición la maquinaria de los tres poderes del Estado, la «Segunda bis» y los medios de comunicación de masas para legislar de forma abusiva, espiarnos y mentir a troche y moche, o quizá por ello, han caído por soberbios en su propia red porque ese pueblo dócil al que ustedes han venido adormeciendo con promesas de cuento caro y agitado con demagogia barata está empezando a despertar. Y ya no hay vuelta atrás.
Ustedes no son conscientes de que han hecho algo gravísimo. No se trata sólo de haber conculcado los derechos constitucionales de un colectivo profesional, sino que han utilizado a 700.000 pasajeros como rehenes para esconder el abandono de sus responsabilidades de gobierno. Una negligencia que, espero, persiga a su partido y a usted durante muchos años.
Que nadie se preocupe. Los controladores seguiremos trabajando, si su gobierno nos lo permite, con la misma profesionalidad y dedicación que hemos venido demostrando a pesar de las adversidades que hemos padecido desde el pasado 5 de febrero.
Pero sería de agradecer, que usted abandonara el «Juego del gobierno» de la Señorita Pepis y devolviera la ilusión al pueblo español y a los controladores aéreos los derechos laborales y constitucionales que con fraude de ley nos ha arrebatado. No le niego que nosotros podamos tener responsabilidad en la situación creada, pero no es comparable con la que han tenido ustedes.
Toda la nación y en especial los usuarios afectados merecen nuestras más sinceras disculpas. Por supuesto. Pero las suyas aún quedan pendientes.
¿A qué está usted esperando?
Atentamente,
Jorge Ontiveros
NOTA.- esta carta se publicó originalmente en Aviación Digital.