CARTAS AL DIRECTOR

Proceso independentista de Cataluña: un fraude

Proceso independentista de Cataluña: un fraude
Junqueras, Casals, Romeva, Forcadell y Mas. EP

Sr. Director:

Me gustaría hacer unas reflexiones personales sobre el procesos de separación de Cataluña del resto de España porque los líderes de «Juntos por el SÍ» están engañando de una forma despiadada al pueblo catalán y lo están conduciendo al desastre.

Soy contrario a la secesión de Cataluña y profundamente contrario a una intolerable declaración unilateral de independencia, en primer lugar, por las razones esenciales de que estamos en un Estado de derecho donde la Constitución Española consagra la unidad y establece que la soberanía reside en el conjunto del pueblo español y ninguna parte del mismo puede tomar decisiones que afecten a la mayoría, y porque los nacionalistas separatistas han conducido a desastres y serios conflictos a lo largo de los últimos 100 años en Europa, y en segundo lugar, por razones económicas y políticas y por razones de sentimiento y corazón.

Es increíble la cerrazón de los dirigentes separatistas que desoyendo a dirigentes mundiales, a representantes de las instituciones europeas, a asociaciones empresariales dentro y fuera de Cataluña, a las principales entidades financieras incluso con sede y origen en Cataluña, al Gobernador del Banco de España al que insultan y menosprecian sin el menor rubor, a dirigentes sindicales e incluso a algunos representantes de la Iglesia católica, se empeñan, como peligrosos mesías y profetas y creyéndose en posesión de la verdad absoluta y revelada, en conducir a un pueblo a un Mar Rojo a sabiendas que nunca se va a abrir. Estos catalogan de anti catalanes y de «fachas» a todos los que opinan distinto, y anulan además, si no persiguen (¡hay muchas formas de perseguir y de silenciar!), cualquier voz disonante u opinión contraria o discordante, incluyendo a la de medios de comunicación o de empresarios, envolviéndose además en una bandera y unas instituciones que no les pertenecen e intentando hacer ver que la Generalidad es Cataluña y que ellos son Cataluña, sin escuchar y querer ver que todos los catalanes no son independentistas. Durante muchos años han sembrado mucho odio y han logrado fracturar de una forma irreversible a una sociedad.

Me sorprende sobremanera que unos dirigentes como Oriol Junqueras (ERC) y Raúl Romeva (ICV), unidos a Mas (CDC) del que prefiero no opinar, hayan sido europarlamentarios. Pasaron unos años en Bruselas en el Parlamento Europeo, es verdad, pero o tienen un profundo desconocimiento de las instituciones europeas ( Comisión Europea, Consejo Europeo, Consejo de la Unión Europea o Consejo de ministros, Comité de las Regiones, etc.), de su funcionamiento y del contenido del Tratado de Lisboa y del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE), cosa que sinceramente no creo, o tienen una clara mala fe y engañan además de forma consciente a sus ciudadanos. Yo, personalmente, me inclino por esto último.

Una gran mayoría de personas no sabe absolutamente nada del funcionamiento de la UE y de sus tratados, pero no se les puede engañar diciendo que continuarán dentro de la Unión Europea y del euro porque nadie puede echarles de Europa. Esos dirigentes saben muy bien que la Unión Europa es una realidad distinta, como también lo es la Eurozona, e incluso el Espacio Schengen, y en estas instituciones no pueden estar, si se separan de España. Nadie les echa de Europa pero ellos se autoexcluyen de forma voluntaria de la Unión Europea.

En Europa existen 49 países, 3 dependencias y 8 países no reconocidos. Si Cataluña se independizara, inmediatamente y como no podría ser de otra manera, sería el número 50, aunque muy probablemente fuera a engrosar a 9 el número de los no reconocidos.

Pero de todos ellos, solamente 28 forman la Unión Europea, y en este momento están negociando la entrada dos (Turquía y Montenegro), tres están a la espera de comenzar las negociaciones (Macedonia, Serbia y Albania) y otros dos (tres) están interesados (Bosnia , Herzegovina, y Kosovo).

Hay que tener en cuenta que Cataluña no está en el Consejo Europeo, ni en el Consejo de la Unión Europea, y hay 28 Comisarios en la Comisión Europea, uno por cada País miembro, y la integración en la UE debe ser aprobado por unanimidad de los jefes de estado y de gobierno que asisten al Consejo Europeo.

Además, de esos 28 Estados Miembros, solamente 19 constituyen la zona Euro o Eurozona y han adoptado el euro como moneda oficial y su política monetaria administrada por el Banco Central Europeo (BCE) y el Eurosistema, constituido por el BCE y por los Bancos centrales de los países adscritos. La integración en la eurozona, aunque abierta a todos los Estados Miembro de las UE, está en función de la evolución política y económica y nadie se incorpora si no tiene el visto bueno de las instituciones comunitarias.

Por último, el espacio Schengen, creado para suprimir las fronteras comunes entre los países integrantes de la UE y establecer fronteras exteriores a esos países, está formado por 26 países de los que 4 no forman parte de la UE (Islandia, Noruega, Liechtentein y Suiza).

En consecuencia, Cataluña, al igual de cualquier otra Comunidad Autónoma española, pertenece a la Unión Europea simplemente porque lo es el estado al que pertenece y del que forma parte, España, uno de los 28 Estados miembro, al igual que los Landers alemanes lo son porque forman parte de Alemania, y el resto de las regiones europeas porque forman parte de sus respectivos estados.

