CARTA AL DIRECTOR

Señor Más, por favor váyase

Señor Más, por favor váyase
Artur Mas. BC

Tardíamente, Artur Mas, que a todas luces colaboró con el pujolismo para luego mantener una actitud insolidaria con el patriarca Pujol, no tuvo mejor idea que arrimarse a Oriol Junqueras, ese hombre que nos recuerda físicamente al genial Pavarotti y a un respetable y orondo cuponero de la ONCE.

Mas, Junqueras y un tal Romeva , a éste último apenas nadie le conoce, deciden conformar un triunvirato de falsa unidad, a pesar de la escenificación teatral y propagandística que se han montado (Artur Mas se ‘hace el sueco’ con la mordida del 3% y acusa al Estado español de ‘jugar sucio’).

No ríen por igual, no lloran por lo mismo y no sienten el color definitivo de sus almas individuales pues les falta, básicamente, ideología y van muy pasados de un nacionalismo que se nos antoja que no es más que un provincianismo sin conexión y con mucha malicia insolidaria. No representa a la Cataluña o Catalunya, da igual, universal, interconectada, plural, moderna, laica, progresista y hasta heroica. En definitiva, continuar entrando, manteniéndose, en una España inclusiva, donde no prevalezca el odio (Artur Mas: «Sólo piensan en cómo empitonarme»).

Quizá el gran problema de los políticos aludidos sea precisamente ese: su falta de ideología y el exceso partidista de sus propios intereses.

Junqueras siempre ha estado como en una segunda línea dirigiendo la falaz política catalana del señor Más. Éste, o ha sido muy ingenuo, cosa que no creemos, o se ha juntado con el que proclama aquello del Serem 100.000, Candidats pel sí en un intento de separarse de la familia Pujol, con la que ha compartido flores hasta en el vivero de doña Marta Ferrusola, esa dama catalana que se arropa enérgicamente bajo el manto protector de su marido, don Jordi, y de los atrevidos hijos que ha tenido (El Tribunal Constitucional podra suspender como ‘president’ Artur Mas y multarlo con 30.000 euros).

Tal vez, por ese desmesurado agitar monetario de la prole, el señor Pujol, marido y padre, como Yoda, aquel personaje ficticio del universo Star Wars, el poderoso Maestro Jedi, esperando todavía sobrevivir a lo que se le avecina judicialmente, sobre todo a sus progenitores, se haya ido a meditar para ocultarse de la Gran Purga.

Si J. Pujol no pudo vislumbrar a lo lejos su destrucción, Artur Mas, convencido de jugar un rol importante en los eventos catalanes, en vez de corregir sus errores, dejar de primar sus intereses y empezar a gestionar bien las legítimas necesidades de sus conciudadanos, no se le ocurre otra cosa que arrimarse a Junqueras para enrarecer más sus status político y personal.

Junqueras va a lo suyo y le importa un bledo el señor Mas, pero se aprovecha de que éste despilfarre euros y euros, miles y miles, millones, en TV3 y Cataluña Radio, en una manipulación informativa que bien pudiera recordar y asemejarse a las del señor Maduro en Venezuela.

Artur Mas ha cometido la peor falta que puede cometer un político: no ser prudente. Al carecer de ideología y aferrarse a las lindes de las tierras catalanas, a su terruño, a su victimismo heroico y a un cierto, estéril e inconsistente desprecio a lo español, hace, él mismo, vomitar su independencia, pues así formada no es inocua para nadie. No solo se ha quedado sin proyecto sino lo que es mucho más serio para todos: no tiene certeza alguna.

Por eso y muchas cosas más, ha de marcharse y someterse a la disciplina del silencio, a esa disciplina que el señor Aznar debiera haberse sometido también después de lo de Irak y de otras acciones que han podido quedar solapadas en las nubes de la complicidad y no ir cacareando por ahí, con ese tono y esa voz insufrible e insonora de suficiencia, lo que es divino y lo que es humano.

Por cierto, al menos aparentemente, creemos que a Rajoy, con la acertada política que está llevando a cabo, le están haciendo un flaco favor sus allegados en política, puesto que no debía haber presentado unilateralmente en estos momentos, sin al menos guardar las formas, la reforma del Constitucional. Un vez más, es nuestra opinión, sus asesores no le encaminan óptimamente.

Es dar carnaza al enemigo aunque él no lo tenga por tal ¿Por qué no se planteó como proyecto de ley cuando sucesiva y reiteradamente se empezaron a incumplir las sentencias del TC? ¿Es que el PP no tenía mayoría?. No es sostenible que no se hiciera antes porque nadie estaba incumpliendo, porque se estaba incumpliendo. Ahora, esa proposición parlamentaria nos parece introducida a calzador, como simbólicamente chulesca y García Albiol, como en su momento Wert, debe seriamente corregir sus expresiones castellanas, al igual que Rafael Hernando, el sonriente portavoz. No hay que españolizar a nadie, todos somos españoles. Si se acabaron las bromas, ¿era antes un juego lo del Constitucional?

De todas formas, no es tampoco para lanzar cohetes de rabia y crispación por parte, fundamentalmente, de la oposición. Tal vez P. Sánchez sea el que haya dicho la mayor majadería: «el PP legisla para la extrema derecha del partido» .Rivera, en su habitual línea de ambigüedad, ha contestado sin consistencia ni conocimiento: «el PP, incapaz de ganar en las urnas, no tiene un proyecto atractivo para Cataluña». Artur Mas, pone la guinda: «cargarse el Estado de Derecho». Más, al estilo evangélico, han sido los de Podemos: defender la apuesta por la fraternidad».

Así las cosas, a colación con lo anterior, se me ocurre poner aquella anécdota del que va a firmar un contrato con penalización en el caso de su incumplimiento. ¡Es mucho el dinero que se me pone de castigo!-comenta el firmante. ¡Y a usted eso qué le importa!, ¿es que lo piensa incumplir?-le responde la otra parte contratante.

Pero no nos desviemos de lo que principian estas líneas: Váyase, señor Mas.

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