Si Cataluña se independizara dejaría de formar parte de España. y formaría parte de los 49+8 estados europeos pero dejaría de formar parte de la Unión Europea y tendría que solicitar el ingreso en ese selecto club y sencillamente ponerse a la cola, empezando a realizar todos los trámites que la adhesión requiere y que llevan mucho tiempo, esfuerzos y recursos.

Creo que se debería haber informado a los ciudadanos catalanes de las condiciones para entrar en la Unión Europea, de los criterios necesarios, de las condiciones y reglas (35 capítulos), de los plazos de negociación y de la supervisión que realiza la Comisión Europea, y de todas las consecuencias monetarias, financieras, comerciales, industriales y políticas de estar fuera de la UE. También deberían haber informado de que, con todas las consecuencias que ello conlleva a nivel individual, dejarían de ser españoles al adquirir de forma voluntaria otra nacionalidad sin existir un acuerdo de doble nacionalidad con España, de acuerdo también con los puntos 1 y 3 del artículo 11 de la Constitución Española. Es necesario recordar que en la tramitación parlamentaria del citado artículo 11 se cuestionó la posibilidad de regular directamente en la Constitución la forma de adquisición y pérdida de la condición de español, a semejanza de lo que se hace en muchas constituciones extranjeras. Así, lo propuso el diputado José Miguel Ortí Bordas, de la Unión de Centro Democrático (enmienda 736), aunque la Ponencia de la Comisión Constitucional rechazó la idea al considerar que la misma era «materia de la legislación civil correspondiente» [Véase el Artículo 24 de la edición vigente del Código Civil].

Cataluña también dejaría de pertenecer a la Eurozona y aunque pudiera elegir al euro como moneda o tener una moneda aunque fuera temporalmente ligada al euro, como Bosnia o Cabo Verde, tendría que ser aprobado por las instituciones europeas y siempre estar sujeto a las directrices de entes externos para ellos como el BCE y los Bancos centrales europeos, y el Eurogrupo (reunión de los ministros de Economía y Finanzas de los miembros de la Eurozona). También dejarían de estar en la OTAN y en el FMI.

Todo esto debería haber sido contado por los dirigentes independentistas con palabras claras a los ciudadanos catalanes, en lugar de llenarles la cabeza con ideas irrealizables y con quimeras e ilusiones y jugar con la buena voluntad y los sentimientos de muchos.

¿Hay alguien en su sano juicio que pueda pensar que todo lo anterior puede obviarse simplemente por tratarse de Cataluña?. ¿Alguien puede creerse que a partir del instante cero de ser independientes se van a saltar todos los procesos, requisitos y procedimientos, modificar las instituciones europeas, tener presencia en el Consejo Europeo, en el Eurogrupo, y en el Ecofin, existir un Comisario catalán en la Comisión Europea, estar en el euro con todos los derechos, formar parte del espacio Schengen y estar en la OTAN?. Todo ello lleva tiempo, exámenes, análisis, valoraciones, consensos (¡por mayoría o por la totalidad de miembros!), y aprobaciones; mientras tanto, ¿qué van a decir al pueblo catalán?.

Creo que deben dejar de engañar al pueblo catalán, y no considerar equivocados al resto de los españoles e irrelevantes a las autoridades comunitarias y de medio mundo y también decirles la verdad acerca del pago de las pensiones y de la forma de financiar la deuda catalana a partir de ese momento, e incluso hasta donde va a jugar el Barcelona. Deben dejar su actitud mesiánica y de intentar llevar al pueblo a una tierra prometida y a una falsa Arcadia feliz porque de sobra saben que el Mar Rojo no se les va a abrir. El pueblo catalán no lo merece, y el español, tampoco.

En relación a los sentimientos, hace 44 años que voy a Cataluña todos los años y además he trabajado durante algunos años en una empresa con sede en Barcelona, muy extendida por el resto de España y con una fuerte presencia internacional, teniendo que viajar de Madrid a Barcelona todos los lunes o martes y regresar los viernes. Por ello, no solamente no tengo nada en contra de los catalanes sino al contrario, me he sentido muy a gusto allí y considero que forma parte sustancial de este país y es difícil entender a España sin Cataluña y a Cataluña sin formar parte de España, aunque el odio que han sembrado algunos es químicamente puro.

Por último, me gustaría seguir yendo a disfrutar a Cataluña sin pasar una frontera, llevar un pasaporte y cambiar euros porque ya no me acuerdo de como se hacía antes en Europa. Estamos en un mundo globalizado en el que intentamos crear sinergias y derribar fronteras y no crear nuevos problemas y conflictos, desgarrar a una sociedad y crear brechas y heridas que van a tardar en cicatrizar, sobre todo cuando están basadas en ocultar la verdad y una penosa gestión administrativa, política y económica.

Espero que por el bien de todos prevalezca el sentido común y que Cataluña siga durante muchos muchos años formando parte de esta gran nación, de este gran país, que se llama España.

Muchas gracias por su atención y le pido disculpas por la extensión de este escrito.

Francisco Larios.

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Autor

José Pablo González

Licenciado en periodismo en 2010 por la Universidad Complutense de Madrid. Canterano del diario ABC, en Periodista Digital desde 2013, actualmente es redactor-jefe. 

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